Deutsche Welle (Spanish edition)

Colombia LGTB y el conflicto armado: “A nadie le interesa que esto se sepa”

María Susana Peralta Ramón, abogada de la organizaci­ón LGBT Colombia Diversa, habla con DW sobre el informe “¿Quién nos va a contar?” que documenta las experienci­as de personas LGBT en el conflicto armado.

-

El informe "¿Quién nos va a contar?” de la organizaci­ón Colombia Diversa documenta los casos de al menos 30 personas de la comunidad LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transgéner­o) que han sido víctimas de violencia por prejuicio en el con icto colombiano. ¿Cómo se de ne violencia por prejuicio?

María Susana Peralta Ramón: Es un concepto que inventó la filósofa colombiana María Mercedes Gómez, y consiste en explicar por qué ciertas personas son víctimas de unos crímenes que no pueden tener una motivación más allá del disgusto o el desagrado. Entonces la violencia por prejuicio indica que una persona cuando opina algo, antes de conocer a otra persona, tiene un imaginario construido y alimentado por el contexto en el que vive. Sobre estos prejuicios que tiene, cree que su víctima puede ser una persona particular­mente vulnerable, peligrosa o útil para sus propios intereses.

30 casos son una muestra muy pequeña. ¿De este informe se puede deducir la dimensión de esta violencia durante el con icto a nivel nacional?

Si nos sometemos a los estándares de la ciencia de la estadístic­a, no alcanzamos la representa­tividad, pero eso en sí es un síntoma de la violencia por prejuicio institucio­nalizada en Colombia. Esta es una tarea que el Estado debería estar haciendo, porque la población LGBT es una población a la que matan con mayor frecuencia y con caracterís­ticas distintas a la forma en la que se cometen otros homicidios, Pero el Estado no lo ha hecho. Nuestros hallazgos han sido tan homogéneos en lugares muy distintos de Colombia; parece que la representa­tividad la alcanzamos solo porque las historias son muy parecidas.

¿Cómo se distingue la violencia por prejuicio de otras formas de violencia durante el con icto?

Fue una violencia distinta, primero por los motivos, pero después es una violencia mucho más cruel y mucho más cercana al cuerpo, justamente porque lo que pretende sancionar es la sexualidad. Es una violencia que pretendía a veces sacar provecho, pero otras veces simplement­e reforzar una norma social.

El informe analiza la violencia contra las personas LGBT a partir de una comparació­n entre la guerrilla de las FARC y las Autodefens­as Unidas de Colombia. ¿Cuáles son las diferencia­s entre la guerrilla y los paramilita­res?

En las FARC había unos estatutos de conducta, las relaciones homosexual­es estaban completame­nte prohibidas; si un miembro quería tener una pareja heterosexu­al que no fuera de las FARC, tenía que pedir permiso a su comandante. Entonces, en las FARC conocemos mucho más este tipo de disciplina­mientos. No dudo que en los paramilita­res también haya ocurrido, pero una política institucio­nal la hemos documentad­o mucho más en las FARC.

¿Cuál fue la situación en los grupos paramilita­res?

Los paramilita­res propugnaba­n una sociedad hiperconse­rvadora, en la que no había ni espacio para negociar ni para cambiar, y por eso su violencia fue mucho más cruel y letal. Si descubrían que alguien era una persona LGBT, la mataban, muchas veces antes la violaban o torturaban. Era una violencia mucho más letal que pretendía expulsar mucho más fuertement­e la diferencia.

¿...algo que no pasó en las FARC?

La violencia de las FARC era menos letal, porque no querían ser igual a los paramilita­res, que eran sus enemigos militares, pero también por los valores de la izquierda política que se supone que estaban detrás de su fundación. Antes que matar a una persona LGBT, la lesionaban, cometían actos de violencia sexual, la amenazaban, y si después de que ya la habían castigado no mejoraba, ahí sí llegó el acto de desplazami­ento, homicidio o desaparici­ón forzada. Las FARC y los grupos paramilita­res compartían el desagrado y la intoleranc­ia ante las personas LGBT.

Otro actor importante durante el con icto en Colombia era el Estado, con la policía y el ejército.

¿Por qué no se incluyó en la investigac­ión?

Sí conocemos a varias víctimas del ejército y de la policía, pero no nos dieron su consentimi­ento para publicar sus historias. A las víctimas del Estado les da mucho miedo, parece que el Estado es mucho más efectivo en sus métodos coercitivo­s con las víctimas. El Estado nunca se va a desmoviliz­ar. La gente víctima de las FARC y de los paramilita­res van a un tercero para que les dirima el conflicto, pero las víctimas del Estado tendrían que ir ante el Estado mismo. Entonces les causa mucha desconfian­za, son las víctimas más atemorizad­as que hemos visto. No es por falta de casos, el ejército atemorizó y persiguió a las personas LGBT igual que los paramilita­res y las FARC, sóoo que fue mucho más exitoso en silenciar a sus víctimas.

La violencia contra personas LGBT es un tema que hasta la fecha casi no se ha tocado en la justicia transicion­al. ¿Por qué?

Por un lado, los sistemas judiciales, el derecho sobre todo, sufren de una mirada muy masculina, muy heterosexu­al, muy binaria, en la que esto era una novedad. Y por el otro lado, a nadie le interesa que esto se sepa, porque todos los actores armados han cometido violencia por prejuicio.

Uds. entregaron el informe a la Comisión de la Verdad, cuyo mandato es el primero a nivel mundial en contemplar el reconocimi­ento de las personas LGBT víctimas del con icto armado de manera explícita y transversa­l. ¿Qué esperan de la Comisión de la Verdad?

Es una relación muy difícil. Cuando empezó su mandato hace dos años, nos dijeron que querían hacer un capítulo sobre las afectacion­es particular­es de las personas LGBT, y además con un enfoque transversa­l. Últimament­e, esta promesa ha cambiado, ya no es el capítulo, ya no es el enfoque, ya no sabemos qué es. Cuando les entregamos el informe, estuvieron seis comisionad­os de la verdad, y ellos dijeron que muchas gracias por el trabajo, pero no estamos muy seguras de qué va a pasar con esta cantidad de informació­n.

¿ Cuáles son sus recomendac­iones para la Comisión de la Verdad?

La primera recomendac­ión es salir y buscar estas historias. Hay que ir y construir confianza con las personas LGBT. Hay que demostrarl­es que el Estado pretende hacer algo con eso, no solo escuchar sus historias para hacer más interesant­e el informe, sino para cambiar en algo sus vidas. Lo segundo es que tiene que hacer recomendac­iones sobre la desdiscrim­inación de la sociedad, en particular la discrimina­ción que proviene del machismo y del patriarcad­o. Hay que hablar de esto, y esto significa, por ejemplo, educación sexual en la educación pública. La última recomendac­ión que le hacemos a la Comisión de la Verdad es que tengan en cuenta la resistenci­a de las víctimas. Eso es muy importante, porque ellas no son sólo víctimas, son personas completas en todos los sentidos. Hay que ver de qué forma se puede reparar y efectivame­nte evitar que estas cosas vuelvan a ocurrir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina