Cuatro avenidas para la prosperidad
Argentina se ha tornado en un ejemplo paradigmático de lo que se conoce como “policrisis”, enfrentando crisis económicas, sociales, ambientales e institucionales, en simultáneo y a lo largo de décadas. Algunos síntomas son que tenemos un PBI per cápita muy similar al de hace 40 años, que hace más de una década que no se generan puestos de empleo formales o que desde el regreso de la democracia siempre tuvimos, al menos, un cuarto de la población en situación de pobreza. No sigo, porque todos entendemos en carne propia a qué me refiero. Harta por reiteración, además de por sus efectos concretos, vivir las crisis cíclicas que enfrentamos en nuestro país.
Pero en este 2024 hay algo distinto, algo nuevo. Pareciera haber un consenso creciente en que sin estabilidad macroeconómica ningún desarrollo es posible. Y también parece que, al menos, parte de la población está dispuesta a atravesar una situación más difícil si eso implica salir adelante.
Para lograr la estabilidad macroeconómica es esencial abordar tanto la restricción externa como el equilibrio de las cuentas públicas. Una medida crucial es el reordenamiento del sistema previsional, que representa un desafío considerable debido a su impacto en el déficit fiscal. Desde CIPPEC hemos elaborado una propuesta para reordenar el sistema previsional, buscando reducir la inversión necesaria y mejorar la situación del 80% de los jubilados.
Sin embargo, la estabilidad macroeconómica es solo el primer paso hacia una Argentina próspera. Necesitamos construir, sobre esa base, una estrategia de desarrollo. Y consideramos que, para eso, la educación es el primer paso ineludible. En particular, es necesario trabajar en el nivel secundario: sólo el 13% de quienes llegan al último año lo hace en tiempo y forma. Iniciativas como los Sistemas de Alerta Temprana implementados en Mendoza y Entre Ríos que impulsamos desde CIPPEC han demostrado resultados satisfactorios, al reducir sustancialmente la tasa de abandono escolar. Garantizar que todos terminen la educación obligatoria y que lo hagan con las capacidades y herramientas necesarias puede transformar vidas y mejorar el futuro del país.
Es central también que la estrategia de desarrollo de la Argentina haga frente al flagelo de la pobreza. Este problema, que afecta a seis de cada diez niños argentinos, exige medidas inmediatas de mitigación y una estrategia integral que incluya la creación de empleo y mejoras en las condiciones de vida. Es crucial aprovechar las políticas existentes y aprender de las experiencias exitosas de países vecinos para abordar este problema de manera efectiva.
Nada de esto será posible sin transformar nuestro Estado en uno más efectivo y con fuerza genuina. Sólo así podremos abordar los desafíos estructurales y prevenir nuevas amenazas, como el crimen organizado. Es posible transformar el Estado mediante el uso inteligente de la tecnología, para procesar la información y tomar decisiones acertadas y eficientes para el futuro de Argentina.
Para impulsar políticas que lleven a una Argentina próspera, con instituciones sólidas, con equidad y crecimiento, proponemos las cuatro avenidas que debemos transitar para llegar a esa Argentina: 1) finanzas públicas sostenibles, 2) educación para el desarrollo, 3) inclusión social y 4) un Estado capaz e inteligente. ■