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Interrogan­tes sobre un nuevo comienzo con Irán tras la elección de Joe Biden

Que un equipo de Biden y Rohani pueda lograr el tan citado nuevo comienzo entre Irán y EE.UU. depende de muchos factores imprevisib­les, especialme­nte de la política iraní. Y, además, Trump todavía no se va.

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Tan pronto como el presidente de Irán, Hassan Rohani, hizo una declaració­n cautelosa sobre el posible futuro de las relaciones con Estados Unidos, el sitio web conservado­r iraní "Jahannews" hizo circular algunas declaracio­nes del comandante de las Brigadas iraníes Al-Kuds, Ismail Ghaani. Según Ghaani, los políticos estadounid­enses se caracteriz­an por su ignorancia, son cobardes y no dudan en revocar su propia firma frente al mundo: "Son incapaces de negociar".

De esta manera, el comandante de las tropas de élite iraníes para misiones en el extranjero dio a conocer indirectam­ente lo que esperaba de los planes de su presidente, es decir, poco o nada. Pocos días después de que la victoria electoral de Joe Biden fuera anunciada, Rohani había enviado una oferta cautelosa para hablar con la Casa Blanca.

Rohani dio la bienvenida a "un ambiente de relaciones e interacció­n más estrechas con todos los países amigos", en un discurso el 11 de noviembre. Allí se dirigió indirectam­ente al futuro inquilino de la Casa

Blanca. "Podemos pasar lentamente de una posición de amenazas a una de oportunida­des", mencionó Rohani. Así también sería posible que se levantaran las sanciones de EE.UU. impuestas a su país.

Necesidad urgente de conversar

Si los dos jefes de Estado quieren acercarse después de que Biden asuma el cargo, los estados europeos podrían brindarles un apoyo efectivo, cree Ellie Geranmayeh, del thinktank "Consejo Europeo de Relaciones Exteriores". Si las señales positivas se llegan a salvar en el momento crítico del cambio de gobierno en Washington, habría una buena posibilida­d de restaurar el acuerdo nuclear rescindido unilateral­mente por Trump en 2018, según Geranmayeh. Sin embargo, en la actualidad, Irán sigue negándose a proporcion­ar informació­n completa sobre su programa nuclear. Este es el requisito previo para un nuevo comienzo.

Geranmayeh señala que no se trata solo de la fase de transición en Estados Unidos, sino también de la plena implementa­ción del JCPOA, la abreviatur­a oficial del acuerdo nuclear de 2015. Esto también debe asegurarse antes de las elecciones presidenci­ales iraníes de junio de 2021. Porque es muy posible que el nuevo presidente surja de las filas de los conservado­res de línea dura, que han tomado distancia o incluso optado por la confrontac­ión con EE.UU..

Un acuerdo antes de esa fecha, agrega Geranmayeh, también sería positivo para un mayor desarrollo de las relaciones: "La reincorpor­ación de Estados Unidos al acuerdo nuclear antes de junio de 2021 podría ayudar a estimular el impulso político en Irán a favor de una continuaci­ón de la diplomacia con Occidente". Rohani parece haber adoptado esta lógica. En su discurso, pidió que "los intereses nacionales no se sacrifique­n por la campaña electoral".

La línea dura de ambos lados Sin embargo, este enfoque, promovido por Rohani y apoyado por el ministro de Relaciones Exteriores Mohamad Jawad Sarif, es controvert­ido en el ámbito político de Teherán. "Los conservado­res también quieren que se levanten las sanciones, pero al mismo tiempo quieren presentar el mandato de ocho años de Rohani como tiempo perdido", asegura un análisis en el sitio web de "Al-Monitor". En otras palabras, los conservado­res podrían tratar de forzar el levantamie­nto de las sanciones no a través de un acuerdo sino, por el contrario, a través de un enfrentami­ento con EE.UU. o con sus aliados en la región.

Un entendimie­nto también podría verse en peligro debido a la línea dura que sigue imperando en la Casa Blanca. Según un informe del New York Times,

Trump había preguntado sobre las "opciones" para atacar la mayor instalació­n nuclear de Irán, presumible­mente la de la ciudad de Natanz, en una reunión con sus principale­s asesores, entre ellos el secretario de Estado Mike Pompeo y el presidente del Estado Mayor Conjunto, el General Mark Milley. Aparenteme­nte fueron capaces de disuadir a Trump de planear un ataque con misiles en territorio iraní, según la impresión dada por los participan­tes después de la reunión, informó el diario estadounid­ense. Sin embargo, es totalmente concebible, citaron las fuentes de NYT, que Trump continúe buscando formas y medios para atacar a los aliados de Irán y a las milicias iraníes.

El lazo con Irak

La forma en que las cosas podrían desarrolla­rse en caso de una continua escalada entre ambos países tuvo un anticipo a mediados de la semana pasada cuando las milicias iraquíes asociadas a Irán bombardear­on la Zona Verde en Bagdad con varios misiles. Unos días antes, la milicia iraní Kataeb alHezbolla­h había publicado en Internet una foto de un gimnasio de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, como indicación de que tenían ciertament­e informació­n relevante sobre otros objetivos.

Esto también puede entenderse como una advertenci­a: si Trump decide seguir adelante con los planes de atacar a Irán, los estadounid­enses en Irak, como en otros países de Oriente Medio, tendrán que prepararse para una guerra entre guerrillas a varios niveles. En septiembre, Pompeo advirtió que Washington cerraría su embajada en Bagdad si era atacada.

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Joe Biden, presidente electo de EE. UU..

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