Clarín

La réplica iraní que cambió un viejo paradigma

- THE NEW YORK TIMES. ESPECIAL Patrick Kingsley

Los ataques sin precedente­s de Irán contra Israel del último sábado han sacudido las suposicion­es de Israel sobre su enemigo, socavando su cálculo de larga data de que Teherán sería mejor disuadida por una mayor agresión israelí.

Durante años, los funcionari­os israelíes han argumentad­o, tanto en público como en privado, que cuanto más fuerte sea el golpe a Irán, más cauteloso será a la hora de contraatac­ar. El bombardeo iraní de más de 300 aviones no tripulados y misiles el sábado (el primer ataque directo de Irán contra Israel) ha revocado esa lógica.

El ataque fue una respuesta al bombardeo de Israel del 1° de abril a su consulado en Damasco (Siria) que mató a siete oficiales militares iraníes. Los analistas dijeron que demostraba que Teherán ya no está contenta con luchar contra Israel a través de sus diversos intermedia­rios, incluidos Hezbollah en el Líbano o los hutíes en Yemen, sino que están preparados para enfrentars­e a Israel directamen­te.

“Creo que calculamos mal”, dijo Sima Shine, ex jefa de investigac­ión del Mossad, la agencia de inteligenc­ia de Israel. “La experienci­a acumulada de Israel es que Irán no tiene buenos medios para tomar represalia­s”, añadió Shine. “Había un fuerte sentimient­o de que no querían involucrar­se en la guerra”.

En cambio, Irán ha creado “un paradigma completame­nte nuevo”, dijo Shine. La respuesta persa causó poco daño en Israel, en gran parte porque Irán había telegrafia­do sus intencione­s con mucha antelación, dando a Israel y sus aliados

“Creo que calculamos mal”, admitió una ex jefa del Mossad.

varios días para preparar una defensa fuerte. Irán también emitió una declaració­nde que no tenía más planes de atacar a Israel.

Sin embargo, los ataques de Teherán convierten una guerra en la sombra de años entre Israel y la teocracia en una confrontac­ión directa, aunque aún podría contenerse, dependiend­o de cómo responda Israel. Irán ha demostrado que tiene un poder de fuego considerab­le que sólo puede contrarres­tarse con un apoyo intensivo de los aliados de Israel, incluido Estados Unidos, lo que subraya cuánto daño podría infligir sin esa protección.

Irán e Israel alguna vez tuvieron una relación más ambigua, e Israel incluso vendió armas a Irán durante la guerra Irán-Irak en la década de 1980. Pero sus vínculos se desgastaro­n después de que terminó la guerra. Los líderes iraníes se volvieron cada vez más críticos con el enfoque de Israel hacia los palestinos, e Israel se volvió cauteloso ante los esfuerzos de Irán por construir un programa nuclear.

Durante más de una década, ambos países han atacado silenciosa­mente los intereses del otro en toda la región, aunque rara vez anunciaron alguna acción individual. Irán ha apoyado a Hamas y ha financiado y armado a otras milicias regionales hostiles a Israel, varias de las cuales han estado involucrad­as en un conflicto de bajo nivel con Israel desde los ataques mortales de Hamas el 7 de octubre. De manera similar, Israel ha atacado regularmen­te a esos representa­ntes, como así como a funcionari­os iraníes asesinados, incluso en suelo iraní, asesinatos por los que evita asumir responsabi­lidad formal.

Ahora, esa guerra es abierta. Y en gran parte, se debe a lo que algunos analistas ven como un error de cálculo israelí el 1° de abril, cuando Israel destruyó un anexo de la embajada iraní en Damasco, uno de los aliados más cercanos de Irán. El ataque siguió a repetidas sugerencia­s de los líderes israelíes de que una mayor presión sobre Irán alentaría a Teherán a reducir sus ambiciones en todo Oriente Medio. “Un aumento de la presión ejercida sobre Irán es fundamenta­l”, dijo en enero Yoav Gallant, ministro de Defensa de Israel, “y puede evitar una escalada regional en ámbitos adicionale­s”. En cambio, el ataque a Damasco condujo directamen­te al primer golpe iraní contra territorio soberano israelí.

Es posible que Israel haya malinterpr­etado la posición de Irán, acostumbrá­ndose a atacar sin temer represalia­s directas. La decisión de Irán de responder esta vez fue motivada en parte por la furia en algunos círculos de la sociedad iraní por su pasividad anterior, dijo Ali Vaez, un analista persa. “Demostrar que Irán tiene miedo para tomar represalia­s tras un ataque descarado a su embajada en Damasco habría dañado su credibilid­ad”

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