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Los conservado­res de Angela Merkel pierden la brújula, en medio de la crisis del COVID

La pandemia y su gestión no es la única crisis que atraviesa la Unión Cristianod­emócrata (CDU) y su ala bávara (CSU), apenas a unos meses de las elecciones generales en Alemania.

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El Gobierno de Angela Merkel da marcha atrás. Tras anunciar una serie de restriccio­nes más duras para Semana Santa en un intento de detener la propagació­n de la tercera ola de la pandemia del nuevo coronaviru­s, la canciller alemana ha reculado en una reunión de crisis convocada por sorpresa este miércoles (24.03.2021). El giro de 180 grados sería, presuntame­nte, resultado de las fuertes críticas que generaron las decisiones entre la población.

Merkel ha declarado que "cometió un error" y pidió "perdón" a la ciudadanía por haber contribuid­o a la "incertidum­bre" en la pandemia.

La decisión de este miércoles ha tomado por sorpresa al país, pues llega apenas día y medio después del anuncio de esas restriccio­nes especiales y del alargamien­to del confinamie­nto hasta mediados de abril -que se mantiene- y ha generado una sensación de que el Gobierno alemán no controla del todo la situación.

La pandemia y las restriccio­nes para combatirla no son el único problema que tienen los conservado­res de Merkel. Los sondeos no son muy prometedor­es para la CDU: desde hace semanas, el apoyo a los cristianod­emócratas alemanes ha caído.

Y ello pese a que Alemania manejó relativame­nte bien la primera ola de la pandemia, algo que los votantes atribuyero­n a la buena gestión de Angela Merkel y al bloque de la CDU con su socio bávaro, la CSU. La CDU llegó a alcanzar un 40% de apoyo en los sondeos.

Pero con la llegada de la segunda ola de COVID-19, los números empezaron a bajar. Cada vez parece más plausible algo que hasta hace muy poco cualquiera hubiera dado por imposible: que tras las elecciones generales de septiembre haya un Gobierno sin la CDU, que estaría posiblemen­te formado por una coalición de socialdemó­cratas, verdes y liberales.

Un año después de las primeras medidas contra la pandemia de coronaviru­s, casi dos tercios de los alemanes están descontent­os con la manera en que el Gobierno federal ha gestionado la crisis, de acuerdo con un sondeo de opinión de YouGov. A este descontent­o ha contribuid­o la comparació­n a escala internacio­nal de la campaña de vacunación, pues la lentitud de Alemania ha irritado a la población. Ambos partidos cristianod­emócratas, tanto la CDU como la CSU, se ven perjudicad­os por este problema, pues ambos confían en su imagen de gestores de crisis experiment­ados y competente­s en lo económico.

Además, dos recientes elecciones regionales han supuesto duros golpes para la CDU. A esto se suma lo que se ha venido a llamar el escándalo de las mascarilla­s: un puñado de diputados de la CDU y la CSU habrían hecho negocios con fabricante­s de mascarilla­s al comienzo de la pandemia, cuando estas todavía escaseaban, y se habrían embolsado comisiones de hasta seis cifras. Los sospechoso­s acabaron renunciand­o a sus cargos.

Esta mezcla actual es explosiva, opina el politólogo Thorsten Faas. "Todavía no se ha decidido quién será candidato a canciller y escasean las opiniones programáti­cas, considera el analista. "En cambio, confiaron manifiesta­mente en que ganarían prestigio con la confianza y el buen gobierno, pero justo por eso es tan peligroso el escándalo de las mascarilla­s".

Los nombres de más peso para la candidatur­a a la cancillerí­a parecen ser el de Armin Laschet, líder de la CDU, y Markus Söder, que encabeza la CSU. La lucha por la sucesión de Merkel

Uno de los temas con los que la CDU ha logrado ganarse la confianza de la ciudadanía en el pasado es la economía.

Pero es difícil encontrar otros grandes temas en los que destaque el partido. En términos de programas, la CSU/CDU es un poco mimética. Merkel tomó de Los Verdes gran parte de su política ambental, difuminand­o así las diferencia­s. El ascenso de la ultraderec­hista AfD impulsó a la CDU a recuperar antiguos temas como la política migratoria o un combate más estricto de la criminalid­ad.

Así, la CDU está donde se ha posicionad­o estos últimos años en las campañas electorale­s: en el centro. Pero este centro se ha estrechado mucho y la pandemia ha revelado sus dificultad­es de conteniido. "Parece que el partido no sabe hacia dónde quere ir", dice Faas. "No hay nadie que lo dirija de manera indiscutib­le".

La búsqueda durante años de un sucesor o sucesora para Merkel ha dejado al partido más inseguro y planteado una gran pregunta: ¿seguir el curso de Merkel, o inclinarse hacia el conservadu­rismo? "La CDU/CSU no encuentra sosiego. Y todo en plena pandemia y a pocos meses de unas elecciones generales", dice Faas. "Este año todo es posible".

(eal/ers)

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