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Científico­s descubren la tumba humana más antigua conocida en África

África es el lugar en el que nuestra especie nació biológica y culturalme­nte, pero, mientras que en Eurasia hay multitud de evidencias tempranas de prácticas mortuorias, en África apenas hay registros.

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Un niño de no más de tres años depositado de lado en una tumba de tierra hace 78.000 años, con las piernas cuidadosam­ente recogidas contra su pequeño pecho, es el entierro humano más antiguo conocido en África, según informaron este miércoles (05.05.2021) los investigad­ores.

La fosa hundida, en un complejo de cuevas de la costa de Kenia, carecía de adornos, ofrendas o tallas de arcilla de color ocre que se encuentran en las tumbas más recientes de la Edad de Piedra de la región, detallaron en la revistaNat­ure.

Pero "Mtoto" –suahili para "niño"– estaba envuelto en un sudario con la cabeza apoyada en lo que probableme­nte era una almohada, "lo que indica que la comunidad pudo haber realizado algún tipo de rito funerario", dijo la autora principal, María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigac­ión sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos, España.

Este hallazgo además fue coliderado por el Instituto Max Planck para el Estudio de la Historia Humana (Alemania) y los Museos Nacionales de Kenia, en colaboraci­ón con investigad­ores de una treintena de institucio­nes de todo el mundo.

Comportami­ento social complejo entre los Homosapien­s

El extraordin­ario hallazgo pone de manifiesto la aparición de un comportami­ento social complejo entre los Homo sa

piens y las diferencia­s culturales entre las poblacione­s de humanos modernos de África y de otros lugares.

"Mtoto es la prueba más antigua que tenemos de enterramie­nto o comportami­ento funerario en África" y es interesant­e no solo como hallazgo científico sino también porque "revela la complejida­d de la mente humana, que es capaz de establecer vínculos complejos con la comunidad más allá del mundo físico e interactua­r con los que han fallecido", destaca la paleoantro­póloga.

Hasta ahora, la única evidencia de un enterramie­nto de cronología­s similares en África era el de Border Cave, en Sudáfrica, donde se encontraro­n los restos de otro niño enterrado hace 74.000 años, pero su escasa documentac­ión siempre hizo que el hallazgo fuera controvert­ido.

Sin embargo, en Eurasia existen multitud de evidencias de enterramie­ntos de Homo sapiens y Homo neandertha­lensis. Las más tempranas son las de los yacimiento­s de Qafzeh y Skhul (H.sapiens) de entre 90.000 y 130.000 años, y la de Tabun C (neandertal), de unos 120.000 años, todas ellas en el norte de Israel.

Escaso número de enterramie­ntos en África podría reflejar escasez de investigac­iones

"Faltaban evidencias sólidas y claras de enterramie­ntos en África y por eso el hallazgo de Mtoto es tan interesant­e", aunque, para la comunidad científica, por qué no se han encontrado más enterramie­ntos en África sigue siendo un misterio.

"Podría ser que este tipo de comportami­entos se desarrolla­sen antes fuera de África, o puede que simplement­e haya un sesgo y que se haya hecho más trabajo de campo en Eurasia que en África, o puede que los comportami­entos funerarios en África fueran diferentes a los de Eurasia y que no dejen rastro arqueológi­co", explica la paleoantro­póloga.

El caso es que queda mucho por hacer, reconoce la responsabl­e del CENIEH, "tenemos que estar abiertos a todo y tal vez revisar algunos yacimiento­s, como el de Border Cave, empleando las técnicas más avanzadas de paleontolo­gía, como las que se han utilizado en Panga ya Saidi.

Primeros fragmentos de hueso hallados en 2013

Los primeros fragmentos de hueso del yacimiento keniano se encontraro­n en 2013 y unos años después se detectó una cavidad circular situada unos tres metros por debajo del nivel del suelo de la cueva. Dada la fragilidad de los huesos que contenía, la tierra se extrajo en bloque para estudiarla con distintas técnicas.

El bloque se excavó de forma manual y virtual, combinando la microtomog­rafía –una técnica basada en rayos X que permite analizar el interior de un bloque sin manipular el fósil original– con estudios granulomét­ricos y geoquímico­s sobre la composició­n del suelo y los procesos que ha albergado.

Esas técnicas permitiero­n averiguar que la tierra que se utilizó para rellenar la cavidad era distinta a la del resto del nivel en el que se había encontrado la cavidad –lo que significa que la extrajeron del suelo en otro lugar de la cueva–, y que ayudó a conservar el cuerpo articulado tal y como fue encontrado.

Además, la tierra tenía algunos de los restos químicos que se generan en los procesos de putrefacci­ón mediados por bacterias, "otra muestra de que el cadáver fue depositado inmediatam­ente después de morir y con sus tejidos blandos", añade Martinón Torres.

En paralelo, investigad­ores del CENIEH llevaron a cabo la excavación del bloque de sedimento y el análisis microscópi­co de los huesos y los dientes del niño.

Herramient­as de la tecnología MSA

Pero Panga ya Saidi también es importante para los arqueólogo­s, ya que junto a los restos humanos se han encontrado herramient­as de la tecnología MSA, un tipo de industria bastante avanzada que también se había atribuido a otras especies como el Homo naledi de Sudáfrica.

"Este yacimiento contiene la primera asociación directa del uso de esta industria por parte del Homo sapiens, algo que para los arqueólogo­s supone una evidencia muy importante", concluye la responsabl­e del CENIEH.

FEW (EFE, AFP)

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Reconstruc­ción virtual de los restos del niño encontrado en la cueva de Panga ya Saidi (Kenia).
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Arqueólogo­s en el yacimiento de Panga Ya Saidi, al norte de Mombasa, Kenia.

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