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Las agencias rusas de inteligenc­ia o ¿quién mantiene a Vladimir Putin en el poder?

Los servicios secretos rusos FSB, SWR y GRU son muy efectivos, así parezcan torpes, dicen expertos. El FSB cumple su misión a cabalidad como “policía política”: mantener a Vladimir Putin en el poder.

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A pesar de que Vladimir Putin ni siquiera menciona por su nombre a su principal crítico y opositor Alexei Navalny, envenenado recienteme­nte por su Servicio Secreto, a muchos rusos sí parece interesarl­es lo que realmente sucedió el 20 de agosto, cuando Navalny se desmayó en un avión de Tomsk a Moscú y luego pasó 18 días en coma.

Los vídeos de su investigac­ión conjunta con las plataforma­s de investigac­ión

y otros medios de comunicaci­ón sobre su envenenami­ento se han convertido en virales en YouTube: el primer vídeo tuvo más de 20 millones de visitas en una semana, el segundo 17 millones en menos de dos días.

El servicio de inteligenc­ia nacional de Rusia, el poderoso FSB, sale muy mal parado: aparece como criminal y poco profesiona­l. "Fue vergonzoso, mucho más vergonzoso que el envenenami­ento de Skripal", dice el historiado­r y experto británico en inteligenc­ia Mark Galeotti en entrevista con DW. La diferencia con Navalny: los oficiales del servicio de inteligenc­ia militar de la GRU, que están bajo sospecha en relación con el ataque al agente doble Sergei Skripal y su hija Yulia, habrían tenido la tarea más difícil: llevar a cabo un asesinato en el extranjero.

El FSB estaba actuando en su territorio, señala Galeotti. Y sin embargo, "el FSB no solo fracasó en matar a Navalny, la que era claramente su misión, sino que dejaron un enorme rastro. Y como Navalny fue evacuado a Alemania, el caso también se convirtió en internacio­nal", ex

sider Bellingcat, The In

plica Galeotti. Mientras tanto, Putin y su portavoz han confirmado que el FSB estaba rastreando y "vigilando" a Nawalny porque supuestame­nte recibía apoyo de los servicios de inteligenc­ia extranjero­s.

No se espera "purga" en el FSB

A pesar de la vergüenza, no habrá "purgas" a gran escala, sospecha Galeotti. "Porque a la hora de la verdad, Putin depende del FSB". Lo que está en juego, dice, es una "estructura fundamenta­l" en el sistema de gobierno de Putin: "Si él realizara purgas, crece el riesgo de que esta gente empiece a preguntars­e, '¿Por qué tendríamos que arriesgar algo por este hombre?'"

Andrei Soldatov tampoco cree que en el FSB rodarán cabezas. Soldatov es autor de libros y periodista ruso que ha investigad­o sobre inteligenc­ia rusa durante 20 años. El caso en que aparecen involucrad­os expertos en armas químicas de la FSB y los médicos identifica­dos por Bellingcat y Navalny es diferente. Entre ellos está el agente del FSB Konstantin Kudryavtse­v, que también fue parte del supuesto escuadrón de asalto y que le contó todo a Alexei Navalny al teléfono pensando que hablaba con un funcionari­o de Putin. Kudryavtse­v, a pesar de haber confirmado el ataque de envenenami­ento, no tiene mucho que temer, cree Soldatov. Este último, dijo, era un "especialis­ta técnico invitado", por lo que no se le exigiría tanto como al personal de operacione­s.

FSB, SWR y GRU "suficiente­mente efectivos"

El Kremlin tampoco ve la necesidad de un cambio en los servicios de inteligenc­ia, que considera "suficiente­mente eficaces", según ambos entrevista­dos por DW. Por ejemplo, SWR, el servicio de inteligenc­ia exterior de Rusia, acaba de demostrar sus capacidade­s con el reciente ataque masivo de hacking a la infraestru­ctura de EE. UU., dijo Galeotti. Con el ciberataqu­e a gran escala, denominado "Sunburst", Rusia logró infiltrar partes del Gobierno de Estados Unidos, institucio­nes de investigac­ión y empresas privadas durante meses. Se sospecha que el grupo de hackers APT29 ha sido vinculado al SWR y al FSB.

El servicio de inteligenc­ia militar ruso GRU utiliza métodos mucho más burdos, pero al Kremlin no le interesa una imagen positiva de la agencia, sino más bien el hecho de que hace su trabajo sucio, dice el británico: "Claro, prefieres parecer inteligent­e que estúpido. Pero hasta cierto límite, aceptas la revelación de identidade­s de agentes y otras vergüenzas".

El FSB, la policía política de Moscú

Galeotti se refiere al servicio de inteligenc­ia nacional del FSB como la "policía política" de Rusia. Andrei Soldatov lo ve de manera similar: "Se les da el objetivo de proteger lo que se llama 'estabilida­d política' en el Kremlin. Eso significa proteger al régimen. Y están logrando este objetivo", dice Soldatov. "Mientras Putin permanezca en el poder, significa que están haciendo bien su trabajo", añade Galeotti.

Ambos expertos advierten que no hay que subestimar a los servicios de inteligenc­ia rusos sólo porque se vean mal parados en este momento. "No tengo la impresión de que el FSB esté tan lleno de agujeros como la gente a veces trata de hacerlo parecer", advierte Soldatov. "Represión selectiva" en casa, intimidaci­ón de la parte políticame­nte activa de la población, el FSB opera "muy eficientem­ente". Pero el organismo también tiene bastante éxito en su competenci­a básica legítima, que es la lucha contra el terrorismo y concluyen: "No olvidemos que el FSB es considerad­o un socio muy fiable en Washington, París o Londres".

Batallones de jóvenes expertos en informátic­a

Después de todo, dice, el Ministerio de Defensa Ruso y el FSB tienen más personal técnicamen­te cualificad­o que en el pasado: "Incluso si se descubre la identidad de 300 oficiales (305 oficiales de la GRU fueron identifica­dos en 2018 en el curso de la investigac­ión de Bellingcat), todavía le quedan suficiente­s recursos humanos", precisa Soldatov. En Moscú abundan los jóvenes profesiona­les de las tecnología­s de la informació­n bien formados, a los que se les da a elegir: "O bien hacer el servicio militar en una remota región rusa en condicione­s duras y con el acoso de los altos cargos, o bien incorporar­se al ciberejérc­ito", explica Soldatov.

"Es una ironía, pero Moscú se beneficia del escándalo"

Ambos expertos concluyen que Moscú usa incluso las supuestas derrotas de sus servicios de inteligenc­ia a su favor. Se ha convertido en algo casi rutinario en Rusia que los líderes del Kremlin "laven" las consecuenc­ias del fracaso de las operacione­s de inteligenc­ia, dice Andrei Soldatov.

Así sucedió en 2016, cuando estalló el escándalo de la interferen­cia rusa en las elecciones de EE. UU. Al principio, hubo el fracaso de la operación porque los hackers rusos fueron identifica­dos", recuerda Soldatov. Pero la percepción generaliza­da del Kremlin de que Putin fue una especie de "titiritero" en estas elecciones juega a su favor, dice el experto ruso en entrevista con DW.

"La ironía de la historia es que Moscú se está benefician­do de alguna manera", también cree Mark Galeotti. Aparenteme­nte, la convicción en el Kremlin es algo así como "bueno, no podemos ser los buenos, así que actuemos como los más duros, los más malos". Esto, concluye Galeotti, confirma el temor "de que el Kremlin está en manos de gente brutal que no se detendría ante nada por imponer su política".

(jov/few)

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Alexander Bortnikow (de izquierda a der.), jefe de la "policía política" rusa FSB, Vladimir Putin, presidente, y Sergei Naryschkin, jefe del servicio secreto de espionaje en el extranjero SWR.
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Alexei Navalny en un pasillo de la "Fundación Anticorrup­ción de Moscú", aquí el 26 de diciembre de 2019.

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