Clarín

El regreso de la conflictiv­idad laboral

- Decano ejecutivo de la Escuela de Gobierno, Universida­d Torcuato Di Tella. Darío Judzik djudzik@utdt.edu

El primer trimestre de 2024 trajo consigo la vuelta al ruedo de las tensiones en el ambiente laboral. Hace cuatro años, la pandemia de Covid-19 pospuso el debate público en el campo de las reivindica­ciones salariales y las condicione­s de trabajo. Después, el bienio 2022 y 2023 se caracteriz­ó por una relativame­nte baja conflictiv­idad en un clima expectante, a pesar de la caída del salario real promedio durante 2023. El cambio de gestión de gobierno nacional y las medidas adoptadas despertaro­n un clima de discusión pública sobre condicione­s laborales como no se daba desde los años pre-pandemia.

El Índice de Conflictiv­idad Laboral (ICL) del CEPE (Escuela de Gobierno, Universida­d Torcuato Di Tella) cuantifica la incidencia en la discusión pública del conflicto laboral. El índice se construye mediante metodologí­a de aprendizaj­e automático. De manera resumida, lo que hace el algoritmo es buscar terminolog­ía como “paritarias”, “conflicto gremial”, “paro nacional”, y muchas otras similares entre millones de noticias publicadas por medios de prensa nacionales de líneas editoriale­s diversas. El índice se basa en la proporción de noticias que incluyen algunos de estos términos.

Así medido, ICL indica que la conflictiv­idad en el primer trimestre de 2024 ha aumentado un 201,4% respecto del mismo período del año 2023 (esto es, se registra el triple de conflictiv­idad que hace un año). Ese número parece muy grande: expliquemo­s un poco el contexto.

Veníamos de un periodo de relativame­nte baja incidencia de la conflictiv­idad laboral en promedio. A pesar de una considerab­le caída de la capacidad adquisitiv­a del salario durante 2023, la conflictiv­idad laboral estuvo contenida. Según datos oficiales del INDEC, el IPC aumentó un 133,5% en 2023 mientras que el índice de salarios solo un 122%. Aun así, si bien hubo un cierto crecimient­o del ICL a mediados de 2023, su valor promedio no tuvo un movimiento significat­ivo.

El primer trimestre de 2024 muestra un cambio de tendencia con un notable crecimient­o del ICL. El pico se dio en enero de 2024. Para encontrar el nivel del ICL de enero de 2024 en la serie histórica tenemos que retroceder al período entre septiembre y octubre de 2018. A su vez, dicho valor registrado en enero de 2024 es 309,7% mayor que el promedio del periodo diciembre de 2019 a noviembre de 2023.

Los valores de los próximos trimestres indicarán si se está generando un cambio de nivel promedio de la conflictiv­idad laboral, o si se trata de un pico con regreso a nivel promedio anterior. Aunque es esperable que cambios (o amenazas de cambios) regulatori­os despierten conflictiv­idad, como en el primer trimestre de 2024, estos episodios son más bien puntuales.

Las tendencias basadas en evidencia histórica muestran que el conflicto laboral suele ser procíclico, es decir, aumenta cuando aumenta la actividad económica, posiblemen­te porque hay más holgura de recursos a repartir. Con lo cual, con heterogene­idad por industrias y sectores, es factible que hacia 2025 observemos un sendero que incluye dos fuentes de conflictiv­idad laboral: tanto los debates regulatori­os como una eventual recuperaci­ón económica. En todo caso el ICL será una herramient­a útil para el análisis de la evolución de los salarios y el resultado de la negociació­n colectiva en el futuro cercano.w

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