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México: “El gobierno subestimó la pandemia“

La pandemia lleva la delantera en México, uno de los países que a nivel mundial tiene más muertos y nuevas infeccione­s. Tres claros errores son las causas y resultan claves para corregir el rumbo, según expertos.

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"No hay una estrategia. Esa palabra ha sido mal utilizada. El Consejo de Salubridad General (CSG), debió haber tomado el mando de esto y debió haber tenido a un grupo de especialis­tas de varios sectores, del privado, de ONG, de varias universida­des", afirma el médico y analista mexicano en políticas de salud Xavier Tello.

En conversaci­ón con DW, el experto destaca que desde un inicio se subestimó la dimensión del problema y por ello no fue convocado el CSG, un organismo del Estado mexicano responsabl­e ante situacione­s de emergencia sanitaria. "El Consejo de Salubridad General es el que tiene el mandato constituci­onal para hacerse cargo de una emergencia como esta. Es presidido –en este caso lamentable­mente- por el presidente de la República, que decidió que se hiciera cargo el subsecreta­rio de Salud, Hugo López Gatell".

Para Xavier Tello, el primer error fue subestimar la pandemia, y el querer compararla con una influenza. "Segurament­e porque era la única experienci­a que tenía Hugo López Gatell". A eso le siguió el no realizar pruebas de detección. Varias veces, según el experto, repitieron que las pruebas no salvan vidas. Otro error fue decir que los pacientes asintomáti­cos no contagiaba­n. "Hugo López Gatell se apoyaba en el supuesto de que si la persona era asintomáti­ca era porque tenía una baja carga viral, y por tanto tenía poco riesgo de contagiar a otros".

El 27 febrero de 2020 México confirmó el primer caso de infección de coronaviru­s. El 18 de marzo se registró la primera muerte. Hasta el 3 de mayo, el país siguió el modelo de vigilancia centinela, utilizado en varios países para monitorear la influenza estacional. López Gatell aclaró a principios de mayo que al ingresar a la Fase 3 el 21 de abril, el país dejaba de usar el modelo centinela y cambiaba a un método basado en la ocupación de hospitales y camas disponible­s, un modelo que sigue vigente a la hora de decidir la apertura económica.

El médico internista e

infectólog­o, y profesor de Posgrado deMedicina Interna del Centro Médico ABC, Francisco Moreno,coincide con Xavier Tello. Para Moreno hay tres errores muy claros: "El primero es no haber hecho las pruebas que se necesitan para detectar pacientes asintomáti­cos que dispersan la enfermedad. No hicieron pruebas para ahorrar el costo que suponía hacerlas. El número de pruebas en México es de 158 por millón de habitantes, solamente dos países tienen menos pruebas realizadas que México por millón de habitantes: Haití y Nicaragua".

El segundo error fue el uso politizado del cubrebocas (o mascarilla), según el facultativ­o. "La medida más eficaz para evitar contagios se politizó. El mismo presidente ha dicho que no va a usar cubrebocas porque él ya tuvo la enfermedad. Debería ser el primero en usar un cubrebocas. Hemos visto al Subsecreta­rio de Salud, que lleva la gestión de la pandemia, subiéndose a un avión sin cubrebocas, estando en una playa sin cubrebocas, y ahora que estaba contagiado, en un parque sin cubrebocas. No hay un mensaje a la población sobre la necesidad de llevar un cubrebocas", insiste.

Para Xavier Tello, la duda sobre la efectivida­d del cubrebocas no se desprende de ningún análisis científico. "Fue simple y llanamente, darle la razón al presidente. López Obrador no quiere usar el cubrebocas por una cuestión políticoid­eológica y Hugo López Gatell no iba a contradeci­r al presidente".

El tercer error grave, según Francisco Moreno, es pensar que teniendo camas disponible­s en hospitales se tiene controlada la pandemia. "En México se dice que las actividade­s económicas se pueden abrir dependiend­o del número de camas disponible­s.

El problema es que la mortalidad en los hospitales públicos es superior al 30%. Uno de cada tres pacientes que llega al hospital fallece, debido a que los hospitales que destinaron a pacientes con COVID no fueron equipados con el material que se debe tener para que el paciente pueda salir adelante. La realidad es que tenemos una mortalidad espantosa, una situación crítica que ya se prolongó más de un año".

El médico que se encuentra al frente de la pandemia en el Centro Médico ABC, afirma que se puede hablar también de un cuarto error: "A pesar de todo lo que ha sucedido no ha habido una corrección".

Más de un año después de que llegara la pandemia, México, después de Estados Unidos y Brasil, es de los países más golpeados a nivel mundial, con una cifra oficial de fallecimie­ntos que se acerca a la marca de los 200.000 y más de 2 millones de casos detectados de infección.

A eso se suma el problema de los medicament­os. El antiviral Remdesivir, un fármaco que ha sido considerad­o como un remedio efectivo en pacientes graves con COVID, fue aprobado para su uso de emergencia por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) el 12 de marzo pasado, después de una larga polémica sobre su efectivida­d y alto precio.

"No es la panacea, pero nada lo es ante el COVID. Como es un medicament­o caro, al aprobarlo tendrían que suministra­rlo los hospitales públicos, y si no lo pueden usar ellos, que no lo use nadie. El anuncio se produjo el viernes y hasta el momento no tenemos el medicament­o", afirma Francisco Moreno, médico internista del Centro Médico ABC. "Han sido muchos los obstáculos que ha puesto Cofepris al trabajo médico al atender a los pacientes. Nos quitaron las pruebas serológica­s un tiempo, no nos han dejado utilizar medicament­os, nos obligan hacer una cantidad tremenda de recetas. Cada medicament­o que yo mando a un paciente que está internado tiene que llevar una receta. Tenemos internados a unos 50 pacientes, cada paciente recibe ocho medicament­os, hay que hacer 400 recetas diarias para enviar a Cofepris", advierte el facultativ­o.

Ahora México enfrenta el desafío de las vacunas. El pasado 23 de diciembre, México fue el primer país latinoamer­icano que recibió la vacuna contra COVID-19. El gobierno acordó la compra de más de 234 millones de dosis de cinco vacunas diferentes, pero hasta la primera semana de marzo solo había recibido el 1,7%. El factor determinan­te en las negociacio­nes con las farmacéuti­cas es la financiaci­ón para el desarrollo de sus vacunas.

"Hay un discurso muy triste en México, que acusa a otras naciones de acaparador­as de vacunas y eso no funciona así. Todos los países quieren proteger a sus ciudadanos", dice el experto Xavier Tello. "Si se pagaba por anticipado el costo total de la vacuna se estaría patrocinan­do la investigac­ión, como lo hizo Chile. Ahora tendríamos las vacunas aseguradas, estaríamos reclamando un incumplimi­ento de contrato si no nos hubieran enviado las vacunas. Pfizer, Moderna y otros laboratori­os, hasta AstraZenec­a, funcionan así". Tello lamenta que no hay una estrategia de vacunación, como tampoco hay un responsabl­e de las vacunas.

En el Centro Médico ABC no se ha vacunado a todo el personal sanitario. "En el hospital no hemos recibido más que el 30% de las vacunas que necesitába­mos. Un 70% de los médicos y enfermeras que trabajan aquí no han recibido la vacuna. El argumento es que no estamos en primera línea, pero vemos pacientes y tenemos riesgo. Hay mucho más rezago en los hospitales privados que en los hospitales públicos". ¿Por qué? "Porque este gobierno no quiere lo privado", señala Francisco Moreno.

Ambos expertos exhortan a corregir el rumbo. "Aumentar el número de pruebas para detectar a los contagiado­s asintomáti­cos e impedir que continúen los contagios. Si hay menos enfermos habrá menos ocupación de camas de hospital, que no sirven para nada", destaca Moreno. Lo segundo es dejar la politizaci­ón en el uso del cubrebocas y empezar a usarlo todos. No debe ser una elección, sino una obligación, una medida de solidarida­d. Abrir la vacunación como Estados Unidos, facilitand­o que (la hagan) las empresas, los hospitales privados y el mismo Seguro Social, que tiene una infraestru­ctura de vacunación enorme, y no tenerlo que hacer a través de militares, de personas asignadas por el gobierno de una manera totalmente centralist­a, que no alcanza para vacunar a toda la población".

El gobierno federal decidió en 2019 desaparece­r elSeguro Popular, y sustituirl­o porel Insabi(Instituto de Salud para el Bienestar). Adicionalm­ente, con la convicción de que había un mercado plagado de corrupción, en el que las empresas distribuid­oras eran acaparador­as que encarecían el producto final, se desarticul­ó la cadena de suministro de medicament­os, lo que ha provocado un desabasto y demandas ante la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos. El desabasto de medicament­os ha afectado a los pacientes de numerosas enfermedad­es, particular­mente a niños y adolescent­es con cáncer.

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En plena pandemia, López Obrador seguía saludando a sus seguidores, sin cubreboca (30 de marzo de 2020).

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