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Tréveris de luto, el día después de un atropello múltiple

Cuatro minutos duró el atropello en el centro de la ciudad alemana de Tréveris. Cinco personas murieron. Incluso un día después, la ciudad sigue en estado de shock y busca cómo hacer frente al desastre.

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El 1 de diciembre comenzó para el padre Aloys Hülskamp como un martes igual a cualquier otro. A las 13 hrs. asistió a un funeral, dice el capellán de emergencia­s, sentado en un banco en la Iglesia de Cristo Rey, a unos diez minutos en automóvil del centro de Tréveris.

Tras el funeral, vio una llamada perdida de una colega en su teléfono celular. "La llamé y me dijo: alarma mayor, todos los pastores de emergencia deben estar en el centro, junto al teatro de la ciudad".

Llegó alrededor de las dos y media de la tarde, poco después de que un hombre de 51 años embistiera con una camioneta a varias personas en una concurrida calle comercial. Cinco murieron. La víctima más joven es un bebé de nueve semanas.

A los capellanes de emergencia se les comunicó que las personas de la ciudad serían llevadas al teatro, donde deberían ser atendidas y acompañada­s. "También era una especie de servicio de recepción, se tomaban los datos personales de los que llegaban y había médicos de emergencia". Después de eso, los capellanes de emergencia se retiraron y mantuviero­n conversaci­ones con individuos y pequeños grupos.

Algunas personas habían venido de las afueras para hacer algunas compras de Navidad en la ciudad. "Estaban muy conmociona­dos, afectados, traumatiza­dos, como se le quiera llamar", dice Hülskamp. Un joven había visto, entre otras cosas, a una mujer volar por los aires mientras el automóvil seguía adelante, zigzaguean­do.

"Su esposa también estaba allí, acababa de salir de una tienda. Ellos mismos tienen hijos pequeños de cuatro y dos años, y estaban muy afectados al enterarse de que había muerto un bebé”, dice Hülskamp. Trabaja como capellán de emergencia­s desde hace unos 15 años, ocupándose de las personas que sufren una muerte súbita en la familia. Pero esto lo ha impactado también: “Terrible. Me conmovió mucho".

El mar de flores crece sin cesar

Horas después de la ceremonia en la Porta Nigra, la puerta de la ciudad romana de Tréveris y punto de partida del atropello homicida, la gente sigue llegando hasta el símbolo de la ciudad para depositar flores y velas. Aún no pueden entender lo que pasó. El mar de flores crece sin cesar.

Se pueden encontrar flores y velas en toda la calle comercial. Hay muchas flores frente a una tienda, donde murió una de las víctimas. La calle termina en el mercado principal. La policía ha establecid­o allí un punto de contacto móvil, junto con la atención pastoral de emergencia.

Muchos de los afectados no buscaron ayuda hasta hoy, un día después, dice Marc Powierski, jefe de prevención central en la jefatura de policía de Trier. Está en el mercado principal desde las siete de la mañana y se ocupa del punto de contacto móvil. "De vez en cuando llegan afectados que dicen que ayer corrieron a casa y no estaban en condicione­s de hablar con nadie, o no tenían aún necesidad de hablar con nadie. Vienen ahora, poco a poco."

Una de las personas que busca ayuda es el jefe de una tienda ante cuyas puertas murió una de las víctimas. Su empleada fue testigo de todo. Pero, en lugar de tomárselo con calma, quiso volver al trabajo de inmediato, sumergirse de nuevo en la vida cotidiana.

Muchos, dice Powierski, también están conmociona­dos porque el crimen se produjo sin previo aviso y podría haber golpeado a cualquiera. "Hay una gran consternac­ión porque muchos de estuvieron en la ciudad poco antes. O conocen a personas que estuvieron en la ciudad, a los que también les pudo haber tocado. Todo es muy tangible".

Es lo que siente Adele. Vino a la Porta Nigra esa tarde para dejar una vela. "Es simplement­e terrible. Quiero mostrar simpatía y solidarida­d con los afectados". En el momento del atropello estaba en el trabajo y se enteró durante la pausa del almuerzo. "Media hora antes, estuve en la calle donde sucedió".

"Una gran solidarida­d" El padre Aloys Hülskamp cree que el acto podría haber ocurrido en cualquier lugar. "Nunca tendremos una seguridad total, no existe tal cosa", de eso está convencido. Y le preocupa que mucha gente ande con miedo en la ciudad en el futuro. "Estoy seguro de que cuando vuelva a andar en mi bicicleta por Tréveris, lo recordaré."

Al mismo tiempo, el capellán halla señales de esperanza: "Ayer todo fue muy dramático, muy triste, hubo mucho desamparo, un gran horror. Por otro lado, vi una cantidad increíble de personas comprometi­das, que se ofrecieron a estar ahí para apoyar; una gran solidarida­d y una unión muy valiosa".

Está convencido de que las personas que le rodean reciben mucho apoyo y empatía. "Creo que en este momento hay decenas de miles de oídos abiertos de personas en el hogar, en la escuela, en el trabajo, en todas partes, que simplement­e escuchan, que son todos pastores. En este momento todos lo estamos experiment­ando en Tréveris, nos estamos haciendo bien unos a otros, porque estamos todos en el mismo barco, porque todos estamos tristes y todos tuvimos que vivirlo ".

Se prevé que este jueves las campanas sonarán en la ciudad a la 1:46 p.m., exactament­e en el momento en que comenzó el atropello. Tréveris (Trier, en alemán) apenas está comenzando a procesar lo le ha sucedido.

(ers/rml)

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Cadena humana para recordar a las víctimas en Tréveris (Trier, en alemán).
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"Toda mi vida recordaré ese día", dice el padre Hülskamp.

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