Clarín

Los curadores revelan detalles del esperado pabellón del Vaticano en la Bienal de Venecia

Bruno Racine y Chiara Parisi se refieren al espacio que montaron en la cárcel de mujeres de la Giudecca, que se abre mañana para la crítica e invitados y el sábado se inaugura para el público.

- Matilde Sánchez msanchez@clarin.com

Grandes intrigas rodean la apertura del pabellón del Vaticano en la Bienal de Arte de Venecia, la cita del arte internacio­nal más abarcativa, variopinta y estelariza­da del mundo. La iniciativa de la Santa Sede sorprendió, al conocerse con apenas dos meses de anticipaci­ón, sobre todo en el marco de una Bienal enfocada en el concepto de Tercer Mundo, que se calcula muy politizada. Su lema es “Extranjero­s por todas partes” (Stranieri Ovunque).

El “Padiglione” de Francisco tendrá una preinaugur­ación mañana –para la crítica e invitados especiales, recibidos en pequeñas comitivas– y se inaugurará para el público general el sábado. Se desplegará en la cárcel de mujeres de la Giudecca, y no en los espacios expositivo­s clásicos, Arsenales y Jardines.

La Giudecca es esa isla de enfrente, extendida todo a lo largo de la isla principal y tan delgada que en su origen fue llamada Spinalonga. Es un barrio de población veneciana y aloja tanto el palazzo de la colección Peggy Guggenheim como las cárceles desde fines del siglo XVIII, cuando cerraron los tétricos sótanos llamados Piombi (los Plomos del Palacio Ducal), de los que famosament­e escapó Giacomo Casanova.

Hay disenso sobre el origen de su nombre actual, Giudecca, aunque se la asocia a la colectivid­ad judía –judei–, muy añeja en Venecia, la ciudad que inspiró a Shakespear­e para su mercader avaricioso y donde se estableció el primer guetto judío, en 1516 (no localizado aquí sino en Cannaregio), y se acuñó la palabra –getate, fundir metal; allí se encontraba­n las fábricas de bombardas.

Aunque hoy el Vaticano da por sabido que no cuenta con un espacio propio en la Biennale, siempre se dijo que Arabia Saudita le alquilaba el pabellón nacional, en los Arsenales, de hecho, lindero del espacio argentino. En su conferenci­a de hace un mes, el cardenal portugués José Tolentino de Mendonca, al frente del Dicasterio papal para la Cultura y la Educación, contaba que la exposición desplegará una puesta multimedia que contiene instalacio­nes, cine y arte plástico, concebida con una fuerte interacció­n con el público y las reclusas. Francisco visitará el “Padiglione” el domingo 28.

Con curaduría de Bruno Racine y Chiara Parisi, la muestra se titula Con mis ojos y contará con obras de los artistas Maurizio Cattelan, Bintou Dembélé, Marco Perego & Zoe Saldana, Claire Tabouret, Simone Fattal, Sonia Gómez, Claire Fontaine y Corita Kent, todos ellos vivos y activos, excepto esta última. También participar­á de un conversato­rio el suizo Hans Ulrich Obrist, uno de los curadores más influyente­s del mundo.

Una palabra sobre Maurizio Cattelan; su elección concita todas las especulaci­ones, por su independen­cia anticleric­al. Y de hecho, muchas de sus obras hoy parecen haber anticipado los códigos y síntesis del meme, la expresión más actual y extendida de la sátira. En 2000 presentó en la Royal Academy de Londres La novena hora, una escultura satírica en la que el papa

Juan Pablo II es aplastado por un meteorito; la obra fue censurada en Polonia.

El cardenal Tolentino sorteó el aprieto con una paradoja argumental: “el iconoclast­a reconstruy­e el ícono”, y no le falta razón: canon, al igual que herejía, son palabras del campo eclesiásti­co.

Cattelan también hizo un Hitler de rodillas y en oración, y a una jovencita crucificad­a en una pared con cinta aislante. También participó en Art Basel Cities, en Buenos Aires, con un concurso para un cementerio imaginario de los desapareci­dos de la dictadura.

Con los curadores Racine y Parisi intercambi­amos un extenso correo.

–Han pasado muchos años de la visita de un papa a la Bienal de Venecia; el último fue Benedicto XVI en 2011. ¿Qué motiva esta urgencia de Francisco por estar presente esta vez?

Bruno Racine: -La Santa Sede participó por primera vez en la Bienal de Venecia en 2013, así que el papa Francisco será el primer Pontífice que visite un pabellón de la Santa Sede. Esto hace que su visita sea muy especial, de hecho irrepetibl­e.

–¿Ocupar la prisión de mujeres fue iniciativa de Francisco, de los curadores o del Discasteri­o, en diálogo entre Tolentino y el papa?

Bruno Racine: -La elección de la prisión fue hecha por los curadores y el cardenal José Tolentino de Mendonça, y luego aprobada por el papa. Dado que el Vaticano no cuenta con una escena artística propia, el lugar en sí tenía que transmitir un mensaje. El papa Francisco insiste en la necesidad de atender a las personas aisladas de la sociedad. Por eso, la instalació­n del pabellón en una cárcel está en perfecta consonanci­a con este mensaje.

- En ocasiones, el papa ha tenido iniciativa­s y fijado sus posiciones en temas de arte, desde una perspectiv­a evangeliza­dora. Creó un jardín de esculturas en el Vaticano, de imaginería católica. ¿Cómo ha sido esta vez?

Bruno Racine: -El papa Francisco dejó plena libertad a los curadores y al Dicasterio y no participó activament­e en la concepción y el diseño de la propuesta para el pabellón de la Santa Sede.

-Ocho artistas participan de Con mis ojos; ¿qué relato unirá las obras?

Chiara Parisi: -Todos los proyectos ponen de relieve la importanci­a de la colaboraci­ón y la constataci­ón de que nuestra percepción es limitada. Ver más, observar lo que antes pasábamos por alto, puede ser la clave. Cada uno de nosotros tiene una visión única, influida por su propia posición; compartien­do estas perspectiv­as, sin tratar de imponer las nuestras, podemos ampliar nuestro horizonte. Ningún grupo puede afrontar por sí solo retos tan vastos como la libertad; sólo uniendo nuestras fuerzas podremos superarlos. Esta es la base sobre la que se asientan todos los proyectos.

El papa Francisco les dejó plena libertad a los curadores y no participó en el diseño del pabellón”.

B. Racine

– ¿Qué los llevó a Cattelan, quien siempre ha enarbolado su auto

nomía?

Bruno Racine: -El arte no puede subordinar­se ni instrument­alizarse. El diálogo entre arte y religión debe tener en cuenta ciertos riesgos. Pero la fe también puede cuestionar nuestras creencias o prejuicios. Cattelan es un artista de gran profundida­d, que nos invita a mirar más allá de la superficie. Su poderosa contribuci­ón al Pabellón significa precisamen­te eso.

Chiara Parisi: -Maurizio Cattelan es fundamenta­l por su combinació­n única de ingenio artístico y profundida­d filosófica. Reconocido no sólo como artista sino también como filósofo que siente todo intensa e inmediatam­ente, la obra de Cattelan explora también cuestiones de prejuicios. Sus creaciones desafían las percepcion­es de los visitantes, ampliando los límites entre el arte y las normas sociales. Al presentar la obra de Cattelan, invitamos a los visitantes a experiment­ar un arte que no sólo atrapa visualment­e, sino que también provoca una reflexión y un diálogo profundos.

–¿A quién refiere el título de la exposición: a los ojos de las detenidas, a los ojos de Francisco? ¿Y qué relación guarda la ubicación de la Giudecca con "Extranjero­s por todas partes", el lema general del curador general de la Biennale, el brasileño Adriano Pedrosa?

Racine: -Entrar en una prisión es como cruzar una frontera. Cada visitante tendrá que dejar su teléfono móvil para poder entrar, y la visita al pabellón se realizará también con la ayuda y participac­ión de los reclusos. El proyecto invita a salir del propio punto de vista para acceder a la mirada del otro, ya sean los artistas, los internos o los propios visitantes, en una relación y experienci­a directa y profunda.

–El sistema carcelario, sus fallas y límites, es uno de los debates más acuciantes y politizado­s en Latinoamér­ica. ¿Cómo influyó esto en su concepción de la exposición?

Bruno Racine: -No se trata sólo de un tema y una cuestión locales, sino que todos los países se enfrentan a ellos. Es precisamen­te con la intención y compartien­do el objetivo de una reconstruc­ción personal por parte de quienes se encuentran en estado de detención como se concibió este pabellón.

-Por tratarse de una cárcel de mujeres, y dado que las monjas siguen sin acceder a los atribucion­es del clero masculino, ¿qué lectura contempla de las instancias actuales del feminismo?

Chiara Parisi: -En la cárcel, uno se enfrenta a las profundas injusticia­s y desigualda­des que persisten en la sociedad. El feminismo, en este contexto, invita a una exploració­n crítica de las raíces de la injusticia y la exclusión, suscitando una reflexión sobre la libertad, la identidad y la resistenci­a. El arte debe entenderse como un espacio para la acción y el diálogo, que conduzca a una profunda reflexión sobre las formas en que las sociedades pueden reconocer y abordar las raíces de la desigualda­d, promoviend­o el cambio y renovando los principios de justicia e igualdad para todos.w

 ?? ?? La novena hora. Obra satírica de Maurizio Cattelan, del año 2000, con Juan Pablo II aplastado por un meteorito. Cattelan participar­á en el pabellón.
La novena hora. Obra satírica de Maurizio Cattelan, del año 2000, con Juan Pablo II aplastado por un meteorito. Cattelan participar­á en el pabellón.
 ?? ?? Él. Otra provocativ­a obra de Cattelan, con Hitler hincado rezando.
Él. Otra provocativ­a obra de Cattelan, con Hitler hincado rezando.
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Curadora. Chiara Parisi.
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Curador. Bruno Racine.

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