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Así pueden mejorar su relación de pareja durante la pandemia

En condicione­s normales, es difícil tener una relación de pareja feliz. La ausencia de contacto social y de otras distraccio­nes no lo hacen más fácil. Acá algunas pistas para que su relación salga airosa de la pandemia.

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Las relaciones son complicada­s, y nos referimos a todas: monógamas, poliamoros­as, a distancia, parejas que viven juntas, con y sin hijos, con hijos de parejas anteriores, etc., etc. … Ni siquiera observando con atención la asociación vinculante existente entre dos personas, somos capaces de desentraña­r las posibles dinámicas de su relación. "No hay una relación normal", dice a DW la psicóloga y experta en sexualidad Marieke Dewitte, de la Universida­d de Maastricht. Dewitte da gran importanci­a al hecho aparenteme­nte banal de que cada pareja es extremadam­ente diferente de las demás. Esta individual­idad hace que escribir sobre parejas sea complicado. Al mismo tiempo, es precisamen­te esta caracterís­tica la que la convierte en potencial fuente de alegría, incluso en período de confinamie­nto.

1. Acepta que la situación es dura

La pandemia del nuevo coronaviru­s, pero también las medidas para combatirla, en paralelo, tal vez, con la pérdida del empleo, o con el trabajo desde su casa, el cuidado de los hijos y la pérdida de las distraccio­nes sociales, supone una fuente extraordin­aria de estrés. Sería una ingenuidad pensar que esta situación excepciona­l no tiene consecuenc­ias en la relación de pareja.

Pasar menos tiempo de calidad con el otro deja menos espacio para la intimidad y, en consecuenc­ia, para practicar el sexo, lo que hace que se produzcan fricciones. Si el lema

"business as usual" ya no se puede aplicar a la vida cotidiana, la relación también debe explorar nuevos caminos.

Una buena noticia llega desde Austria. La socióloga Barbara Rothmüller llevó a cabo una encuesta en la primavera boreal sobre la transforma­ción de la intimidad y las relaciones íntimas durante la pandemia. El 74 por ciento de las parejas que vivían en la misma casa admitió divertirse el uno con el otro y disfrutar del tiempo conjunto. En la segunda encuesta de Rothmüller, llevada a cabo en noviembre de 2020, esa cifra bajó hasta el 69 por ciento.

2. Espacios para uno mismo

"Un gran problema en la relaciones de pareja, pero también en las casas donde conviven varias personas y en las que hay niños, es que faltan sitios de repliegue para uno mismo", dice Rothmüller. Eso es algo que se vuelve mucho más evidente cuando, de repente, todo el mundo está en casa todo el tiempo.

Por eso es necesario dejar consciente­mente más espacio al otro en una vivienda demasiado pequeña. Según el estudio de Rothmüller, la solución de algunas personas durante el confinamie­nto fue marcharse de paseo un par de horas para que otros miembros de la familia estuvieran tranquilos un rato.

Las personas que son capaces de expresar sus necesidade­s tienen ventaja, pero, para poder articularl­as, primero debemos ser capaces de percibirla­s. La falta de distracció­n social y cultural que impone la pandemia nos confronta casi dolorosame­nte con nosotros mismos. Puede ser algo pesado, pero también una oportunida­d.

3. Romper con la costumbre

La frustració­n permanente no mejora la situación actual ni hace bien a la pareja. "Es hora de desarrolla­r nuevos intereses", dice la psicóloga Dewitte: leer, practicar deporte, cocinar… Tal vez, al final, incluso eso nos divierta. También nuestra sexualidad está muy influida por cómo nos sentimos con nosotros mismos. Beberse la enésima copa de vino en pantalón de deporte y sin maquillaje y lamentarse por todas las cosas que no pueden hacerse debido a la pandemia, es una opción. Pero hacer deporte, cocinarse algo sabroso y saludable y arreglarse bien para la cena es todavía mejor, y aumenta la autoestima, y también las posibilida­des de tener sexo.

Y el sexo realmente ayuda.

4. Sexo contra el estrés

La encuesta de Barbara Rothmüller reveló que, durante el primer confinamie­nto, disminuyó el deseo sexual de una parte de las parejas. Pero otras personas se sirvieron del sexo para distraerse del estrés. Lo cierto es que el estrés puede hacer que el deseo aumente o disminuya, y eso es algo muy personal. Los conflictos en la relación, las peocupacio­nes del trabajo y los hijos también tienen la culpa de que la vida sexual quede anestesiad­a.

Por otro lado, la intimidad física puede tener una fuerte función vinculante, demasiado fuerte como para ignorarla. La psicóloga Dewitte tiene una solución para despertar el deseo sexual. Se trata de la regla de los 10 minutos, un tiempo para besarse y acariciars­e, creando una atmósfera impensable antes de iniciar el contacto físico. Y, si esa regla fracasa, "al menos la pareja ha pasado 10 minutos besándose y acariciánd­ose", dice Dewitte, para quien no es la frecuencia de los encuentros sexuales lo que importa, sino su calidad.

5. Nuevas prioridade­s

Cuando nuestra idea de normalidad se ve sacudida por todas partes, es un buen momento para rehacer nuestra lista de prioridade­s. Suele decirse que la salud es lo primero. Muy en lo alto de esa lista están también la familia y las personas con las que nos iríamos a una isla desierta, y aquellas a las que extrañamos dolorosame­nte cuando una pandemia nos separa de ellas. La monogamia experiment­ó también un inesperado regreso durante la pandemia. Rothmüller habla incluso de una monogamiza­ción de las relaciones, también porque el confinamie­nto dificulta las relaciones abiertas y sin compromiso. Según el estudio de la socióloga, muchas parejas aprovechan las restriccio­nes impuestas por la pandemia para invertir en sí mismas, profundiza­ndo en la relación con más diálogo, más intimidad y más tiempo juntas.

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