Clarín

El histórico juicio a Trump se inicia hoy con la selección de los jurados

Es la primera vez que un ex presidente de EE.UU. es enjuiciado en un proceso penal. Se lo acusa de haber pagado US$ 130.000 a una actriz porno para comprar su silencio en la campaña de 2016.

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El expresiden­te estadounid­ense Donald Trump se convertirá hoy, lunes, en el primero de la historia de su país en sentarse en el banquillo de la justicia por un proceso penal. El juicio comenzará temprano con la selección del jurado, un momento que en otras causas suele asomar como un mero trámite aunque en este caso ya cuenta con una fuerte carga política.

Trump afronta el juicio por unos pagos irregulare­s de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels para comprar su silencio durante la campaña electoral de 2016 y que no se airease una relación extramarit­al que el magnate tuvo con ella en 2006, cuando no había entrado todavía en política. Su enjuiciami­ento se produce en momentos en que el líder republican­o es el candidato de su partido para las próximas del 5 de noviembre.

Los doce miembros del jurado, como es habitual en cualquier proceso judicial, deberán demostrar que no tienen literalmen­te prejuicios sobre el acusado ni ideas preconcebi­das que puedan nublar su veredicto, algo difícil con una personalid­ad tan divisiva como la de Trump.

La selección del jurado puede llevar hasta dos semanas, en las cuales los potenciale­s miembros deben pasar el escrutinio de la defensa y de la Fiscalía, que investigar­án por ejemplo si alguno de ellos ha participad­o como voluntario en campañas en favor o en contra del magnate, pero también por cuestiones más difíciles de calibrar como si sus sentimient­os hacia el acusado pueden influir en sus decisiones.

El diario The New York Times aseguraba hace unos días que la Fiscalía prefiere a jurados con estudios universita­rios, a los que se presuponen opiniones progresist­as y más cercanas al Partido Dedad mócrata, y por ende más severos hacia el expresiden­te republican­o.

Por el contrario, la defensa apostará por ciudadanos procedente­s de cuerpos de seguridad como la policía y los bomberos -donde abundan las sensibilid­ades conservado­rasy hasta trabajador­es de limpieza, así como personas que hayan tenido alguna experienci­a negativa con el sistema judicial.

No es casual que el pasado 28 de marzo, el mismo día en que el Partido Demócrata reunía en Nueva York a Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton para un evento de recaudació­n de fondos, Trump optara por contrarres­tarlos con su presencia en el funeral del agente de policía Jonathan Diller, muerto por un disparo a quemarropa en el enésimo incidente armado en la Gran Manzana.

En una ciudad en principio desafecta a Donald Trump -el Partido Demócrata siempre arrasa en Nueva York-, el tema de la inseguries­tá siendo profusamen­te explotado por el candidato republican­o, que no duda en vincular la violencia armada con la ola de inmigració­n y las políticas -de la ciudad y del país- de tolerancia con los recién llegados.

Al juez que llevará el caso más mediático de la década, Juan Merchan (de origen colombiano), no le ha temblado la mano a la hora de decretar una orden mordaza contra el mismo Trump, una herramient­a relativame­nte común en el sistema judicial estadounid­ense que consiste en prohibir a un acusado los comentario­s públicos sobre los implicados en su proceso. La medida impone a Trump abstenerse de hacer comentario­s sobre los testigos, fiscales, miembros del jurado y personal de la corte, así como a sus familiares. Esa misma orden fue ampliada el 1 de abril para incluir al propio juez y sus familiares, así como al fiscal Alvin Bragg.

El expresiden­te había estado jugando con fuego al atacar en su red Truth Social a Loren Merchan, hija del magistrado, quien -escribió“gana dinero trabajando para ‘atrapar a Trump’” y de su padre dijo que era “un verdadero y certificad­o ‘hater’ (alguien que odia) opuesto a Trump y que sufre un caso severo de síndrome de locura” contra él.

Merchan, como otros magistrado­s que han fallado contra Trump, son parte, según él, de una conspiraci­ón izquierdis­ta radical que ha desatado contra el trumpismo una “caza de brujas”, la expresión preferida con la que Trump se presenta como víctima del sistema.

La presión judicial sobre Trump afecta también a su patrimonio, puesto que afronta importante­s gastos en abogados y ha sufrido ya dos fracasos por la vía civil en un juicio por difamación y otro por fraude en su empresa, en los que solo las fianzas para poder apelar le han costado más de 300 millones de dólares. ■

 ?? BLOOMBERG ?? En campaña. Inmune a los juicios en su contra, el ex presidente Trump continuó este fin de semana con sus actos proselitis­tas para las presidenci­ales de noviembre.
BLOOMBERG En campaña. Inmune a los juicios en su contra, el ex presidente Trump continuó este fin de semana con sus actos proselitis­tas para las presidenci­ales de noviembre.

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