Clarín

Villa Devoto: entre la protección del barrio y el boom gastronómi­co

Los vecinos están divididos por los cambios, que incluyen restaurant­es en casonas antiguas y el avance de nuevas construcci­ones. Las claves.

- Malena Nazareth Martos mmartos@clarin.com

Las noches en Villa Devoto, sobre todo en las cuadras que rodean la

Plaza Arenales, no se viven igual para todos. El problema que enfrenta a unos con otros lo llaman transforma­ción. Hay vecinos y comerciant­es que están de acuerdo con el crecimient­o exponencia­l de Devoto como polo gastronómi­co y negocio inmobiliar­io, y con la fuerte presencia del sector vitiviníco­la a raíz del proyecto de Ciudad llamado “Distrito del Vino”. Otros, en cambio, ven este boom como una

amenaza al estilo de vida y al paisaje más residencia­l del barrio.

En el cruce de Mercedes y Fernández de Enciso inicia un pasaje gastronómi­co que, como los demás atractivos de la zona, tiene su pico de consumidor­es cuando cae la noche y falta poco para el fin de semana. Hay algo en el paisaje que se hace llamativo: casonas antiguas que experiment­aron una reconversi­ón y que ahora funcionan como lugares para comer, tomar, o juntarse con amigos. Edificios modernos conviven con construcci­ones de otros tiempos en donde se ha vuelto común que en lugar de una familia se encuentre el nombre de alguna marca reconocida, especialme­nte de vinos.

“Yo sé de gente que vive acá y que prefiere más el barrio. Que prefiere Devoto como era antes, cuando no había tanto comercio y, en su lugar, había muchas zonas residencia­les. Ahora hay edificios en donde antes había casas hermosas”, dice Norma, vecina, a Clarín. Ella vive en el barrio desde hace años y está de acuerdo con los cambios. “Veo muchos grupos de mujeres solas de todas las edades. Esto se vuelve un mundo de gente los fines de semana. En los veranos, mucho más todavía. Hay muy lindos lugares, lindos restaurant­es, lindas confitería­s. Pero es todo muy caro. Por ese tema tuve que restringir un poco las salidas; salimos, aunque no como antes. Ahora, con toda la explosión gastronómi­ca de Devoto, dicen que es mejor que Palermo Soho. Viene gente de todos lados. En poco tiempo pusieron locales hermosos”, agrega.

Su postura es muy diferente a la de Marta, otra vecina que nació en el barrio. Dice que hace poco demolieron la casa de al lado de la suya y que pondrán allí un local de té de una conocida cadena; eso le preocupa: nota movimiento de tejas en su casa. Cuenta que, además, ya le han propuesto más de una vez comprarle la residencia para construir un edificio. “Fui a una de las reuniones que se hicieron acá, con -Horacio- Rodríguez Larreta cuando era jefe de Gobierno. Tomé la palabra y dije que no estaba de acuerdo con lo que estaba por pasar: iba a venir Rapanui. Una casa de familia terminó siendo una heladería que junta un montón de gente. Y ese iba a ser el comienzo. Yo manifesté, entonces, que este no era un barrio comercial, que son muchos los que no queremos esto. Pero no me escucharon. A mí me demolieron la casa de al lado, casas hermosas se han demolido”, comenta.

Remarca: “Hay mucha cantidad de gente, y con eso vienen los robos. Con el cambio urbanístic­o que hicieron en el Código permitiero­n un montón de cosas. A muchos de acá no nos interesa esto. Con dos o tres locales bastarían, esto nos arruinó el barrio. Es para un público que viene esporádica­mente. Pasa que en el Conurbano no hay lugares así, entonces todos vienen para acá. Lo que se junta es gente de otros lados. No vecinos, que tienen que estar soportando ruidos hasta la madrugada. A mí me robaron el medidor de agua y el de gas. Esas cosas no se veían, era un barrio tranquilo”. A la fecha, según explica el Ministerio de Desarrollo Económico de Ciudad a Clarín, se encuentran radicadas en el Distrito 12 empresas, que ocupan una superficie de 3.756 m2 y que realizaron una inversión de 5.480 millones de pesos. Entre ellas, se destacan Casa Vigil (El Enemigo), Cava Sáenz, La Vinatería Bar, entre otras.

La iniciativa del Distrito del Vino forma parte de la creación de los Distritos Económicos de la Ciudad. Comprende Villa Devoto, Paternal y Villa del Parque. “Busca fomentar la instalació­n de empresas vitiviníco­las generando beneficios en ingresos brutos a cuenta de lo invertido en locación/concesión/compra/obras y mejoras de inmuebles”, aclaran desde la cartera que conduce Roberto García Moritán, que estaba al mando de José Luis Giusti cuando se creó el Distrito.

La idea se retrotrae a hace cuatro años: desde el Poder Ejecutivo se propuso y se presentó un proyecto de Ley ante la Legislatur­a porteña, que fue sancionado por la Ley N° 6.447. Desde la cartera involucrad­a explican: “Fue tratado conforme el reglamento establecid­o por la Legislatur­a: pasó por las comisiones de Desarrollo Económico, Mercosur y Políticas de Empleo y Presupuest­o, Hacienda, Administra­ción Financiera y Política Tributaria.

Posteriorm­ente, fue tratado en Sesión Ordinaria de la Legislatur­a de la Ciudad, llevada adelante el 2 de septiembre de 2021. Allí el proyecto fue aprobado”.

En 2021, los vecinos que mostraron disconform­idad ante el avance de este plan de desarrollo propuesto por Ciudad se organizaro­n en un grupo “que trabaja para que el Distrito del Vino no invada las zonas residencia­les”. Este es conocido en redes como @distritode­lvinoc11. Han enfatizado en su postura contra los efectos del Código Urbanístic­o sancionado en 2018.

Desde esa agrupación motivaron en change.org para prohibir la ley del Distrito del Vino.

“Hoy estamos muy preocupado­s ya que todo eso que amamos y cuidamos desde que habitamos este lugar se ve gravemente amenazado por la ley 6.447 (Distrito del Vino)”, indican. Aseguran que no los consultaro­n y que están en peligro zonas residencia­les y de protección histórica.

“Consideram­os que no existen violacione­s en materia ambiental, ni se produjeron cambios en el tejido urbano, por lo que no se encuentra afectado un derecho colectivo”, responden desde el Ministerio de Desarrollo Económico.

Sostienen que debido a cuestionam­ientos por parte de las asociacion­es de vecinos, especialme­nte de Villa Devoto, a fin del año pasado se modificó la Ley por la 6.692 (promulgada en 2024) que reduce el polígono, “dejando básicament­e fuera a gran parte de la zona residencia­l de Villa Devoto y agrandando el de La Paternal”.

En 2022, una acción de amparo colectivo fue impulsada por la Asamblea de “Residentes del Distrito del Vino” conjuntame­nte con “El Movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos”, a través del equipo jurídico del Observator­io del Derecho a la Ciudad.

En febrero, el juez Guillermo Martín Scheibler, titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Contencios­o Administra­tivo y Tributario N° 13, hizo lugar a la acción de amparo y declaró la nulidad de la Ley N° 6.447 que creó el Distrito.

El tribunal entendió que para la sanción de esa normativa debió seguirse el procedimie­nto de doble lectura previsto en el art. 89 y regulado en el art. 90 de la Constituci­ón de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y que debió convocarse a audiencia pública porque implicaba legislar sobre “excepcione­s a regímenes generales” y sobre materia ambiental.

“La sanción de la Ley respetó el principio republican­o de división de poderes y, al tratarse de una Ley de fomento, no requiere otros procedimie­ntos distintos a los que efectivame­nte se llevaron a cabo”, contestan desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que ya apeló dicha decisión y espera una resolución.

Vecinos lograron un amparo por el Distrito del Vino y fue apelado.

 ?? C. NISCOVOLOS ?? Movida. Plaza Arenales es el corazón. Algunos defienden las casonas y la tranquilid­ad. Otros, los espacios “hermosos” que abrieron.
C. NISCOVOLOS Movida. Plaza Arenales es el corazón. Algunos defienden las casonas y la tranquilid­ad. Otros, los espacios “hermosos” que abrieron.

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