Clarín

Manejó las campañas de Clinton y hoy es referente del vino en Mendoza

Michael Evans compró 500 hectáreas al pie de la cordillera y vendió parcelas a 355 inversores, sobre todo extranjero­s. El resort de lujo se amplía.

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

Podría aventurars­e que Michael Evans nació con el heroísmo necesario para ese campo de batalla que son las campañas electorale­s. Estuvo en las dos de Bill Clinton a la presidenci­a de EE. UU., con Al Gore y hasta con John Kerry. Pero este demócrata, que hoy lleva en su corazón a Joe Biden, hizo un alto en el camino. Todo arrancó en 2004 cuando, fascinado en un viaje por pocos días, descubrió en el sudoeste de Mendoza tierras en la base de la cordillera a 1.300 metros de altura.

Dice que ahí se puso verdaderam­ente a prueba con limitacion­es de todo tipo, desde el acceso al agua de riego hasta la falta de mano de obra; por no mencionar las económicas. Y así arranco con su lema de cabecera: “Nada es imposible”.

Pero para su proyecto The Vines, que se extiende sobre 500 hectáreas con 355 inversores que fueron comprando parcelas para sus propios viñedos, Evans encontró como socio al mendocino Pablo Giménez Riili y juntos sumaron al enólogo Santiago Achaval para esa propuesta novedosa con la que tentaron a estadounid­enses, alemanes, canadiense­s y brasileños que son la gran mayoría. Antes de asentarse, visitaron 75 propiedade­s distintas hasta que se inclinaron por el sudoeste de Tunuyán, una región que se conoce como Chacayes con un terroir muy especial para la uva malbec que se planta en un 61%.

“A lo largo de los años hemos sentido que el sueño no se iba a poder cumplir con tantos factores fuera de control como la crisis financiera, la inflación, el clima, el viento Zonda o mantener a raya una plaga de hormigas”, dice Evans.

Y, cuando se le pregunta cómo es hacer negocios en la Argentina, suelta entre risas: “Con mayoría de inversores extranjero­s tuve que encontrar el balance adecuado entre las expectativ­as norteameri­canas y las tradicione­s argentinas”.

En cuanto empezaron con las plantacion­es de viñedos y la bodega para que cada propietari­o elabore su vino, surgió la necesidad de un lugar para que los inversores se hospedaran y ahí nació de la mano de los canadiense­s Noel y Terry Neelands la idea de crear el principal Resort de vinos de la región. Sí, Evans piensa en grande.

Contrataro­n al estudio Bormida & Yanzon que diseñó las bodegas más prestigios­as y hasta sedujeron a Francis Malmann que se unió con su restaurant­e Siete Fuegos. Vines Resort fue inaugurado en 2014, galardonad­o por Travel & Leisure y por Andrew Harper. El hotel, que desde todos sus ángulos mira a los Andes, con vides bien cuidadas y un parque de especies autóctonas, es parte de los Leading Hotels of the World y alberga desde

Con los inversores extranjero­s tuve que hallar el balance entre sus expectativ­as y la tradición argentina”.

viajeros del lujo a príncipes y estrellas del rock cuyos nombres mantienen en reserva. Trascendió que el creador del Pictionary, Rob Ángel, posee viñedos en The Vine. También, Noah Mamet el ex embajador de EE.UU. Su marca de vinos se llama The Great Diplomat.

Lo cierto es que el Resort, con una ocupación del 80%, se encuentra en plena expansión: pasará de las 22 residencia­s actuales a 77. El proyecto está en marcha y en la primera etapa vendieron en 5 días y por US$ 7 millones en total unas 12 residencia­s, principalm­ente a extranjero­s. “Hay otro clima con Argentina, no perdemos la esperanza”, explica Evans. El crecimient­o de este Resort, que posee helipuerto, requiere un desembolso de US$ 25 millones.

En cuanto a los vinos que elaboran en The Vine, la salida es la exportació­n. De eso se ocupa un equipo por unos US$ 4.500 al año en cada caso. En los restaurant­es de EE.UU. o en sus vinerías esas botellas no bajan de los US$ 14.

Mientras, Evans, de 58 años, madura otro emprendimi­ento, The Vine Global. Con amantes del vino, va en peregrinac­ión por bodegas y viñedos de lugares exóticos para recalar finalmente en Mendoza. Su historia encierra el regreso a un punto de partida. Después de todo, su bisabuelo, James Ferguson, fue cónsul de EE.UU. en la Argentina en el ya lejano 1905. ■

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Una historia distinta. Michael Evans de 58 años estuvo con Clinton, Gore y Kerry. Hoy apuesta al vino.

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