La felicidad del chico que buscaba a su amigo
Eran amigos del jardín y hacía tres años que no se veían. Gracias al retrato que uno colgó en la Web, volvieron a jugar juntos.
Luciano, de 9 años, quería hallar a un compañero del jardín. Buscó por Facebook. Ayer se vieron.
“¡Lo encontré”, dice Luciano por teléfono desde Río Grande, Tierra del Fuego. Después de tres años sin verse, ayer se reencontró con Mauricio, un compañero de jardín de infantes y de primer grado al que buscó –y encontró– por Internet. Los nenes se abrazaron, tomaron la merienda y jugaron. “Me siento feliz por haberlo encontrado, pienso que la idea del dibujó ayudó a que pudiéramos juntarnos”, cuenta Luciano Villegas, de 9 años. El 1° de octubre, su mamá había publicado en Facebook un “identikit” de Mauricio Alvarez dibujado por Luciano, que decía, también escrito por el nene, que buscaba a su amigo y que lo recordaba por cómo lo había ayudado en el jardín de infantes en un recreo en el que se cayó y le sangró la nariz. “Fue una sorpresa muy linda que Luciano me haya buscado, era mi único amigo en el jardín”, dice Mauricio.
Fueron juntos a la escuela N°4 de Río Grande hasta que Luciano se mudó de barrio: se fue del Austral a Chacra 2, a unos cuarenta minutos de viaje en auto. No volvieron a verse, hasta que Luciano tuvo la idea de dibujar el identikit y Jési- ca, su mamá, decidió publicarlo en redes sociales. “Mi hija mayor vio que nos etiquetaban en Facebook y así llegamos al dibujo y las palabras de Luciano; nos largamos a llorar de la emoción”, cuenta ahora Mariela, la mamá de Mauricio. Entre otras cosas, el identikit dice: “Eras muy solidario. Deseo encontrarte. Espero que me recuerdes”.
“Apenas se vieron, se dieron un fuerte abrazo y se pusieron a hablar de dinosaurios: les gustaban cuando eran chiquitos y todavía les gustan a los dos”, dice Jésica, anfitriona de un encuentro en el que hubo mate, leche chocolatada, facturas y bizcochitos, y videos de Dragon Ball Z. Desde que Luciano supo que iba a reencontrarse con el amigo al que buscaba, cuenta su mamá, “estuvo muy ansioso, con muchas ganas y con un poco de miedo de que la visita se cancelara”. Algo parecido cuenta la mamá de Mauricio: “Mi hijo se puso muy nervioso; en la escuela todos lo felicitaron y le preguntaban si ya se había encontrado con su amigo. Estuvo muy ansioso y no quería perderse este momento”.
Ayer fue una tarde ventosa en Río Grande: “Un plan era salir a pasear, pero lo vamos a dejar para otro día”, explicaba Luciano. Los amigos recién reencontrados ya tienen planes futuros: “El 17 de diciembre es mi cumpleaños y voy a invitar a Luciano, que ya me dijo que él me va a invitar al suyo. También tengo ganas de que venga a mi casa y de que salgamos a pasear y de compras”, dice Mauricio.
Para Mariela, el reencuentro es una buena oportunidad para que su hijo restablezca una amistad. “Mauricio es un chico muy servicial y muy atento, pero en general no tiene mucho diálogo, así que creo que esta es una buena ocasión para que los chicos se sigan viendo; ojalá sea así”, reflexiona. Jésica coincide: “Nuestra idea es que los chicos sigan en contacto”.
Cuando apareció el identikit, Mauricio no se acordaba de aquel recreo en el que Luciano se tropezó, se cayó y le salió sangre de la nariz hasta que él se acercó con un papel para contener la hemorragia. “Pero me acuerdo de que llegábamos a la salita del jardín y la seño nos daba la caja de juguetes: sacaba la cajita donde estaban los dinosaurios y con Luciano jugábamos juntos. Armábamos una isla en la que hacíamos vivir a esos dinosaurios”, recuerda el nene. Ayer siguieron esa charla que había quedado suspendida tres años, y a la que, esperan grandes y chicos, le quedan muchos capítulos por delante.