Clarín

La marcha universita­ria ya generó un cambio

- Imiri@clarin.com

En diciembre de 2020, Horacio Rodríguez Larreta hizo aprobar un impuesto a los intereses de Leliqs y pases entre bancos para reemplazar los giros que Alberto Fernández le había retirado tres meses antes para dárselos a la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof. La Ciudad terminó haciendo negocio con el cambio: esa transferen­cia desde el sector financiero le dio mes a mes más plata que la que recibía antes.

Esa ventaja se terminará el mes próximo, porque será la primera vez que la Ciudad recaudará menos con el impuesto a las transaccio­nes de Leliqs que el monto que habría recibido si Fernández no hubiera recortado los fondos que envía la Nación para la Policía porteña.

Ahora, la recaudació­n se achicó por la disminució­n de la tasa de las Leliqs y porque su volumen se redujo. A esa mala noticia se le suma otra novedad que trajo la recesión: la Ciudad recauda menos por Ingresos Brutos -su gran caja- porque la actividad económica viene en picada.

La salida natural de ese laberinto que tendrá frente a sus ojos Jorge Macri sería que el Gobierno nacional comience a pagar la restitució­n de los fondos para la Policía, tal como ordenó la Corte Suprema. Pero eso no va a pasar en 2024. El ministro de Economía Luis Caputo ya le avisó al Gobierno porteño que no pagará nada, y, por lo que se sabe, en la Corte no hay una mayoría de jueces dispuestos a embargar las cuentas a la Nación y obligar así a que se cumpla su fallo.

La encerrona en la que quedará Macri aparece, por motivos diferentes, en otras provincias cuyos gobernador­es tienen ganas de pararse cerca de Javier Milei. En los próximos meses la economía les traerá malas noticias a todos ellos. También habrá escasez en las provincias gobernadas por el peronismo más opositor, por su

Los sectores de la oposición dialoguist­a ganaron peso en la negociació­n.

puesto. Pero en ese caso, su situación frente a la Casa Rosada no se verá afectada por una novedad que, combinada con la desventura económica, puede cambiar el futuro próximo del oficialism­o. Esa novedad fue la marcha en defensa de la universida­d pública.

La enorme multitud que salió en las principale­s ciudades del país a manifestar­se en contra del recorte presupuest­ario y de la retórica del Presidente y sus ministros contra una institució­n que, incluso maltrecha, sigue siendo respetada y defendida por los argentinos fue observada en detalle por toda la política. No hay indicios de que la marcha pueda afectar la imagen presidenci­al en lo inmediato, pero sí se puede pensar en que obligará a los opositores, sobre todo a los opositores dialoguist­as, a hacer cálculos diferentes.

Hasta ahora, buena parte del PRO, el radicalism­o y de los partidos provincial­es se movían prestando atención a los costos que podría acarrearle­s un enfrentami­ento directo con el político más valorado en las encuestas. Pero ahora, esos mismos dirigentes pudieron comprobar que esa aprobación tiene límites, y que uno de ellos es el aprecio popular por la educación pública.

Con este escenario, es esperable que los opositores dialoguist­as ganen más peso en las negociacio­nes con el Gobierno. Los cambios a la Ley Bases y al paquete fiscal de las últimas horas son ejemplos de esa situación. Luego de cuatro meses en la Casa Rosada, el Presidente necesita que salga al menos una de las leyes que propuso. ■

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