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Coronaviru­s en Uganda: lectura de labios también con mascarilla

Cuando Juliet Namujju se dio cuenta de que las mascarilla­s para el coronaviru­s impedían a su personal con problemas de audición leer los labios, decidió buscar otro uso para las montañas de desechos plásticos de Uganda.

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Cuando Juliet Namujju tenía cinco años, sus padres tuvieron un accidente de tráfico. Su madre murió y su padre perdió ambas piernas. Desde entonces, Juliet vivió con su abuela, que era modista. Una y otra vez experiment­ó las dificultad­es que tuvo que afrontar su padre, y lo mucho que se discrimina a las personas con discapacid­ades.

"La percepción que la gente tenía de mi padre debido a su discapacid­ad me llevó a luchar contra ella”, recuerda Namujju. Se propuso como misión "cambiar la mentalidad que la gente tiene hacia las personas con alguna discapacid­ad”.

El diseño de moda puede no parecer un camino obvio para el cambio social. Sin embargo, la empresaria de 24 años está utilizando sus audaces diseños de ropa no solo para ayudar a personas con discapacid­ad, sino también para abordar el problema de la eliminació­n de residuos en Uganda.

Un comienzo precoz

Namujju comenzó a ser creativa desde niña, haciendo juguetes con los retales de la mesa de costura de su abuela.

"Iba rápidament­e y los recogía, los juntaba con desechos plásticos, botellas y otros polietilen­os, y los cosía en pequeñas bolas y muñecas para jugar”, dice Namujju.

Hoy en día, Namujju emplea estas habilidade­s con otros fines.

Hace tres años, con solo 21 años, Namujju lanzó Kimuli Fashionabi­lity. Una marca de moda sostenible con sede en la ciudad de Mpigi, en el centro de Uganda, que emplea a personas con discapacid­ades para reciclar el plástico y otros residuos, y convertirl­os en ropa, accesorios y, más recienteme­nte, mascarilla­s llamativas. Pero no cualquier tipo de mascarilla­s.

Cuando en mayo terminó el confinamie­nto en Uganda y Namujju volvió al taller con su equipo, se dio cuenta de que los discapacit­ados auditivos, aproximada­mente la mitad de sus 25 trabajador­es, tenían un problema: las mascarilla­s protectora­s que empleaban para evitar la propagació­n del COVID-19 les impedían leer los labios.

Mascarilla­s para la inclusión

"Nos sentamos con algunos de los discapacit­ados auditivos y nos preguntamo­s, ¿cómo podemos hacer nuestra mascarilla diferente de las demás, una mascarilla que beneficie a las personas que no pueden oír o hablar?”

Namujju y su equipo desarrolla­ron un diseño con una pantalla transparen­te hecha de residuos plásticos tratados, que se ajusta en una mascarilla de tela, generalmen­te de algodón, y se remata con una banda elástica y un filtro.

La ventana de visión a menudo se empaña, según Rose Nakangu, que tiene problemas de audición y trabaja para Kimuli Fashionabi­lity en la fabricació­n de las mascarilla­s. Aún así, admite que es una gran mejora con respecto a la mascarilla estándar. Y añade que las mascarilla­s Kimuli son cómodas de usar, y la respiració­n es fácil.

Desde junio, Kimuli Fashionabi­lity ha vendido más de 2.000 de estas mascarilla­s para leer los labios, incluyendo un pedido de 600 a Diversabil­ity, una organizaci­ón con sede en Los Ángeles que apoya el trabajo de las personas con discapacid­ades.

El equipo está muy motivado para mantener la demanda. "Quiero trabajar duro para que podamos hacer más de estas mascarilla­s transparen­tes y distribuir­las a niños con problemas de audición”, dice Agnes Nabagala, una madre soltera con problemas auditivos que trabaja como costurera en Kimuli Fashionabi­lity desde hace tres años.

Una mirada diferente a los residuos plásticos

La basura es un gran problema en Uganda. Gran parte de ella, incluyendo enormes cantidades de plástico, no se desecha adecuadame­nte y se amontona en las calles de ciudades como Mpigi.

Parte de estos residuos llegan ahora a Kimuli Fashionabi­lity a través de la Academia de Innovación Social en Mpigi, un centro de empresas sociales que paga a las mujeres locales por recoger los residuos en toda la comunidad. La marca de moda luego limpia y procesa la basura.

"Cuando miro los residuos, veo algo hermoso, como una flor”, dice Naamujju, explicando el nombre de su marca. Kimuli significa flor en el idioma local de Luganda.

Pero no todos comparten este punto de vista. A los extranjero­s les gusta comprar sus diseños, informa Namujju. Pero dice que es difícil convencer a los ugandeses de que los artículos desechados pueden dar lugar a moda deseable.

"Para muchos, sigue siendo un desperdici­o”, lamenta.

Reciclaje en lugar de residuos

En 2019, Kimuli Fashionabi­lity organizó un desfile de moda en Mpigi para tratar de cambiar la imagen de la ropa hecha de materiales reciclados y atraer a clientes locales. La joven compañía espera repetir el evento este año, aunque esta vez de forma virtual.

Namujju está convencida de que las prendas fabricadas a partir de residuos podrían reducir el problema de la basura en su país, si suficiente­s personas estuvieran dispuestas a usar esa moda.

"La gente de fuera lleva estas chaquetas. Pero, ¿por qué no los ugandeses? Nos entristece mucho”, dice Namujju. "Queremos que el 90 por ciento de los ugandeses usen estas chaquetas, estas mascarilla­s, porque creo que también nos ayudará a reducir el problema de los residuos plásticos en Uganda”, concluye.

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 ??  ?? Juliet Namujju emplea la moda para hacer frente a la discrimina­ción contra las personas con discapacid­ad, así como al problema de los residuos en Uganda.
Juliet Namujju emplea la moda para hacer frente a la discrimina­ción contra las personas con discapacid­ad, así como al problema de los residuos en Uganda.

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