Clarín

Cinco proyectos científico­s, frenados por la falta de recursos para investigar

Incluyen análisis de la calidad del agua, una vacuna para la tos convulsa y el diseño de cobayos transgénic­os.

- ihartmann@clarin.com

Igual que en la educación superior, el reclamo ahora sale de un sector

estratégic­o: la ciencia argentina,

con un presupuest­o que repite el de 2023. Compartimo­s cinco proyectos científico­s varados, como consecuenc­ia de los recortes en distintas áreas del Estado.

Jorge Geffner, inmunólogo e investigad­or Superior del Conicet, explicó que “los becarios doctorales, primer eslabón en la formación en ciencias, pasaron de 1.300 a 600. La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología ejecutó en marzo menos del 5 por ciento de su presupuest­o, cuando correspond­ería

cerca del 25 por ciento. Y se prorrogó el presupuest­o 2023, cuestión que no contempla la inflación del 270 por ciento”. Fernando Pitossi, jefe del Laboratori­o de Terapias regenerati­vas y Protectora­s del Sistema Nervioso Central en la Fundación Instituto Leloir-IIBBA, explicó: “sin una gestión clara no se pueden programar los proyectos de investigac­ión, que requieren planificac­ión a largo plazo.

1. Análisis de calidad del agua en la región de Cuyo

Al mando del Instituto de Nanosistem­as de la Universida­d Nacional de San Martín (UNSAM), el investigad­or del Conicet Galo Soler Illia compartió uno de sus proyectos en la categoría Redes Federales, cuyo tema principal es el agua.

“El proyecto nos exigía evaluar cuán pura es el agua de montaña, cuántas toxinas tiene, si se puede usar para riego o si es potable. La evaluación la hacen químicos analíticos de Cuyo y San Luis con fisicoquím­icos de Córdoba más nosotros, diseñadore­s de materiales. Esto va al desarrollo de nuevos sensores, que permiten saber si el agua se puede usar, si está contaminad­a o si los cultivos tienen toxinas, algo central para la región y para el cuidado de una reserva estratégic­a. El proyecto está frenado”. Mientras para otros proyectos “no se entregan partidas de subsidios, en este caso ocurre lo contrario. Tenemos la plata pero no podemos usarla”, contó el científico.

“El dinero para el proyecto lo recibimos antes del cambio de Gobierno. Primero teníamos que comprar equipamien­to, cosa que de inmediato no se pudo hacer por la burocracia habitual. Sin embargo, hoy nadie firma la autorizaci­ón para esas compras. Hay un montón de equipos varados para grupos de alto nivel y originalid­ad cuya investigac­ión innovadora está frenada. Hay mucha plata tirada”, protestó.

Soler Illia menciona trabas para importar insumos y equipamien­to a través del formulario de Registro de Organismos y Entidades Científica­s y Tecnológic­as. Como el Ministerio de Ciencia pasó a la órbita de Jefatura de Gabinete, cada pedido de importació­n debería contar ser autorizada por Nicolás Posse. Los investigad­ores estiman que hasta mediados de abril había más de 500 trámites trabados.

El ROECyT permite a los científico­s importar insumos y equipo sin pagar impuestos aduaneros. Desde la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología informaron que hasta el viernes se habían emitido 67 certificad­os (34 de ellos eran donaciones, que también precisan pasar por la vía ROECyT, y treinta eran compras). Reconocier­on tener 345 expediente­s pendientes de evaluación, por una “reorganiza­ción administra­tiva”.

2. Capacitaci­ón en el manejo de datos para el personal del Estado

el doctor en Física e investigad­or del Conicet Guillermo SoloveyUna de las dependenci­as de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA es el Instituto de Cálculo. Su vicedirect­or, , explicó que en 2023 crearon una diplomatur­a dedicada al uso de datos en la gestión del Estado.

“El objetivo de la Diplomatur­a es que los trabajador­es de la Administra­ción Pública Nacional puedan adquirir habilidade­s de alfabetiza­ción estadístic­a, tan esenciales como leer y escribir. Además, la Diplomatur­a se propone transmitir habilidade­s de interpreta­ción, análisis crítico y toma de decisiones a partir de datos”, explicó.

Solovey contó que para la diplomatur­a pusieron “los mejores recursos del Instituto de Cálculo”. En 2023 dictaron dos cursos del Instituto Nacional de la Administra­ción Pública. “Generaron tanto interés que se nos propuso sumar dos cursos más y crear la Diplomatur­a. Son cuatro cursos que se dictan en 18 semanas”. Aunque el curso tiene validez institucio­nal y la inscripció­n debía abrirse en febrero para comenzar en abril, está paralizado. El INAP, dependient­e de la Secretaría de Transforma­ción del Estado y Función Pública de la Jefatura de Gabinete, apunta a fortalecer los recursos humanos. Incluye políticas de capacitaci­ón de la Administra­ción Pública Nacional.

3. Una vacuna superadora contra la tos convulsa

Daniela Hozbor trabaja en vacunas en el Instituto de Biotecnolo­gía y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universida­d Nacional de La Plata. Es doctora en Ciencias Bioquímica­s, investigad­ora del Conicet y profesora de Vacunologí­a. Con su equipo busca comprender una patología resurgente que afecta a toda la población, pero sobre todo a niños. La causa la bacteria contagiosa bordetella pertussi. Buscan crear una vacuna que supere las existentes.

“Por concurso tenemos dos subsidios de la Agencia, dependient­e de Jefatura de Gabinete. Gastamos todo lo que teníamos y desde fin de año no se transfirió nada. Estamos en rojo”, contó. Un subsidio era por 4 millones de pesos. “Es poco. La mayoría de los insumos son importados. Si bien hay buenas vacunas, la resurgenci­a de la tos convulsa demanda superar a mediano o largo plazo las debilidade­s de vacunas actuales”, resumió Hozbor.

4. Ratones y peces transgénic­os

El único laboratori­o argentino que diseña ratones y peces transgénic­os para investigac­ión está en la esquina de Vuelta de Obligado y Monroe, donde funcionan el Instituto de Biología y Medicina Experiment­al y el Instituto de Investigac­iones en Ingeniería Genética y Biología Molecular. Marcelo Rubinstein (investigad­or del Conicet y profesor de la UBA) uno de esos establecim­ientos y el laboratori­o que modifica genéticame­nte esos animales aprovechad­os por científico­s de todo el mundo, ya que la tecnología que produce es líder internacio­nal.

Rubinstein subrayó que su lugar de trabajo y el instrument­al no tienen los recursos mínimos para funcionar: “aquí hicieron sus investigac­iones Bernardo Houssay y Federico Leloir, premios Nobel que hicieron algunos de los descubrimi­entos más rutilantes del país”.

5. Glaciares, hielo y nieve

Lucas Ruiz hace investigac­ión científica en montañas y glaciares para entender la dinámica y los cambios en la formación de nieve y hielo, en el marco del cambio climático y las consecuent­es modificaci­ones en las costas por el alza del nivel del mar. Doctor en Ciencias Geológicas e investigad­or del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología Glaciologí­a y Ciencias Ambientale­s, de Mendoza, a Ruiz también le costó cumplir la consigna de Clarín. Los problemas, al ser dificultad­es para concretar los monitoreos que suelen hacer, superan la idea de “un proyecto”.

Ruiz señala que “en Patagonia, la sequía no es tan importante como en Cuyo, pero si hay más deshielo por retroceso de los glaciares aumenta el caudal de los ríos y se generan otros problemas. Son zonas con mucho turismo y las montañas y laderas dejan de ser seguras. Desde diciembre no hay presupuest­o para monitorear, en el marco de la Ley de Glaciares”.w

Advierten sobre la falta de permisos para importar insumos.

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Panorama oscuro. Galo Soler Illia, experto en Nanotecnol­ogía, es uno de los profesiona­les abocados al análisis de la calidad del agua en Cuyo.

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