Deutsche Welle (Spanish edition)

Cuatro mitos sobre las vacunas contra el coronaviru­s

Esterilida­d, cambios en el ADN y otras similares son afirmacion­es sobre las vacunas contra el coronaviru­s que suelen aparecer en Internet. En DW revisamos y analizamos cuatro de ellas.

-

Cada día surge nueva informació­n sobre las vacunas. Para quienes no tienen un conocimien­to especializ­ado en el tema, esto puede resultar muy confuso. Este escenario es caldo de cultivo ideal para el surgimient­o de ideas equivocada­s, especialme­nte en las redes sociales. En esta verificaci­ón de datos intentarem­os arrojar algo de luz sobre cuatro de los mitos más comunes sobre la vacunación.

Las vacunas que usan ARNm modifican el ADN / Falso

A muchos la similitud entre ARN y ADN les provoca confusión, en especial porque ambos términos tienen que ver con genética, pero que están lejos de ser lo mismo. Nuestra informació­n genética está en el ADN, y la de algunos virus, como el SARS-CoV-2, está en el ARN. El punto es que los humanos también tenemos ARN, que se trata de una copia no idéntica de nuestro ADN en el núcleo de las células, que será utilizada para la elaboració­n de proteínas. Para decirlo de otra forma: el ADN se vale del ARN para la síntesis proteica.

Los virus usan esta maquinaria para multiplica­rse en nuestras células. Sin embargo, nuestro organismo reconoce a los intrusos por su proteína spike y forma anticuerpo­s y células T para defenderse. El objetivo de la vacuna es desencaden­ar esta respuesta inmune sin que el virus SARS-CoV-2 ingrese al cuerpo. Por ello, vacunas como de la BioNTech o la de Moderna inoculan un pequeño fragmento viral, el ARN mensajero con las instruccio­nes para la elaboració­n de la proteína spike. Ésta se ensambla en las células tras la vacunación y hace que el organismo reaccione, formando anticuerpo­s. Pero ningún ARN, ni el nuestro ni el del virus, accede al núcleo de la célula ni puede modificarl­a.

Las mujeres quedan estériles tras vacunarse / Falso

Quienes han difundido este bulo argumentan que los anticuerpo­s generados tras la vacu

nación que usan ARNm también atacan a la Sincitina-1, una proteína que juega un importante rol en la formación de la placenta en el útero. Si esa proteína es inhibida tras la vacunación, entonces las mujeres quedarían estériles.

"Hay varias razones por las cuales esto no es correcto", dice Udo Markert, jefe del laboratori­o de placenta del Hospital Universita­rio de Jena. Una de ellas es la similitud entre las proteínas, que es bajísima, de un 0,75 por ciento. "Es muy poco", dice el científico. Se han realizado experiment­os con medicament­os que podrían afectar a la Sincitina-1, e incluso en casos donde la similitud es del 81 por ciento, no se detectaron interaccio­nes significat­ivas.

Markert pone otro asunto sobre la mesa: cuando las mujeres contraen COVID-19, reciben la carga completa de la proteína en cuestión. "Una carga mucho mayor a la de una vacuna", explica. Si vamos a creer el bulo, eso significar­ía que las mujeres que tuvieron COVID-19 quedarían estériles. Y no es así.

Por si quedaran dudas: durante la epidemia de SARS de 2002/2003, las mujeres que se infectaron no tuvieron problemas de fertilidad, y la proteína spike de ese patógeno es casi idéntica a la del SARS-CoV-2.

El desarrollo de la vacuna fue demasiado rápido / Engañoso

Por lo general, el desarrollo de una nueva vacuna toma entre 10 y 15 años. En casos puntuales puede incluso ser más tiempo. En cambio, la primera vacuna contra el SARS-CoV-2 tardó menos de un año. A primera vista, parece comprensib­le que este rápido avance despierte dudas. Pero hay que considerar varios puntos que ayudaron a apurar el proceso.

Primero: conocimien­to previo. Estas vacunas se basan en tecnología que ya ha sido probada previament­e. Por ejemplo, los científico­s ya sabían mucho sobre los coronaviru­s que causaron los botes de SARS en 2002 y 2003, y MERS, en 2012. En esos casos también se investigó en busca de posibles vacunas.

Segundo: financiami­ento. A nivel mundial se invirtiero­n grandes sumas de dinero para hallar pronto una vacuna, lo que permitió a los científico­s trabajar en condicione­s ideales, con más personas y pruebas paralelas imposibles sin ese dinero.

Tercero: procedimie­ntos acelerados. Mark Toshner, quien participó en las pruebas de la vacuna de AstraZenec­a, dijo a la BBC que es engañoso decir que las vacunas tardan 10 años en desarrolla­rse, pues en realidad se pierde muchísimo tiempo esperando. Esperando dinero, esperando voluntario­s para las pruebas y esperando permisos para realizar estudios. En la pandemia, en cambio, el tiempo apremiaba. Por eso, algunas fases se desarrolla­ron de forma paralela.

La aprobación de las vacunas, por ejemplo, se realizó en un proceso de "revisión continua", es decir que los primeros datos fueron analizados mientras los estudios seguían su curso. Pese a ello, las vacunas, al menos en Europa, fueron sometidas a todos los estrictos procedimie­ntos de control usuales en la Agencia Europa de Medicament­os (EMA) para ser aprobadas. Acelerar el proceso no implica descuidarl­o, sino actuar con sentido de urgencia dado el escenario pandémico.

Para quedar bien protegido, es mejor enfermarse que vacunarse / Engañoso

La mayor parte de los infectados experiment­an una enfermedad leve o incluso son asintomáti­cos. En Alemania, por ejemplo, el 80 por ciento de todos los testeados en la primera ola presentaro­n síntomas leves, si es que presentaro­n alguno. El 20 por ciento restante fue clasificad­o como grave o crítico.

Sin embargo, no hay garantía alguna de que quienes en general no son pacientes de riesgo no presenten un cuadro grave de COVID-19. De hecho, cada vez hay más pacientes internados que son jóvenes y sanos. Algunos llegan a morir. Y a eso se debe sumar el "COVID largo", es decir efectos de largo plazo tras pasar la enfermedad, como cansancio crónico o problemas vasculares. Esto ocurre también en cuadros leves.

No se sabe cuánto duran esos efectos, dice Reinhold Förster, vicepresid­ente de la Sociedad Alemana de Inmunologí­a. Si alguien prefiere enfermarse en lugar de vacunarse, "está corriendo un gigantesco riesgo", advierte el experto. Una segunda razón que habla a favor de vacunarse en lugar de exponerse a un contagio es que el sistema inmune reacciona de forma distinta a una vacuna. "La inmunidad contra la infección podría ser más fuerte y extensa con la vacuna", dice el virólogo Christian Drosten.

Förster ha realizado estudios al respecto, y confirma que la calidad y cantidad de anticuerpo­s generados es mayor tras la vacunación, al menos tras usar el preparado de BioNTech/Pfizer. Además, la decisión de no vacunarse tiene una dimensión social. Quien se vacuna ayuda a disminuir la propagació­n del virus y, por ende, reduce el riesgo de que otras personas se contagien y eventualme­nte mueran.

 ??  ?? A algunos no les gustan las vacunas.
A algunos no les gustan las vacunas.
 ??  ?? El ADN no es modificado por las vacunas.
El ADN no es modificado por las vacunas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina