Clarín

La distancia entre Argentina y un país normal

- pvaca@clarin.com Pablo Vaca

La inflación de marzo bajó al 11%”, dice el título acá. Y el Gobierno celebra: el mes anterior había sido 13,2. “La inflación subió al 3,5%”, dice el título allá. Y el gobierno se preocupa: venía de un 3,2. Acá es Argentina, obvio. Allá es Estados Unidos.

Una aclaración necesaria, aunque también medio obvia: el 11% criollo refleja el aumento de los precios sólo en el último mes, mientras que el 3,5% estadounid­ense refiere al incremento interanual, los últimos doce meses.

Ese número, acá, trepa a 287,9%.

A veces, porque estamos en el medio del baile y nos acostumbra­mos a la música fuerte, perdemos de vista la profundida­d del desquicio económico argentino.

Entre un 3,5% anual preocupant­e y un 11% mensual festejable está la distancia que nos separa de un país normal.

Pese a la desacelera­ción de los últimos meses, Argentina sigue con la inflación más alta del mundo. Atrás vienen Zimbabue (4,9% en marzo), Venezuela (3,9%) y Turquía (3,4%). Nuestros vecinos, en ese sentido, viven en otro mundo. Incluso Venezuela, con su 3,9% en marzo, venía del 0,5% de deflación en febrero.

Paraguay tuvo un 1,1%. Bolivia, 0,5%. Chile, 0,4%. Brasil, 0,16%. Uruguay, 0,02%.

Otro dato : una familia necesitó $773.385 en marzo para no ser pobre.

La pobreza llegó al 41,7% de la población en el segundo semestre del año pasado, según el INDEC, pero ya superaría el 50%, al menos de acuerdo con un informe de Martín González Rozada, economista de la Universida­d Torcuato Di Tella. Uno de cada dos argentinos es pobre.

Esta tragedia representa acabadamen­te la gravedad, antigüedad y calado de la crisis económica: como la inflación, la pobreza está casi en su peor momento histórico, pero no es nueva. Basta ver un reciente inSeñala: forme de IDESA, un think tank cordobés presidido por el economista Jorge Colina,

que revela no sólo cuánto caímos sino lo que nos perdimos de crecer.

Porque en 2006 la pobreza alcanzaba al 27% de la población en Argentina, al 25% en Uruguay y al 29% en Chile. Y en 2023, aquí rozaba el 42%, en Uruguay se había reducido al 10% y en Chile afectaba sólo al 7%.

Es decir: desde 2006 a hoy, acá va a duplicarse, en tanto en Chile es un cuarto de lo que era y en Uruguay, menos de la mitad.

El informe apunta como causales el déficit fiscal, la corrupción, la ineficacia, el proteccion­ismo y la falta de una reforma tributaria, previsiona­l y laboral.

“Esto avala la tesis de que la alta y crónica tasa de pobreza en la Argentina es un derivado de malas políticas públicas apoyadas por amplios sectores de la sociedad (…). Que una parte mayoritari­a del sistema político haya sostenido, o al menos tolerado, estas malas políticas es la principal diferencia con Uruguay y Chile. En estos países, que fueron gobernados alternadam­ente por coalicione­s de izquierda y de derecha, se sostuviero­n políticas públicas mucho más consistent­es y racionales”.

En ese sentido, está claro que la administra­ción Milei es rupturista. También, que se juega su propia superviven­cia en lograr bajar la inflación y, tras el ajuste, la pobreza. Con urgencia, además. Lo votaron para eso.

Si no, seguiremos envidiando a Chile y Uruguay y rezando para que alguna vez sea natural preocupars­e porque la inflación subió al 3,5% anual. ■

¿Alguna vez un gobierno argentino se preocupará por un 3,5% de inflación anual?

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