Clarín

Prueba de estrés para la democracia en EE.UU.

- Jorge Argüello Ex embajador en los EE.UU. Autor de “Las dos almas de Estados Unidos. Viaje al corazón de una sociedad fracturada” (Clave Intelectua­l, 2024)

Los estadounid­enses lo conocen como Great Recession (la Gran Recesión). Entre 2008 y 2009, la mayor potencia mundial se sumió en una crisis financiera que hizo tambalear a bancos emblema del capitalism­o norteameri­cano -y caer a otros- con consecuenc­ias políticas y sociales que todavía pueden medirse hoy.

Después del sacudón, que fue global, y del rescate público de muchas institucio­nes, nacieron los “bank stress test”, pruebas de la capacidad de los bancos para afrontar nuevas crisis.

En términos políticos, las elecciones presidenci­ales del 5 de noviembre, en la que los estadounid­enses decidirán si le renuevan la confianza al demócrata Joe Biden o se la devuelven al republican­o Donald J. Trump, se convertirá­n en una real prueba de estrés para la antigua democracia del país tras la crisis del 6 de enero de 2021.

Conmociona­nte como la caída de Lehman Brothers en 2008, el asalto al Capitolio durante aquella dramática jornada invernal en Washington -a la que asistí perplejo como Embajador de Argentina- marcó un hito inesperado en un sistema político que había sobrelleva­do el asesinato de John F. Kennedy, el Watergate y otras crisis.

El 6-J fue la manifestac­ión máxima de una sociedad fracturada, de dos almas que por ahora la dividen y que seguirán en pugna más allá de las elecciones.

Biden asumió finalmente la presidenci­a. Un sistema judicial íntegro enjuició y condenó a cientos de asaltantes del Congreso alentados por Trump a desconocer los resultados electorale­s. El propio Trump -liberado de responsabi­lidades en juicio políticoen­frenta aún cargos penales en plena campaña por su reelección.

Pero cuatro años después, el expresiden­te arrasó en las primarias republican­as apoyado por un electorado todavía más radicaliza­do al que le prometió, si vuelve a la Casa Blanca, liberar a los “patriotas” y “rehenes” protagonis­tas del 6-J.

Todas las encuestas, que dan como levemente favorito a Trump, coinciden en que las causas judiciales que afronta el expresiden­te han reforzado, y no debilitado, sus posibilida­des. Esta revancha o rematch será la “batalla final”, prometió.

Como en un deja vú, el sistema político estadounid­ense parece asomarse otra vez al abismo y con los mismos actores.

En noviembre, como sus grandes bancos, Estados Unidos pondrá a prueba la solvencia de su democracia, su capacidad de absorber las pérdidas de confianza en el sistema. Y exhibirá su liquidez, si mantiene el capital cívico que le asegure a sus ciudadanos un futuro de libertad y tolerancia.

Será la última y más exigente prueba de estrés de la democracia estadounid­ense.w

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