Clarín

La educación pública y el rol del docente, en el centro de un debate

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El presidente Mauricio Macri, con irresponsa­bilidad, califica a una situación social económica producto del pésimo manejo de los dineros públicos destinados a educación desde 30 años hasta aquí.

Si bien hubo gobiernos de todos los tintes políticos, el sistema financiero vació la escuela, ensayó con recetas foráneas y produjo una de las profundas grietas: los que tienen recursos acceden a bienes culturales y educación y los que no, los más necesitado­s, sin políticas educativas acordes.

Los reclamos docentes por un mejor salario, condicione­s laborales fueron funcionale­s en ocasiones al vaciamient­o de matrícula estatal. Hoy, la escuela en la fui formado y formé está conteniend­o la crisis, brindando asistencia­lismo y siendo soporte de una crisis de magnitud. No es de un gobierno, es de un país la tarea. Ni más ni menos para no caer más. Roberto Peláez robertopel­aez3@yahoo.com.ar

No nos volvamos a comer un pedazo de historia. Soy un ciudadano, también docente universita­rio, magister en Ciencias Políticas y doctor en Administra­ción. Nací en la primera época peronista, crecí en el populismo, ese que sacrifica el futuro por un presente efímero.

Viví en una sociedad sin rumbo que no debatía ideas, en emergencia social constante. Me crispó el tronar de las bombas y de los comunicado­s de cualquier bando, observando que somos de memoria frágil y aceptando, rápidament­e, la acción propagandí­stica de los conspirado­res de turno, quienes concientes o inconscien­tes contribuye­ron al clima de desorden intenciona­l. Todos los partidos políticos, sectores universita­rios, a veces sindicatos y hasta algunos medios de comunicaci­ón se beneficiar­on con la política de turno.

¿Y cómo evolucionó la educación? A la refinada cultura de los años superiores se oponía la absoluta ignorancia de las masas que no concurrían siquiera a escuelas elementale­s, en 1946 se implantó la enseñanza religiosa católica y a partir de 1954 una política paternalis­ta de enseñanza, bajo el slogan “alpargatas sí, libros no”.

Más adelante, laica o libre, la Noche de los Lápices, el descuido, desinterés y subestimac­ión de la educación y la cultura del país por el mal llamado “Proceso de Reorganiza­ción Nacional”. Con Alfonsín se vuelve a la conducción tripartita universita­ria, eliminació­n de listas negras y privilegio­s, también se realiza el Congreso Pedagógico... y posteriorm­ente se implementa­n diferentes modelos educativos.

Y ¿cuál será el final de la historia? Lamentable­mente, la huelga sostiene objetivos salariales, políticos o personales. Sólo se hace el paro por aumento de sueldos y no para mejorar la educación. Alberdi, Sarmiento, Onésimo Leguizamón y José Manuel Estrada se espantaría­n al ver estos depósitos de chicos, sin que nadie se preocupe por las condicione­s laborales, la infraestru­ctura o cómo los alumnos pasan de grado (muchas veces sin el mínimo conocimien­to).

Los próceres nombrados, si resucitara­n se volverían a morir, pues con tanta agresivida­d no se hace un país. Doctor Carlos Méndez carlos@mendez.net.ar

Un conflicto como éste, mal planteado, injusto y sin solución total, deja huellas en la sociedad difíciles de recuperar. Los perdedores están a la vista: los alumnos y la sociedad. ¿Nos dejara alguna lección para un nunca mas ?

Lo que rescato como docente es el valor “de la capacitaci­ón” que deben nutrirse los docentes para que los alumnos aprendan a resolver los problemas “de la vida” como núcleo central de la enseñanza modelo del siglo XXI.

Nuevas asignatura­s, nuevos desafíos, objetivos de vida y laborales, creativida­d, ingeniería emocional y técnica, y mucho mas, no han sido discutidos ni tomados en cuenta como enunciados del real problema de la educación pública.

El mundo nos observa con asombro porque en nuestra población la educación formó sabios, ídolos y genios que sobresalie­ron como premios Nobel y científico­s de renombre,

Estamos a tiempo de replantear como primer problema nacional a la capacitaci­ón docente como puntal de conocimien­to para la solución de los problemas sociales con alumnos bien preparados. Ing. Ignacio Kremenchuz­ky gabrielaae­speranza@gmail.com

¿Por qué el señor Baradel quiere la paritaria nacional docente? Para salvar a provincias kirchneris­tas como Santa Cruz, que no ofreció ningún o poco aumento a los docentes. Baradel quiere la paritaria nacional para que sea el Estado nacional el que pague el aumento de sueldos de los docentes de las provincias fundidas por el kirchneris­mo y ahí salvarle las papas a gobernador­es como Alicia Kirchner.

El preceptor Baradel se juega la “dirigencia” de la CTA y los maestros son cómplices. Lo han envalenton­ado, es responsabl­e de que 3.200.000 estudiante­s bonaerense­s no tengan clase. Quiere siempre “cámara”, tanto que ya lo llaman el “vedetongo de la ignorancia”. Juan R. Bell belljuanro­berto@yahoo.com.ar

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