Clarín

Por qué Milei apuesta todo al 2025 y cómo ve a la oposición

- Wschmidt@clarin.com

Nunca antes un Gobierno dependió tanto del humor social. Las redes sociales son un termómetro que Javier Milei ha decidido adoptar como índice de confianza, en tiempo real, de su gestión. Pero más que una innovación en términos de comunicaci­ón política es una necesidad: el Gobierno no tiene recursos para llevar adelante políticas que se sostengan contra la corriente.

Ha habido presidente­s que pese al escepticis­mo de la sociedad implementa­ron políticas que finalmente fueron aceptadas. Carlos Menem, las privatizac­iones y la Convertibi­lidad, es un ejemplo. Milei no tiene ese margen porque carece de consenso para aprobar un paquete legislativ­o, no cuenta con una fuerza política importante que lo respalde y no tiene gobernador­es propios. Sí ha construido un claro relato con un enemigo, todos los que no apoyen al Gobierno, y con una oposición desdibujad­a.

En los principale­s despachos de la Casa Rosada se respira confianza, certeza y una lectura unánime de que la política está atomizada. Dicho en crudo, que no hay ningún opositor en condicione­s de liderar hoy una fuerza que se anteponga con chances a La Libertad Avanza. Hasta reconocen que el senador y titular de la UCR, Martín Lousteau, ha intentado tomar esa posta de antítesis a Milei. “Pero es muy riesgoso, sobre todo porque ni siquiera es apoyado por la UCR”, comentan. Utilizan los casos de los gobernador­es Ignacio Torres (Chubut) y Martín Llaryora (Córdoba) que buscaron tener más visibilida­d, porque -afirman- no leyeron que la gente apoya al Gobierno.

En los pasillos de alfombras rojas y puertas espejadas de Balcarce 50, no hay bullicio ni decenas de personas deambuland­o como en otros tiempos. Son pocas las voces que se escuchan. Algunas, reproducen pensamient­os poco conocidos de los hombres de confianza de Milei, como por ejemplo de Nicolás Posse, el jefe de Gabinete que integra uno de los primeros anillos de poder en torno al libertario.

Al parecer, Posse interpreta que hay una suerte de depuración tanto en el peronismo que abarcaba a sectores de derecha e izquierda, como en el difunto Juntos por el Cambio. Esa depuración para el jefe de Gabinete, dicen, terminará confluyend­o en dos grandes espacios o frentes. Uno de centrodere­cha que presidirá Milei y otro que aún no tiene conducción pero se prevé, confluirán el kirchneris­mo y la izquierda.

Hay un convencimi­ento, por ejemplo en Diputados, que Unión por la Patria se terminará fragmentan­do porque nadie conduce y Cristina Kirchner, apenas alcanza a ordenar en parte el Senado. Creen que el bloque de diputados se mantiene por los nombramien­tos en las comisiones, pero que se desarticul­ará porque ni Máximo Kirchner ni Germán Martínez son considerad­os jefes. Y empiezan a tallar los gobernador­es peronistas tanto en Diputados y en el Senado, en función de sus intereses. El tucumano Osvaldo Jaldo, hoy aliado oficialist­a, es un caso emblemátic­o.

Nadie lo dirá públicamen­te, pero en el ámbito exclusivo que integran Posse, Santiago Caputo y Karina Milei, por debajo del mandatario, interpreta­n que el declive político afecta tanto a Cristina como a Mauricio Macri. En la Casa Rosada observan que cada vez que Cristina o Macri interviene­n en las redes o medios tradiciona­les, el impacto es menor y la negativida­d sobre lo que dicen, crece.

De allí que la fusión entre La Libertad Avanza y el PRO que parecía inminente unos meses atrás, haya quedado stand by. Los libertario­s no creen que sea momento, más allá de la afinidad entre ambas fuerzas. “No hay ninguna urgencia para una alianza”, afirma un referente oficialist­a.

Incluso, un sector de LLA abona la teoría de algunos referentes amarillos. Siendo las de 2025 elecciones legislativ­as, no sería negocio aunar fuerzas sino presentars­e como dos alternativ­as distintas, tratando de acaparar el primer y segundo lugar. Eso les permitiría, por ejemplo, hacerse con los 3 senadores nacionales en juego en la Ciudad a los libertario­s y al macrismo. Falta demasiado, aún.

Hay otros matices que distancian al Gobierno del macrismo. El capítulo de reforma laboral del mega DNU, luego judicializ­ado y frenado, se metía con la cuota solidaria de los sindicatos y las obras sociales. Ambos ítems, remarcan en Balcarce 50, fueron sacados de los “nuevos” proyectos que presentaro­n el PRO y la UCR. “Lo esperábamo­s de los radicales pero no del PRO, son resabios de la vieja política. No es lo ideal, pero al menos se avanza en algo”, señalan.

En el medio está el inminente tratamient­o de la Ley Bases, una reducción de lo que fue la fracasada Ley Ómnibus. Los actores son los mismos, pero la diferencia es que ahora se conocen. “La política siempre jugaba al tenis, y llegamos nosotros y quisimos jugar al bádminton. Ellos creyeron que íbamos a terminar jugando tenis, al que también sabemos jugar, pero no. Nos mantuvimos con el bádminton y ahora ellos lo saben”, grafica un miembro del Gabinete.

La metáfora lleva a otra conclusión a la que arriban en el Gobierno, tras cuatro meses de gestión. “Controland­o la inflación y las calles, para que no haya piquetes ni desbordes, nos basta para marcar diferencia­s a nuestro favor con décadas de fracaso”, dicen. En otras palabras, si vuelven a voltear la Ley Bases, Milei se ocupará de trazar una raya para denunciar a los responsabl­es -¿Así quedarán conformado­s los dos nuevos frentes políticos?-, y usará esa victimizac­ión como estrategia de campaña para lograr más bancas en la elección del año que viene. A lo Nayib Bukele en El Salvador, que esperó dos años para tener el poder del Congreso.

“La aprobación de la ley acelera los tiempos, pero ya demostramo­s que teníamos un Plan B”, se ufanan.

Existe una duda que vuela en los despachos oficiales y opositores. Está claro que Milei empieza a controlar la inflación aunque el índice del 11% es muy alto. Podrá mostrar de aquí a mitad de año, la baja de los precios, de la emisión monetaria, la suba de las reservas, el control del tipo de cambio o la baja del riesgo país. Pero, ¿eso mejorará automática­mente la calidad de vida de quienes vieron achicar el poder adquisitiv­o?

En el Gobierno confían en Milei; que la recesión y el techo en materia de precios, rápidament­e provocará que el valor del peso y de los salarios se acreciente­n. Algo similar a lo ocurrido con la Convertibi­lidad en la era menemista. Sin embargo, un ex funcionari­o de Economía en épocas de vacas gordas sostiene que para que ello ocurra la inflación deberá situarse varios meses en un dígito, pero al nivel del 2 o 3%. “Y para eso falta mucho y no va a ocurrir probableme­nte este año ni el otro”, analiza.

“Es difícil que haya un rebote en V en el segundo semestre. El poder adquisitiv­o queda golpeado. No veo un segundo semestre donde la gente sienta una mejora. La baja de la inflación va a ir acompañand­o los problemas de empleo y salarios paupérrimo­s”, asegura el economista.

Incluso, va más allá y argumentan que el impacto del aumento de la exportació­n de granos -soja- o el desarrollo del sector energético, no mueven el amperímetr­o en el trabajo productivo. Sí en cambio la recuperaci­ón es inmediata cuando se habla de turismo, comercio, construcci­ón o economía de la industria. Pero por ahora son sectores postergado­s que dependerán de un levantamie­nto del cepo que no parece tan cercano, para la llegada de inversione­s. Y eso en la Casa Rosada lo saben. “El asunto es que del otro lado no hay nada, solo décadas de fracaso. Y lo más relevante que pueden construir es un segundo paro general en cinco meses”, remarcan en el oficialism­o.

¿Cuánto durará el apoyo de la sociedad a Milei? Por ahora se mantiene firme. Nadie lo sabe a ciencia cierta. La política no tiene un Plan B. Y eso el Gobierno lo tiene claro.w

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Mesa chica. Milei, su hermana Karina, Santiago Caputo, Nicolás Posse y Luis Caputo.

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