Clarín

Asaltaron al papá del kiosquero asesinado en Ramos Mejía

Tras amenazarlo con un arma, los ladrones se llevaron el auto de Pedro Sabo de la puerta de su casa, en Morón. En 2021 habían matado a su hijo Roberto.

- emikkelsen@clarin.com Esteban Mikkelsen Jensen

“¡Es la segunda vez que me asaltan, ya mataron a mi hijo!”. El ruego de Pedro Sabo (77) no conmovió al ladrón que le apuntó con un arma de fuego apenas llegó a su casa, en Morón, junto a su esposa, y se llevó el auto que fuera de su hijo Roberto, el kiosquero asesinado en Ramos Mejía, en un asalto que conmovió al país, el 7 de noviembre del 2021.

El delincuent­e subió al Ford Fiesta Kinetic modelo 2012 y escapó. Al menos un cómplice huyó en el coche en que habían llegado, que, según los vecinos, era un Volkswagen Suran robado un rato antes.

“El auto de mi viejo estaba impecable y se lo quedó mi abuelo”, contó a Clarín Nicolás Sabo (28), al llegar al kiosco, donde trabajó pese al menor movimiento por el paro.

El vehículo ya apareció. Lo abandonaro­n a metros de una villa, en Andalgalá y Jorge De Kay, Rafael Castillo, La Matanza. Tenía sistema de rastreo satelital y Nicolás seguía su recorrido a través de su celular mientras hablaba con la Policía. Lo dejaron “enfriando”, típica maniobra en este tipo de delitos.

El asalto se produjo a las 18.40 del martes en Maza al 2200 casi esquina Santa María. La secuencia quedó registrada por una cámara de seguridad. Pedro llegó con Magdalena, de 74 años. Subió el auto a la vereda y apareciero­n los delincuent­es. Uno de ellos lo amenazó con un arma de fuego. “¡Bajate!”, le ordenó, mientras le golpeaba la ventanilla y disparaba un tiro al aire.

El hombre se puso nervioso y no podía desabrocha­rse el cinturón de seguridad. La puerta estaba trabada por el cierre centraliza­do. “Tranquilo, te voy a dar todo”, intentó calmarlo. Cuando logró bajar le dijo: “¡es la segunda vez que me asaltan, ya mataron a mi hijo!”. El ladrón ni se inmutó y se llevó el Fiesta.

“Estaba abriendo el portón, veo al tipo con el revólver y a Pedro que no salía del auto. Pensé que le iba a disparar, entonces lo encaré y le dije ‘llevate todo y no le hagas nada’. Me empujó y me dijo que me fuera”, relató Magdalena a TN.

“Con el susto que tenía no encontraba la palanca para abrir el auto y estaba loco el tipo”, agregó Pedro, quien lamentó que en el vehículo tenía un retrato de su hijo Roberto. Solía llevarlo en el parabrisas. Cuando se bajaba lo ponía en el asiento trasero. “Con 77 años tengo que salir a trabajar, me levanto a las 6 de la mañana. Llegás a tu casa y te roban el auto. No tengo ni ganas de salir a la calle, estoy con miedo”, manifestó Sabo, que todas las tardes trabaja en el kiosco, a dos locales de distancia de donde ocurrió el crimen de su hijo.

“Todos los domingos visito a mi hijo en el cementerio. Hablo con él y le cuento cómo le va a River. Él era fanático. No sé si me escucha, pero le hablo despacito”, reveló. Roberto Sabo (49) estaba trabajando un domingo en su kiosco, en Avenida de Mayo al 800, en el centro de Ramos Mejía, el 7 de noviembre de 2021, en plena pandemia de Covid, cuando entró a su negocio el ladrón que le quitó la vida a balazos.

Leandro Suárez (29) había cumplido una condena por robo en agosto de 2020. Domiciliad­o a metros de Fuerte Apache, en Ciudadela, estaba acompañado por una adolescent­e de 15 años que, por su edad, fue declarada inimputabl­e.●

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JUAN FOGLIA / ARCHIVO Impotencia. Pedro Sabo (77), en el negocio familiar.

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