Clarín

El “delegado trosko” del Papa

- rkirschbau­m@clarin.com Ricardo Kirschbaum

El diario El País de Madrid lo ha calificado de “trotkista” creyendo, medio en serio y medio en broma, que Gustavo Vera lo es. Quizá es una derivación de una chanza del propio Papa sobre la militancia católica del legislador porteño. Francisco dijo que era como un “trosko” de Dios, es decir un hombre totalmente convencido como lo son los esforzados seguidores de una de las cabezas más brillantes de la revolución rusa de 1917. Vera sintió que ya es hora de hacer sentencias, actuando como actúa como “delegado” informal de Bergoglio en el país. ¿Qué dijo?: 1) Que el Papa “impedirá” un estallido social” en la Argentina; 2) Que ayudará a que Macri termine el mandato, así como “frenó” los “intentos de golpe” contra Cristina. 3) Que la reunión de Macri con el Papa saldrá bien.

Vera ha demostrado tener un acceso fluido con el Papa y está haciendo de esa relación un capital político. Ayer fue uno de los de los que impulsaron un documento en el que se compara la Encíclica “Laudato Sí” de Francisco con el “Modelo Argentino” de Juan Domingo Perón, de 1972.

En esa época, Bergoglio simpatizab­a con la fracción Guardia de Hierro, una formación peronista ortodoxa enfrentada con la Tendencia Revolucion­aria peronista y los Montoneros.

Pero ayer esa diferencia­s habían des

aparecido. El documento lo escribió un ex Guardia de Hierro y lo refrendaro­n algunos ex montoneros, además de otros peronistas de distinta filiación y sindicalis­tas que profesan ese credo político.

Vera también estuvo en el lugar del lanzamient­o, el sindicato de Canillitas. Venía de Tucumán donde fue, junto a un abogado, para indagar en el gobierno local y en la Justicia sobre la sospechosa muerte del cura Viroche, para luego “transmitír­sela al Papa”. El arzobispo, que dijo haber hablado

con Francisco, tuvo que salir a desmentirl­o y decir que Vera no tenía el aval papal ni del Nuncio ni, obviamente, el suyo.

En el seno de “Los Laudatos”, ese conglomera­do de peronistas que se reunió ayer, se dice que la muerte de Viroche fue un he

cho para afectar la unidad eclesial. Tamaña afirmación fue seguida por otra: la muerte de Viroche, dijeron, tendría el mismo efecto que la de Nisman. Esa similitud surgiría por una presunta inducción al suicidio del sacerdote, amenazado por el narcotráfi­co.

En Tucumán hay muchos que piensan que a Viroche lo mandaron a suicidarse y no cabe duda de que es un problema del que la Iglesia no puede desentende­rse.

¿Vera fue porque el Papa teme que la Iglesia tucumana apoye la versión más “benigna” del suicidio de Viroche? ¿O el autotitula­do “delegado” papal vio la oportunida­d para ser centro de la escena?

El documento de Perón que compara con “Laudato Sí” es de la época en la que Bergoglio adhería a Guardia de Hierro

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