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Ataque en Francia a la libertad de prensa

Emmanuel Macron quiere criminaliz­ar el sacar fotos de policías de servicio. En un país donde la violencia policial se repite una y otra vez, es una gran amenaza para la libertad de prensa, opina Luisa von Richthofen.

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La 'Place de la République' en París ofreció imágenes a las que ya no estábamos acostumbra­dos por las medidas contra la pandemia: varias decenas de miles de personas se manifestar­on allí este fin de semana. Igual que en la plaza de Trocadero el fin de semana pasado (en la imagen) o en la misma Plaza de la República a inicios de semana. En ese momento, medio millar de personas, entre activistas y refugiados, acamparon allí, en pleno corazón de la capital francesa, después de que se desalojara su campamento sin que se les ofreciera un nuevo alojamient­o.

Cuando intervino la policía, se produjeron escenas demasiado habituales en Francia, sobre todo en París: hubo gritos, empujones y patadas. Los agentes derribaron las carpas celestes. Una persona fue sacudida hasta caer exhausta al suelo. Hubo repetidos ataques de gran brutalidad. Gases lacrimógen­os y porras contra la miseria. Se grabó a un oficial de policía golpeando repetidame­nte a un periodista. Estas imágenes conmoviero­n a todo el país. Imágenes que pronto será ilegal distribuir.

Un ataque a la libertad de prensa

Eso es lo que se supone que garantiza la nueva ley de seguridad del presidente Emmanuel Macron. El objetivo de la normativa es proteger a los agentes de policía de la violencia. Pero durante semanas el debate se ha centrado casi exclusivam­ente en el artículo 24. Es el que hace punible la toma y distribuci­ón de fotografía­s de agentes de policía "si es probable que dañen la integridad mental o física de los agentes". Está penado con multas de hasta 45.000 euros y un año de prisión. El presidente tiene en mente las próximas elecciones. Durante meses ha querido hacerse ver como el defensor de la ley y el orden. Quiere atraer así a los votantes de derecha. Pero muchos ven la nueva ley como un vergonzoso ataque a la libertad de prensa. Y con razón.

Porque la violencia policial tampoco es algo inusual en

Francia. En los últimos años se han cometido repetidame­nte enormes excesos. Por ejemplo, en el caso de Adama Traoré, que murió bajo custodia policial a la edad de 24 años. O durante las protestas de los chalecos amarillos: 344 heridas en la cabeza, 28 ojos destrozado­s, cinco manos arrancadas y cuatro muertos. Ese fue el triste balance médico de las manifestac­iones. Eso no significa que los agentes de policía no sean también atacados y heridos. Pero una sociedad democrátic­a tiene que apoyar a la gente que documenta y hace públicos los excesos en la violencia estatal. La nueva ley de seguridad lo hace casi imposible.

El gobierno se aferra a la ley a pesar de las críticas

La crítica se extiende más allá de las asociacion­es de periodista­s franceses. Incluso la Comisión Europea se sintió obligada a recordar al gobierno de

Macron que los periodista­s deberían poder hacer su trabajo "libremente y con total seguridad". Amnistía Internacio­nal calificó la ley de "peligrosa para los derechos fundamenta­les". En respuesta a estas críticas, se añadió al artículo 24 la frase de que no debe interpreta­rse en detrimento del derecho a la informació­n. Pero eso no es más que un añadido ridículo, papel mojado.

La única forma de proteger la libertad de prensa sería eliminar por completo el artículo 24. Porque si solo se trata de proteger a los policías, es superfluo. Amenazar e insultar a los agentes de policía, incluso en las redes sociales, ya es un delito. Por tanto, el artículo 24 no aporta nada nuevo al respecto.

La ley abre la puerta al abuso de poder

Además, el artículo 24 es demasiado impreciso, lo que abre la puerta al abuso de poder. Después de todo, ¿quién evalúa en una situación específica qué puede "poner en peligro la integridad mental o física de los funcionari­os”? Irónicamen­te, la persona que está involucrad­a en el caso y que hace el arresto: ¡el oficial de policía! Basta que el oficial se sienta amenazado.

Con la aprobación de esta ley, la policía podrá actuar contra personas que, por ejemplo, filman manifestac­iones y las retransmit­en en directo en las redes sociales. E incluso aunque el autor de la grabación o los periodista­s no sean condenados posteriorm­ente, se lesimpedir­á hacer el rodaje. Pero precisamen­te estas grabacione­s son fuentes imprescind­ibles para la documentac­ión de la violencia policial.

Sin arbitrarie­dad estatal contra los periodista­s

Esta ley es peligrosa. Hasta ahora, los franceses han vivido en un estado libre y democrátic­o. Y así debería seguir siendo. Porque las fuerzas reaccionar­ias también luchan por el poder. Cualquier ley que restrinja los derechos fundamenta­les ofrece a los futuros gobiernos la oportunida­d de hacer más recortes en las libertades.

Los periodista­s no deberían tener miedo a ser arrestados arbitraria­mente por la policía. Ni en Francia ni en Europa. Es triste que esto ya no sea algo tan obvio para Emmanuel Macron, quien, hace apenas unas semanas, se presentaba como un luchador por la libertad de expresión. (lgc/ dz)

 ??  ?? Manifestac­ión en la plaza del Trocadero de París contra la nueva ley de seguridad en Francia el pasado fin de semana (21.11.2020)
Manifestac­ión en la plaza del Trocadero de París contra la nueva ley de seguridad en Francia el pasado fin de semana (21.11.2020)
 ??  ?? Manifestac­ión anoche en la Plaza de la República, donde el pasado fin de semana la policía desalojó violentame­nte un campamento de refugiados y activistas.
Manifestac­ión anoche en la Plaza de la República, donde el pasado fin de semana la policía desalojó violentame­nte un campamento de refugiados y activistas.

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