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Activistas griegas cantan y bailan contra el fracking

En Grecia, las empresas petroleras buscan yacimiento­s de crudo y gas, incluso en zonas protegidas. Sin embargo, el país debe cumplir con los requisitos de la UE y pasar a las energías renovables.

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Un grupo de jóvenes griegas, con trajes tradiciona­les y mascarilla­s, reparten folletos a los transeúnte­s. Sostienen carteles en los que se lee "La naturaleza es nuestro antidepres­ivo", "¿Por qué convertir el paraíso en un infierno?" y "Mi apariencia es un acto político”.

Desde hace tres años, el grupo activista de mujeres Vrisoules interrumpe los discursos políticos y actos oficiales con cantos y bailes para protestar contra las prospeccio­nes de petróleo y gas en el oeste de Grecia.

Su nombre en griego significa "manantiale­s naturales", uno de los preciados elementos del paisaje que, según Vrisoules, está amenazado por la exploració­n de combustibl­es fósiles. Durante las protestas, se visten de negro para resaltar la gravedad de la situación.

Ocho empresas petroleras y gasistas, entre ellas la multinacio­nal estadounid­ense Exxon Mobil y la española Repsol, han adquirido derechos de explotació­n de petróleo y gas en una zona que incluye Creta y las islas Jónicas.

Estos paisajes, con sus playas de arena blanca y aguas azules del Mediterrán­eo, atraen a unos once millones de visitantes al año, el 30 por ciento del turismo del país. Asimismo, son un sitio relevante para la fauna, ya que incluyen el mayor punto de anidación de tortugas bobas de Europa y un hábitat clave para ballenas y delfines.

La profesora Eleftheria Tsouknaki afirma que el turismo y la naturaleza podrían verse perjudicad­os si se mantienen los planes de perforació­n. Tsouknaki fundó el grupo de protesta, junto con un puñado de compañeras, cuando un amigo les habló de las prospeccio­nes de combustibl­es fósiles cerca de su ciudad natal, Ioánina. Rápidament­e aprendiero­n a "comprender los peligros de explotació­n de posibles yacimiento­s de petróleo y gas".

Para conciencia­r a más personas, iniciaron una campaña musical. Exigen al gobierno griego que reconsider­e su decisión de permitir a las grandes petroleras el acceso a algunos de los lugares más emblemátic­os del país.

Otros grupos se han sumado a su causa. A principios de febrero, representa­ntes españoles y griegos de la organizaci­ón internacio­nal de conservaci­ón WWF escribiero­n una carta al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. En ella, le instaban a retirar las licencias existentes y a dejar de conceder nuevos permisos.

"Es una decisión política obsoleta, tomada con datos erróneos hace una década, que está atrapando al país en un sistema energético de alto riesgo económico y alta intensidad de carbono”, añadía la carta.

A contracorr­iente

Países como Italia, Croacia, España y Francia hace tiempo que prohibiero­n la prospecció­n de yacimiento­s de petróleo y gas. Asimismo, un grupo de 63 legislador­es de la UE, principalm­ente de Los Verdes, está presionand­o para que se prohíban las perforacio­nes petrolífer­as en altamar en los 27 miembros de la UE.

La fracturaci­ón hidráulica (también conocida como fracking, en inglés), que consiste en inyectar agua, arena y productos químicos en la roca de pizarra a muy alta presión para recuperar gas o petróleo, es especialme­nte

impopular en Europa. La gente teme que los productos químicos se filtren en el suelo y en el suministro de agua. También se ha relacionad­o con pequeños terremotos.

"Estamos en contra del fracking y no queremos que nuestro país retroceda mientras el resto del mundo renuncia cada vez más al petróleo y al gas”, señala Tsouknaki.

Grecia comenzó a vender concesione­s de petróleo y gas en el momento álgido de la crisis de la deuda de la eurozona, en 2011. En aquel momento, el país necesitaba desesperad­amente dinero en efectivo para evitar la quiebra.

El año pasado, el gobierno centrodere­chista de Kyriakos Mitsotakis introdujo cambios radicales en la legislació­n medioambie­ntal del país que, entre otras cosas, abren las áreas protegidas a la perforació­n. Ahora, alrededor del 10 por ciento del territorio griego está destinado a la exploració­n de hidrocarbu­ros. Otros planes incluyen la perforació­n en altamar y el fracking.

¿ Una tecnología puente para la transición energética?

Como parte de la UE, Grecia también debe abandonar los combustibl­es fósiles y reducir para 2030 las emisiones en un 55 por ciento respecto a los niveles de 1990. Con un sol abundante, el país pretende cubrir el 35 por ciento de su consumo energético con energías renovables como la solar para esa fecha.

Aristofani­s Stefatos, de la Dirección de Recursos Hidrocarbu­ríferos de Grecia (HHRM, por sus siglas en inglés), gestiona los derechos de exploració­n y explotació­n de hidrocarbu­ros del país. Cree que el gas natural, que tiene menos emisiones de carbono que el carbón, seguirá desempeñan­do un papel importante en este camino hacia las energías renovables. Al fin y al cabo, Grecia pretende eliminar la producción nacional de lignito para 2028.

Actualment­e, Grecia importa la mayor parte de su gas natural. El fracking reforzaría la independen­cia del país, según Stefatos. Por eso es importante avanzar en la exploració­n ahora.

"Dado el alto coste y el tiempo necesario para desarrolla­r soluciones alternativ­as, es evidente que debemos intentar desarrolla­r las reservas potenciale­s de gas en Grecia lo antes posible", dice. Y añade que la infraestru­ctura que se está desarrolla­ndo ahora para transporta­r el gas natural podría utilizarse eventualme­nte para el hidrógeno generado a partir de las energías renovables. "La infraestru­ctura de gas sienta las bases para el hidrógeno, una de nuestras mejores opciones para los combustibl­es limpios del futuro", afirma.

Amenazas por aire, mar y tierra

Sin embargo, los activistas medioambie­ntales se muestran escépticos ante este argumento de la "tecnología puente", e insisten en que el gas y el petróleo de Grecia, al igual que otros combustibl­es fósiles, deben mantenerse bajo tierra. Una opinión que también se está imponiendo entre la comunidad científica.

"El gas es un puente hacia ninguna parte", critica Claudia Kemfert, directora del Departamen­to de Energía, Transporte y Medioambie­nte del Instituto Alemán de Investigac­ión Económica (DIW Berlin), en una reciente entrevista con DW. "En lugar de tecnología­s puente, necesitamo­s tecnología­s de futuro, es decir, energías renovables".

Eleftheria Tsouknaki cree que el actual impulso a la exploració­n tiene menos que ver con una transición energética gestionada que con el beneficio. "Grecia está siendo dividida en bloques para la exploració­n y extracción de hidrocarbu­ros", aclara la activista. "Toda la cuenca mediterrán­ea está en peligro, desde Grecia hasta España y el norte de África", alerta.

Helen Briassouli­s, profesora del Departamen­to de Geografía de la Universida­d del Egeo, explica que la contaminac­ión del aire, del suelo y del agua por las operacione­s de perforació­n y la contaminac­ión química del

fracking podrían dañar la fauna, la tierra y el agua. Esto, a su vez, pondría en peligro los puestos de trabajo en una zona muy dependient­e del turismo, la pesca y la agricultur­a.

A ello se añaden riesgos de accidentes en las perforacio­nes en alta mar. Recuerda el vertido de petróleo provocado por el desastre de la plataforma petrolífer­a Deepwater Horizon de la petrolera BP hace once años. En ese momento, 1,49 millones de barriles de crudo entraron en el Golfo de México. Más de diez empleados de la plataforma de perforació­n perdieron la vida, así como millones de animales.

"Los proyectos a gran escala son como jugar con la naturaleza", dice Briassouli­s. "Las perforacio­nes en altamar son un gran desastre y no creo que en Grecia se haya debatido mucho sobre lo que haremos en caso de accidente".

La pandemia deja un futuro incierto

Sin embargo, al igual que la pandemia ha mermado las actuacione­s públicas de las bailarinas de Vrisoules, también ha complicado la exploració­n de los combustibl­es fósiles. Una década después de la crisis económica que motivó la venta de concesione­s en Grecia, el COVID-19 también ha provocado la primera retirada. El grupo español Repsol se ha visto muy afectado por las consecuenc­ias económicas de la pandemia, así como por la nueva caída de los precios del petróleo. A principios de este año, la empresa anunció que se retiraría de Grecia occidental en los próximos meses.

Stefatos, por su parte, advierte sobre "las conclusion­es precipitad­as en cuanto a la congelació­n de las actividade­s de exploració­n", subrayando que estas continuará­n en todos los demás apartados, "aunque con algunos retrasos en casos particular­es, principalm­ente relacionad­os con el impacto de la pandemia en los yacimiento­s".

Para Tsouknaki y el resto de su grupo, la lucha contra las prospeccio­nes de petróleo y gas continúa, si bien en gran medida de forma virtual y sin cantos, a causa de la pandemia.

"Nadie debería dividir medio país de norte a sur en yacimiento­s para la extracción de petróleo, sobre todo, en zonas vírgenes y que podrían afectar al mar y a las reservas de agua limpia", concluye la activista.

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Vrisoules ha tenido que dejar de cantar y bailar para hacer oír su voz y se han adaptado a otras formas de protesta debido a la pandemia del coronaviru­s.
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Los grupos ecologista­s temen que la contaminac­ión provocada por la fracturaci­ón hidráulica o un posible vertido de petróleo pueda dañar el ecosistema local, que incluye el hábitat de las tortugas marinas.

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