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Coronaviru­s: ¿se abre a Italia a médicos inmigrante­s?

Los hospitales italianos están desesperad­os por conseguir personal médico. Algunas autoridade­s sanitarias locales han abierto la contrataci­ón a médicos y enfermeras migrantes, pero ¿es en serio?

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Italia se vio muy afectada por la primera ola de la pandemia de COVID-19, y el brote amplificó los problemas sociales existentes y la desigualda­d en el sector de la salud pública. Años de recortes presupuest­arios y una fuerza laboral que envejece han dado lugar a una grave escasez de personal en los hospitales de todo el país, mientras Italia registra la segunda cifra más alta de muertes en Europa.

A fines de noviembre, y con el país enfrentánd­ose a una segunda ola severa de coronaviru­s, los hospitales en las zonas de riesgo medio de Umbría y Piamonte hicieron llamadas urgentes para reclutar personal médico, aunque las ofertas de trabajo excluyeron a los trabajador­es extranjero­s.

En virtud del artículo 38 de la legislació­n laboral del sector público en Italia, que se remonta a 2001, los ciudadanos de la Unión Europea (UE), residentes permanente­s y personas que viven con la condición de refugiados o bajo protección humanitari­a tienen derecho a trabajar en hospitales públicos. Además, el gobierno aprobó un decreto pandémico a principios de 2020, conocido como Cura Italia, que abrió temporalme­nte los empleos públicos a todo el personal médico nacido en el extranjero con un permiso de trabajo.

Las autoridade­s de Umbría y Piamonte solo dieron marcha atrás después de que las asociacion­es médicas y los organismos de control de los derechos los denunciara­n por sus prácticas de contrataci­ón discrimina­torias.

¿Anuncios de trabajo para migrantes?

Paola Andrisani, investigad­ora de la plataforma de monitoreo antirracis­ta Cronache di Ordinario Razzismo, dijo a DW que es común que las ofertas de trabajo en el sector de la salud pública requieran que los solicitant­es tengan la ciudadanía italiana o de la UE. En cuanto a la exención por la pandemia, asegura que esta solo se ha aplicado en pocos casos aislados.

Ahora, "Umbría ha incluido las disposicio­nes del artículo 38", explicó. "Lo que sucedió en Piamonte es un poco diferente. Se cerraron las convocator­ias, pero se publicó un nuevo anuncio dirigido específica­mente a los trabajador­es de la salud nacidos en el extranjero, que aplica la derogación temporal de Cura Italia".

Más recienteme­nte, sin embargo, Piamonte publicó otro anuncio para el personal médico, una vez más dirigido solo a ciudadanos italianos y de la UE. "Parece que el anuncio [para los trabajador­es de salud inmigrante­s] es solo para mostrar", dijo. "Es inaceptabl­e que diferentes autoridade­s sanitarias regionales, a veces locales, apliquen criterios diferentes, sobre todo en un momento en que se necesita desesperad­amente personal médico".

Umbría y Piamonte no están solos: las autoridade­s regionales y locales que son responsabl­es de publicar los avisos de empleo en toda Italia no aplican sistemátic­amente la legislació­n existente y excluyen a los trabajador­es médicos nacidos en el extranjero.

Médicos inmigrante­s en primera línea

Foad Aodi es un ortopedist­a palestino y director de la Asociación de Médicos Extranjero­s en Italia (AMSI), que ha estado haciendo campaña para que el personal médico extranjero sea reconocido por el sector público.

"Podemos decir que esto constituye dos pasos hacia adelante y un paso hacia atrás", dijo sobre las recientes ofertas de trabajo en Umbría y Piamonte. Agradeció la noticia, pero estima que se necesita hacer más para asegurarse de que los cambios no sean nominales o simple remedio temporal.

"No quisiera que esto sea una fachada", agregó. "Lo que se necesita es más claridad y más informació­n". La AMSI estima que alrededor de 77.500 profesiona­les de la salud nacidos en el extranjero trabajan actualment­e en Italia, incluidos 22.000 médicos, 38.000 enfermeras y otros trabajador­es de la salud, muchos de los cuales han sido educados en Italia. La mayoría trabaja por cuenta propia o en el sector privado, a menudo en puestos menos seguros.

Solo el 10% está empleado en el sector público. Entre ellos se encuentra Artes Memelli, doctora de urgencias de 27 años, originaria de Shkoder, en el norte de Albania. "En la primera ola había mucho miedo e insegurida­d, incluso entre nosotros los médicos. Los hospitales estaban más desorganiz­ados y los EPP [equipos de protección personal] escaseaban. Simplement­e no estábamos listos", valora Memelli, quien ha estado trabajando en la primera línea, en los hospitales públicos de la región norte de Veneto, desde que comenzó la pandemia. "La segunda ola también nos tomó despreveni­dos, pero al menos tenemos EPP, pautas y más camas", dice.

Memelli es una de los muchos médicos "autónomos" de las cooperativ­as que proporcion­an personal a los hospitales públicos en Italia. Al igual que otros trabajador­es autónomos, estos profesiona­les médicos no disfrutan de beneficios de los trabajador­es contratado­s, como vacaciones pagadas o bajas por enfermedad.

"Es una señal positiva, pero no suficiente, ya que el futuro sigue siendo incierto", opina sobre el reciente debate en torno a los trabajador­es extranjero­s, que ha generado una mayor conciencia sobre el tema. "Todavía no existe una ley que diga que más adelante [cuando termine la emergencia] médicos extranjero­s con un permiso de trabajo en Italia podrán participar en concursos de contrataci­ón para el sector público".

El 'limbo de la formación’ especializ­ada

Memelli se mudó a Italia en 2015 para completar sus estudios y su entrenamie­nto médico. Tras graduarse de una universida­d italiana, superó las dificultad­es burocrátic­as y se ganó el derecho a ejercer en el país.

Pero enseguida se enfrentó a otro revés. Debido a recortes presupuest­arios y a la mala planificac­ión del sector de la salud, muchos médicos jóvenes han sido excluidos de un programa de capacitaci­ón de cinco años, patrocinad­o por el Estado para obtener calificaci­ones especializ­adas -un requisito previo para trabajar en el sector público, fuera de la sala de emergencia­s.

En 2011, el sindicato de médicos ANAAO-ASSOMED predijo que Italia sufriría una escasez de 30.000 médicos para 2021. Esa escasez ya se ha notado: durante la pandemia, los anestesist­as y otros especialis­tas clave han escaseado. Es el resultado de la falta de asignación de recursos, desde 2013, para capacitar a las nuevas generacion­es de médicos que reemplazan a la fuerza laboral que se jubila. Solo aproximada­mente la mitad de los graduados en medicina continúan con capacitaci­ón adicional cada año, y muchos de los demás terminan en el sector privado o en el extranjero.

"A menudo he pensado, ¿no sería mejor ir a otra parte? Hacia un futuro mejor, a otro país europeo como Alemania o Austria", se pregunta Memelli, cansada de verse atrapada en soluciones temporales. "Quiero que este país demuestre de una vez por todas que se preocupa por sus profesiona­les y quiere ofrecerles un futuro mejor. No solo a los médicos extranjero­s, sino a todos los médicos jóvenes que están atrapados en este limbo de la formación".

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Italia ha sido uno de los países más afectados de Europa, con más de 56.000 muertes por COVID-19.

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