Los atrasos, un motivo frecuente de conflicto
Si las reuniones de consorcio fueron siempre escenario de discusiones, el alza de la morosidad introdujo un nuevo motivo de división. Ahora la “grieta” se abre entre los atrasados que piden comprensión y los cumplidores que reclaman justicia, fastidiados por expensas que no paran de subir y obras que se retrasan, según acusan, por culpa de los que no pagan.
“En las reuniones suele pasar que los que están al día les echan en cara el atraso a los morosos”, cuentan en la Asociación de Administradores de Consorcios. “Si no pueden pagar, váyanse”, es la respuesta común, cuando los morosos o los que cumplen con esfuerzo piden demorar obras necesarias.
Este año, en un edificio de Congreso con 10 unidades, Metrogas cortó el suministro y exigió obras que obligaron a una contribución extraordinaria. Pero, en medio de la emergencia, tres propietarios se atrasaron y eso obligó a subir las expensas otro 20%. “Para recuperar el gas, los que estábamos al día tuvimos que pagar más por los que no”, se queja una de las vecinas.
“Tenemos portero sólo a la mañana y gastos mínimos. Aún así, hay vecinos atrasados y es un problema. La verdad, daría bronca que nos suban las expensas a todos por eso”, plantea Silvina Romero, una vecina de Lomas de Zamora.
Del otro lado, Andrés, que vive en San Telmo, explica: “Pago $ 6.500 de alquiler y $ 3.000 de expensas. Te come el sueldo. Es una locura y es injusto porque pasan como ordinarios gastos extraordinarios que debería pagar el dueño. Este año me atrasé un par de meses”.
“Cobro $ 7.000 de jubilación. Con eso tengo que comer, comprar remedios, pagar las cuentas. ¡Y encima las expensas se fueron de $ 1.500 a $ 2.200! ¿Cómo hago? Que se enojen, pero a veces no llego”, afirma Susana, vecina de Lugano.
En una encuesta de Clarín, 45% de los lectores dijeron que este año les está costando “mucho más” cumplir con las expensas y un 36%, “un poco más”. Sólo el 19% aseguró no haber sentido impacto.