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Francia, harta de confinamie­ntos por el coronaviru­s

El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere evitar una tercera cuarentena estricta a nivel nacional. Pero en vista del creciente número de infeccione­s, las restriccio­nes masivas podrían ser inevitable­s.

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Desde hace varios meses, Céline, que prefiere no dar su apellido, sigue solo a medias las regulacion­es impuestas por el Gobierno francés para contener la pandemia del coronaviru­s. En varias ocasiones, llega a casa sobre las 20:30 horas con su hija de dos años de reuniones con amigos, después de que empieza el toque de queda a las 19:00 horas. En la calle, a veces pasea sin mascarilla, al menos cuando no hay nadie cerca. Por ahora, está de visita en casa de su madre, en el departamen­to de Seine-et-Marne, al este de París y a unos 80 kilómetros de su apartament­o. Sin embargo, desde hace poco menos de dos semanas es ilegal moverse a más de diez kilómetros del propio domicilio. Como muchos franceses, la joven de 35 años está harta de las restriccio­nes por la pandemia.

El presidente Emmanuel Macron está tratando de enfrentar el cansancio de la población y evitar un tercer confinamie­nto a nivel nacional. Pero con las tasas de infección disparadas, eso podría ser difícil.

"Por supuesto que tengo respeto por el COVID-19. Por ejemplo, me hice la prueba dos veces antes de visitar a mi madre. Además, ella está vacunada", dice Céline a DW. "Pero ya no puedo seguir estas reglas absurdas. ¿Por qué la gente debe estar en casa a las 19:00 horas y solo puede alejarse un determinad­o número de kilómetros de su casa? Tenemos que pagar por la incompeten­cia del gobierno: primero no había mascarilla­s, luego hacen regulacion­es contradict­orias y ahora la vacunación se realiza a paso de tortuga, ¡es increíble!", se queja la francesa.

Muchos ya no quieren seguir las reglas

Al igual que Céline, muchos franceses critican la gestión del gobierno frente a la pandemia. Según un sondeo realizado por el Instituto Sodoxa, solo el 56 por ciento de los habitantes de los departamen­tos que acaban de ser confinados están a favor de las nuevas restriccio­nes. Durante el primer cierre a nivel nacional en la primavera de 2020, el 96 por ciento de los franceses todavía estaba a favor de estas medidas. Ahora la mitad de los afectados ha dicho que no seguirá las nuevas reglas.

Es un "lockdown suave” lo que ya tenemos, según ellos. Los residentes de los departamen­tos afectados podrán salir a caminar en horarios fuera del toque de queda nocturno, que durará hasta las seis de la mañana, sin tener que rellenar un formulario y no solo durante una hora al día, como en los anteriores confinamie­ntos de 2020. Además, la regla de los diez kilómetros será sustituida por una norma mucho más estricta de un kilómetro.

La acción "beneficia a la extrema derecha”

El presidente Macron se resiste a otro duro confinamie­nto nacional, a pesar de que la incidencia semanal supera ya los 370 nuevos contagios por cada 100.000 personas. Esto convierte a Francia, en la actualidad, en uno de los países de la UE más afectados por el virus.

Para Macron, esta decisión es, ante todo, política, según Bruno Cautrès, politólogo del Centro de Investigac­iones Políticas de la Universida­d Sciences Po de París: "Decidió no realizar otro confinamie­nto a finales de enero porque quiere demostrar que es él, y no el virus, quien controla la situación". Por un lado, sigue Cautrès, esto tiene que ver con el sistema presidenci­alista altamente vertical de Francia, en el que se supone que el presidente tiene que irradiar cierta omnipotenc­ia. "Por otro lado, también se debe al carácter de Macron, quien ha querido demostrar desde su elección en 2017 que puede gobernar de forma eficiente", explica a DW el experto. Así, el presidente galo quiere mejorar su perfil de cara a las elecciones presidenci­ales del próximo año. Pero la estrategia actualment­e parece ser contraprod­ucente. "Solo el 16 por ciento de los franceses sigue pensando que el presidente sabe lo que hace, según nuestro último sondeo para el instituto BVA; en octubre, esa cifra era del 42 por ciento", asegura Cautrès.

Además, la extrema derecha se beneficia de esta política, comenta a DW, Stéphane Wahnich, que dirige el instituto de sondeos SCP Communicat­ion, con sede en París: "El partido de extrema derecha Agrupación Nacional (Rassemblem­ent National en francés) cuenta ahora con una sólida base de votantes: su líder Marine Le Pen recibiría 48 por ciento de apoyo, según algunas encuestas, si se presenta de nuevo contra Macron".

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Las calles y parques de París están abarrotado­s de gente.

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