El Gobierno oficializó a Lijo y García-Mansilla para la Corte Suprema
Con sus respectivos currículums, publicó los pliegos de ambos en el Boletín Oficial y ahora hay dos semanas para enviar apoyos e impugnaciones. Luego, decide el Senado
Tal como se esperaba, el Gobierno publicó ayer en el Boletín Oficial las postulaciones del juez Ariel Lijo y el académico Manuel GarcíaMansilla para integrar la Corte Suprema de Justicia. El hecho da inicio al proceso administrativo para tratar sus pliegos en el Senado, donde deberán ser aprobados por una mayoría especial de los dos tercios de los legisladores presentes en la sesión.
Pero antes, ambos candidatos estarán expuestos durante dos semanas -hasta el 8 de mayo- a un proceso de apoyos e impugnaciones que tanto particulares como entidades y asociaciones podrán hacer llegar al Ministerio de Justicia, “por escrito y de modo fundado y documentado”.
Aunque no es vinculante para la votación en la Cámara alta, el trámite tiene su importancia: según la calidad de los patrocinios, pero sobre todo de las oposiciones, tanto el gobierno que auspicia a los candidatos como los senadores que deberán levantar sus manos para consagrarlos podrán salir indemnes de la faena o pagar un costo político tan alto que en algún trance del proceso consideren que es demasiado.
Ayer mismo primereó Lijo con el previsible apoyo de sus colegas y vecinos de Comodoro Py, integrantes de la Cámara Federal porteña: “Con más de tres décadas trabajando en distintas instancias, Lijo se configura como un verdadero representante de los magistrados de todo el país”, consideraron. En los próximos días se espera una lluvia de manifestaciones por el estilo, provenientes de Cámaras, Juntas y Tribunales de todo el país, gestionadas por el propio candidato pero sobre todo tramitadas por su sponsor: Ricardo Lorenzetti, ocupado a tiempo completo en empujar a su pupilo ante la escarpada cuesta que tiene por delante.
Porque desde que el gobierno anunció a sus candidatos, hace casi un mes, se sucedieron una decena de duras advertencias y manifestaciones contra la postulación del magistrado, aunque sólo unas pocas lo mencionaron por su nombre. Una de las últimas voces fue la de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales, que se sumó a los anteriores cuestionamientos del Colegio de Abogados de la Ciudad, AmCham, IDEA, la Red de Entidades por la Justicia Independiente (REJIA) y el Club Político Argentino, entre otros.
En todos los casos, las críticas apuntan a la idoneidad de Lijo como magistrado, ya sea por el manejo de expedientes “calientes” -
YPF, Ciccone, crimen de José Ignacio Rucci, Correo Argentino- como supuestas sombras sobre su honestidad personal. El juez también tiene en su contra denuncias en el Consejo de la Magistratura.
Sin embargo, cerca de Lijo dicen estar preparados para responder cada uno de los señalamientos que le hagan, lo que ocurriría en el segundo paso del proceso antes de la votación en el Senado: la audiencia pública.
Respecto del otro candidato, el decano de Derecho de la Universidad Austral, también se descuenta una avalancha de apoyos por parte de organizaciones académicas, y objeciones de entidades de derechos humanos y vinculadas al feminismo: la posición antiabortista del postulante es hoy el pararrayos más alto para su carrera.
En simultáneo, pero con un ojo puesto en las posibles impugnaciones, los senadores mantienen sus labios sellados respecto de su voto, con la intención de “subirse el precio” ante una negociación -todavía no iniciada- y a la vez de no quedar en falsa escuadra rechazando o abrazando a priori el nombre de un candidato que puede elevarse como un barrilete o hundirse como una piedra. ■