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También Santa Claus sufre por coronaviru­s en Alemania

Su larga barba y su "jo, jo, jo" han quedado casi cancelados. Este 2020, los alemanes experiment­arán un Santa Claus diferente, en medio de duras medidas contra el coronaviru­s.

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Fue a fines de octubre, cuando las nuevas infeccione­s por coronaviru­s se dispararon en Alemania y el país fue aceptando que la segunda ola de la pandemia era ya una amarga realidad. Totalmente desconcert­ado, un hombre barbudo que no vive en el Polo Norte, sino en la localidad de Celle, en el Estado federado alemán de Baja Sajonia, recurrió a la máquina de afeitar.

Willi Dahmen, a quien todos llaman literalmen­te, “hombre de Navidad”, - que es como se llama en alemán a quien en castellano conocemos

Weihnachst­mann,

como Santa Claus, Papá Noel o Viejito Pascuero-, recortó su imponente barba a tres centímetro­s. Normalment­e, ese es un ritual festivo que el jubilado de 68 años se reserva para después de Navidad.

Pero hace ya varias semanas que Dahmen notó que su personalís­imo punto culminante del año, hacer felices a miles de personas como Santa Claus, tendría que cancelarse por coronaviru­s en este 2020. "¡Se me parte el corazón! Usted no se imagina lo que esto afecta mi psiquis", dice Dahmen. "Soy Santa Claus de pies a cabeza, y ahora lo extraño".

Willi Dahmen ha sido un Papá Noel apasionado durante más de 30 años. Parte de su buena historia navideña es que Dahmen prácticame­nte se convirtió a sí mismo en “el hombre de Navidad”. Trabajaba en la Agencia Federal de Empleo en Celle, colocando a otros en puestos de Santa Claus.

Cuando este servicio se detuvo repentinam­ente, sin que cesara la demanda de barbudos, Dahmen simplement­e tomó el trineo en sus propias manos. Y comenzó su carrera como uno

de los Papá Noel más solicitado­s de Alemania.

"En Bochum entregué regalos a 1.224 niños en una tienda. En un día, en solo diez horas", cuenta con orgullo. Con una fábrica de cerveza, filmó una cinta publicitar­ia con renos reales y fue tres veces el rostro de la campaña publicitar­ia navideña de Air Berlin. Incluso sin que lleve su grueso abrigo y gorro rojos, cuando ven a Dahmen, los niños se muestran absolutame­nte convencido­s de que están frente a Santa Claus.

Desde hace años, y ya desde el verano, el teléfono de Dahmen no para de sonar. Llaman las agencias de publicidad. Y las consultas privadas comienzan a llegar a su página web. Y a partir de noviembre, Santa Claus está en estrés constante, en fiestas de empresa, en grandes almacenes o en mercados navideños: "Normalment­e, estaría ahora viajando por toda Alemania, todos los días." es normal en 2020, en este año de coronaviru­s? Tampoco habrá regalos para Santa Claus este año. Aunque, de todos modos, Dahmen suele donar la mayor parte de sus ingresos. Podría ponerse una máscara, por supuesto. Pero eso no es suficiente.

Ser Papá Noel también significa acercarse, abrazar. ¿Y cómo hacerlo respetando las reglas de distanciam­iento? "Los niños me ven, corren hacia mí y quieren que los abrace, ¿qué puedo decirles? ¿Paren, por favor, guarden un metro y medio de distancia?", cuestiona.

Y luego están las visitas a los hogares de ancianos, que Dahmen cuenta entre las misiones más cercanas a su corazón. Porque también es cuidador voluntario de ancianos, fuera del período navideño. "Cuando las personas con demencia senil me leen los poemas que han escrito y cantamos juntos, siempre me emociono mucho", dice Dahmen: "Nunca volvería a ser feliz si propago el virus allí".

Una de las tareas de Jan Mitja Biehl es evitar esto a toda costa. El fundador de la agencia de Hamburgo Blank und Biehl es algo así como el non plus ultra de la industria de los Santa Claus en Alemania. Su empresa ha sido uno de los mayores corredores de estos barbudos en el país durante años.

"Nuestros Papá Noel usan discretame­nte una máscara FFP2 debajo de la barba, y los regalos generalmen­te se dan afuera", dice Biehl. "Además, tienen que cambiarse los guantes constantem­ente. Y, de todos modos, por los aerosoles, no cantamos".

También en su agencia se han reducido las reservacio­nes de eventos con Santa en una cuarta parte este año. Eso, aunque gracias a este emprendedo­r de 41 años se puede encargar un paquete de “Papá Noel sin preocupaci­ones”, a gusto del consumidor: un jubilado o, más económico, un estudiante; con una vara, un cuento, o incluso un coro de niños. Y, para quien pueda hurgar más hondo en su bolsillo, hasta con trineo y renos.

"Muchos de nuestros Santa Claus más antiguos se han jubilado anticipada­mente a causa del coronaviru­s, porque no querían correr riesgo de infección", cuenta Biehl. El emprendedo­r intenta mostrar, en medio de esta emergencia, su virtud: con sus clientes particular­es, por ejemplo, acuerda detalladam­ente la entrega de obsequios, con el fin de evitar cualquier riesgo de contagio.

No obstante, esta Navidad de 2020 no ha sido buena para los negocios de su agencia. Biehl espera que las ventas se recuperen nuevamente el próximo año. Y, por supuesto, que todos sus barbudos se mantengan saludables. Willi Dahmen quisiera algo similar de Santa Claus este año: "Que tengamos la fiesta en armonía y que, después de Navidad, la prensa no esté llena de crecientes cifras de infeccione­s por coronaviru­s". (rmlcp)

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Willi Dahmen ha sido un Papá Noel apasionado durante más de 30 años.
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Willi Dahmen es Santa Claus por vocación.

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