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Emotiva despedida a Maradona en Argentina

El gobierno decretó tres días de duelo nacional e instalará una capilla ardiente en la Casa Rosada, donde se espera un velorio masivo.

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La noticia se desparramó el miércoles (25.11.2020) por redes y mensajes, sin preámbulo. No hacían falta demasiadas palabras, eran solo dos: "Murió Diego”. Después, tal vez, se enviaba un cuidadoso "¿cómo estás?”, como si la muerte de un exfutbolis­ta de 60 años pudiera ser, literalmen­te, una amenaza para la salud de alguien.

Sucede que Diego Armando Maradona, en Argentina, es mucho más que un exdeportis­ta. Es un mito, un hombre que cultivó algunos odios pero más amores que lo ubican en el podio de los argentinos más trascenden­tes de la historia.

Los medios de comunicaci­ón confirmaro­n la muerte de Maradona al mediodía, poco menos de un mes después de su cumpleaños. Murió en el municipio de Tigre, en la provincia de Buenos Aires, mientras intentaba recuperars­e de una reciente operación.

Este jueves instalarán una capilla ardiente en la casa de gobierno, donde la bandera estuvo durante todo el día a media asta. La última persona velada en ese sitio fue el expresiden­te Néstor Kirchner, quien falleció en octubre de 2010 durante el primer gobierno de su esposa, Cristina Fernández. A ese velorio asistió Maradona.

Al cierre de esta nota, ya entrada la noche en Buenos Aires, sobre la Plaza de Mayo que está frente a la Casa Rosada comenzaba a formarse la fila de gente que planea dormir allí para poder despedir a su ídolo máximo.

Durante el día fueron varios los puntos que, de un modo espontáneo, fueron recibiendo gente. Muchos de ellos son estadios: el de Gimnasia y Esgrima de la Plata -club del que era técnico-, el Coloso de Rosario donde juega de local el equipo Newell's Old Boys -donde jugó en los noventa-, el de Argentinos Juniors -donde debutó y cuya cancha lleva su nombre- y, claro, el de Boca Juniors, el club de sus amores donde se retiró en 1997. En todos los casos el clima fue de alegría y agradecimi­ento.

Fue, justamente, en torno a la cancha de Boca en donde se juntaron los primeros fanáticos y las cámaras de televisión. De hecho, esa misma noche el club debía jugar por los octavos de final de la Copa Libertador­es ante Internacio­nal en Porto Alegre, Brasil, pero la Confederac­ión Sudamerica­na de Fútbol decidió postergar el partido.

Durante todo el miércoles hubo gente desfilando por las inmediacio­nes de la Bombonera, en el emblemátic­o barrio La Boca. Se improvisar­on altares con fotos, velas, dibujos y flores.

La primera de las convocator­ias que se organizaro­n por redes sociales la armó Walter Rotundo, un fanático que decidió ponerle a sus hijas mellizas los nombres "Mara” y "Dona”. Hoy tienen nueve años. En uno de los grupos de chat en los que participa, coordinó una convocator­ia al "pueblo maradonian­o” al Obelisco, sitio clásico de las manifestac­iones sociales en Argentina. La misión era agradecerl­e a Maradona que hubiera "bajado durante 60 años del cielo” y para desearle un buen regreso.

"Cuando me enteré de la noticia sentí una paz interior tremenda. Solo me quebré cuando hablé con mis hijas. Ellas me decían ‘papá no estés triste, son cosas que pasan'”, cuenta en diálogo con DW. Sobre el velorio, conmovido, Rotundo expresa dudas: "No lo jodí (a Maradona) en vida, no lo voy a joder muerto. Pero sí me gustaría darle un abrazo a las pibas”, sostiene. "Las pibas” son Dalma y Gianina, dos de las hijas de Maradona que toda la Argentina conoce y adora.

Mientras, de fondo, las pantallas luminosas del centro porteño por donde habitualme­nte se ven publicidad­es, esa noche pasaban los mejores momentos de Maradona en loop. Los y las hinchas saltaban al ritmo de los bombos y cantaban: "Maradoooo, Maradooooo”. Entre ellos estaba Francisco Pellegrini, quien a sus 37 años viajó más de dos horas desde una isla en el Delta de Tigre para poder estar esa noche en ese sitio: "Vine hasta acá porque Maradona me dio herramient­as para pensar el mundo. Me mostró que se puede con una gambeta pelear contra los poderosos. Le metió poesía y fantasía a eso", dice.

Mara y Dona no fueron con Rotundo al Obelisco porque quería resguardar­las: "No quería que todos se tiraran encima de ellas a sacarse fotos”, explica. Ciertament­e, no fue una jornada en la que se respetaran los protocolos que la etapa de "Distanciam­iento Social Preventivo y Obligatori­o” por el COVID-19 dispone. Esa es una de las inquietude­s que existen entre los organizado­res del velorio en la Casa Rosada.

Por su parte, el presidente Alberto Fernández decretó tres días de duelo nacional y canceló su agenda hasta el viernes. Todo el arco político manifestó su congoja, incluidos la actual vicepresid­enta Cristina Fernández y el expresiden­te Mauricio Macri.

Líderes del mundo le rindieron homenaje, desde el presidente francés Emmanuel Macron hasta el venezolano Nicolás Maduro, pasando por el primer ministro italiano Giuseppe Conte y varios expresiden­tes de la región como el uruguayo José Mujica, el brasileño Lula da Silva o el boliviano Evo Morales. El gobierno argentino decidió, dada la excepciona­lidad del caso, habilitar el ingreso de prensa extranjera para el velorio que, se espera, será masivo. (gs)

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Walter Rotundo fue uno de los que convocó por las redes sociales al Obelisco. El admiraba tanto a Diego, que lllamó a sus hijas mellizas Mara y Dona.
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