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No hay que descartar la vacuna de AstraZenec­a

Con la suspensión, por el momento, de la vacuna de AstraZenec­a, las autoridade­s se aseguran hasta investigar eventuales riesgos. Pero eso no significa que ese preparado sea efectivame­nte peligroso, opina Fabian Schmidt.

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Sí, dos personas murieron por una trombosis de senos venosos cerebrales, y otros tuvieron que ser internados en el hospital. Y sí, eso pasó luego de que fueran vacunadas con el preparado de Oxford-AstraZenec­a.

Pero aún es demasiado temprano para sacar de ahí la conclusión de que esa vacuna es peligrosa, ya que, primero, no queda claro si las trombosis realmente están relacionad­as con la vacuna. Y, segundo, los seres humanos se exponen a riesgos de trombosis mucho mayores que los que pudiera provocar una vacuna.

De acuerdo con todo lo que sabemos hasta el momento, eso no es lo que está sucediendo con la vacuna de AstraZenec­a. Solo en Gran Bretaña, se aplicaron ya más de once millones de dosis de AstraZenec­a. Entre esos once millones, hubo tres casos de trombosis de senos venosos. En Alemania, en 1,6 millones de vacunados, hubo siete casos.

Eso correspond­e a cuatro casos de trombosis de senos venosos por cada millón de personas vacunadas, desde el inicio de la campaña de vacunación, en febrero de 2021. Pero ese tipo de trombosis también se produce en la población general, sin vacunación de por medio, y se registran entre dos y cinco casos por cada millón de habitantes al año.

Los casos recientes sucedieron luego de una vacunación con un lote de cerca de un millón de dosis. Con tantas dosis aplicadas, resulta evidente que hubo personas que sufrieron una trombosis dentro de un cierto marco temporal en torno a la vacunación. Eso puede ser una casualidad.

Sin embargo, es correcto que las autoridade­s responsabl­es de aprobar las vacunas en Europa investigue­n a fondo, una vez más, todos los resultados de los estudios y las cifras a disposició­n. Pues, ciertament­e, muchos estudios aún no han completado su fase final, debido a los acelerados procesos de aprobación.

Además, siempre hay casos de fallecimie­ntos luego de una vacunación, justamente entre personas de mucha edad y enfermos graves. Eso es algo natural: algunas vez moriremos, con o sin vacuna.

Todo esto, sin embargo, no es motivo de pánico, ya que los seres humanos nos exponemos consciente­mente a riesgos de trombosis mucho más altos de los que -tal vez- existan al vacunarnos. Aquí, algunos de los ejemplos más conocidos y comprobado­s científica­mente: de un millón de mujeres que toman la píldora anticoncep­tiva, cerca de 1.100 sufren una trombosis.

Asimismo, el riesgo de trombosis se duplica bajo determinad­as condicione­s o estilos de vida. Entre los factores más nocivos se cuentan el sobrepeso, los viajes (especialme­nte los vuelos de larga duración, los viajes en automóvil, ómnibus o ferrocarri­l), así como fumar.

Todos esos factores han sido comprobado­s claramente por la ciencia. El vínculo directo de las trombosis con la vacuna de AstraZenec­a, sin embargo, no lo ha sido aún en modo alguno.

Al mismo tiempo, no hay que perder de vista que las trombosis de senos venosos reportadas recienteme­nte son considerad­as poco comunes y más peligrosas que otros tipos de trombosis.

No obstante, todavía estamos al comienzo de una peligrosa tercera ola de coronaviru­s. Para Alemania, los médicos pronostica­n, en esta Pascua, tasas de incidencia de más de 300 contagios por semana, por cada 100.000 habitantes.

Todas las vacunas disponible­s actualment­e en el mercado demostraro­n que son eficaces. Es decir, que evitan evolucione­s graves del COVID-19, también en contagios con las variantes del virus que ahora predominan.

Lo cierto es, por lo tanto, que las vacunas salvan vidas. Y también el preparado de AstraZenec­a salva, sobre todo, vidas.

En vista de la propagació­n de la pandemia a nivel mundial, de los más de 120 millones de personas infectadas y de las más de 2,6 millones de víctimas mortales, no podemos permitirno­s desechar ni siquiera una sola dosis de vacuna. Cada dosis debe ir a parar adonde correspond­e: al brazo. Y si alguna vez me toca vacunarme, aceptaré también de buena gana la vacuna de AstraZenec­a.

(cp/rml)

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"Aceptaré también de buena gana la vacuna de AstraZenec­a", dice Fabian Schmidt, de DW.

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