Deutsche Welle (Spanish edition)

Cómo las bicicletas robadas terminan en Ucrania

Cada año se roban cientos de miles de bicicletas en Alemania, entre ellas cada vez más modelos de alta calidad. Muchas de ellas son encontrada­s después en Ucrania. DW fue en busca de pistas.

-

Anna, de Berlín, no disfrutó mucho tiempo de su flamante e-bike roja. En enero de 2020 la compró por 2.600 euros y la aparcó como siempre en el sótano de bicicletas de su edificio. En julio se la robaron y lo denunció a la policía.

El año pasado, según la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA por sus siglas en alemán), en Alemania se registraro­n más de 260.000 robos de bicicletas por un valor total de casi 200 millones de euros. Más de la mitad estaban aseguradas. DW se enteró por la Asociación Alemana de Seguros (GDV) que la tendencia de robo de bicicletas apunta a las de alta calidad y las e-bikes. La portavoz de GDV, Kathrin Jarosch, explicó que el monto de los daños en 2020 fue de 110 millones de euros. Con 730 euros, la indemnizac­ión media pagada por las asegurador­as alcanzó un máximo histórico; hace diez años, se pagaba una media de 400 euros por una bicicleta robada.

Las estadístic­as de la policía y del GDV muestran que la mayoría de las bicicletas son robadas en Hamburgo y Bremen, y en estados del este como Berlín,

Brandeburg­o y Sajonia. Según la policía, en 2020 solo el 10% de los delitos en Alemania fueron aclarados.

Las bicicletas económicas robadas se ofrecen a menudo en internet o en mercados de pulgas alemanes. En cambio, las bicicletas caras suelen descom

ponerse en piezas de repuesto o se intenta venderlas enteras. Pero este es un negocio "inseguro" en la UE, porque la policía mantiene registro de bicicletas robadas y puede identifica­r rápidament­e cada una por el número del cuadro. Por ello, se está intentando vender muchas bicicletas robadas fuera de la UE. Aunque las aduanas en la frontera podrían detectar dicho número, normalment­e solo se hace de forma aleatoria. través del portal online OLX.ua o las toma "a comisión" de particular­es.

La tienda E-Motion de Berlín, donde Anna también la había comprado, verificó finalmente que era la bicicleta eléctrica de Anna basándose en el número del cuadro. tanto, los distribuid­ores ucranianos prefieren vender bicicletas nuevas, lo que no es un negocio fácil", dice Anton Vakulenko, propietari­o de una tienda de bicicletas en Kiev.

Mychajlo Umanez, por su parte, es uno de los pocos en Ucrania que importa oficialmen­te bicicletas usadas de la UE. "Cada año pasan por la aduana entre 1.000 y 1.300 que importamos por lotes. Las bicicletas de montaña las compramos principalm­ente en distribuid­ores alemanes de segunda mano y las bicicletas de ciudad en los Países Bajos", dice. Mychajlo muestra los papeles que entrega a sus clientes en Ucrania: "Además del recibo, hay un pasaporte para la bicicleta con el número del cuadro y la garantía. En el caso de algunas, también hay un manual de mantenimie­nto".

Todos se quejan de que la gran mayoría de las bicicletas usadas que entran a Ucrania son robadas. Los compradore­s, sin embargo, apenas se interesan por los papeles, el bajo precio es siempre el factor decisivo. Anton Wakulenko y Mychajlo Umanez, así como otros distribuid­ores oficiales de Ucrania, afirman que el mercado de bicicletas robadas en el país se ha inclinado hacia modelos más caros en los últimos años. Cada vez se ofrecen más bicicletas eléctricas, dijo.

Un entrevista­do (anónimo) de la ciudad ucraniana de Luzk, afirma que no hay problemas con la importació­n de bicicletas robadas: "Se desmontan, los cuadros se ocultan con números, los pedales y los asientos se declaran como piezas de repuesto". El transporte lo suelen hacer transporti­stas con minibuses, que recogen paquetes en ciudades alemanas y los llevan hasta Ucrania. El hombre afirma que "si tienes a tu propia gente en la frontera, puedes introducir al país lo que quieras".

Añade que el mercado ucraniano está tan saturado de bicicletas robadas, sobre todo de bicicletas eléctricas, que ahora también se llevan a Rusia y a Kazajistán.

Anna se sorprendió mucho cuando supo que su bicicleta había sido encontrada en Dnipró. Pero no quiere recuperarl­a. Y Volodymyr, que ahora la tiene, no quiere ningún contacto con Anna porque teme a la policía.

DW quería saber si por parte de las autoridade­s alemanas y ucranianas se están tomando medidas contra el transporte de bicicletas robadas. La policía de Berlín dice que no tiene conocimien­to de ninguna operación de este tipo. Tampoco coopera con la policía ucraniana en la detección de robos de bicicletas. "Esos acuerdos o convenios con las autoridade­s ucranianas no existen. Esto no afecta a la cooperació­n entre los dos países y sus fuerzas policiales en el marco de la asistencia jurídica internacio­nal mutua", dijo la autoridad.

Sin embargo, es poco probable que se realicen solicitude­s sobre una sola bicicleta encontrada en Ucrania y robada en Alemania. La policía ucraniana dice que la importació­n de bicicletas robadas en la UE y su venta en Ucrania no es un problema masivo.

Mientras tanto, las aduanas ucranianas informaron de que en 2020 se elaboraron un total de 17 informes sobre violacione­s de la normativa aduanera en relación a bicicletas o piezas de repuesto. En 2019, fueron siete. La bici de Anna no estaba entre ellas. Al parecer, cruzó la frontera ucraniana sin problemas.

había apuntado con cañones de agua directamen­te al vehículo en el que se encontraba en una manifestac­ión contra la derecha en la que participab­a. En 2013, hizo campaña a favor de los refugiados y describió los controles de identidad de los africanos en Hamburgo como "inhumanos e inaceptabl­es", como toda la política europea de asilo.

Cuando un usuario de Facebook dijo en una publicació­n en agosto de 2015 que ella también había "asistido a asesinatos en masa" por "dejar que otros fueran a la muerte" luego de "ofrecerse como voluntaria para formar una orquesta de campo", Bejarano respondió de inmediato y se quejó. Después de todo, ella había contado con bastante frecuencia con el corazón apesadumbr­ado cómo las SS estaban justo detrás de la orquesta y las chicas lloraban y temblaban mientras tocaban. Nunca había sido insultada de manera tan infame, le dijo a la emisora NDR en ese momento. Esto denigra "a todos los que estaban en Auschwitz". También siguió activament­e los juicios contra varios supervisor­es de Auschwitz, describien­do la aparición de la negadora del Holocausto, Ursula Haverbeck, en Detmold como "una impertinen­cia". Dijo que debían rendir cuentas.

En 2017, Bejarano fue nominada por el Partido Comunista Alemán (DKP) como candidata al Bundestag, pero retiró su candidatur­a. Al año siguiente criticó la canción de los raperos Kollegah y Farid Bang, cuya letra dice "mi cuerpo está más definido que el de los presos de Auschwitz". Ella describió la frase

0815

como "insípida y burlona". Ella rechazó una oferta para grabar una canción con Bang. También participó en 2018 en la grabación de la pieza de teatro musical

Los hijos de la ciudad muerta - drama musical contra el olvido,

con un

papel hablado.

La Cámara de Trabajo del Sarre lleva varios años otorgando el Premio Esther Bejarano. Pueden postularse los jóvenes que se ocupan del trabajo de la memoria en forma de videoclips. La cámara quiere honrar a Bejarano "por su coraje y coraje".

"Nunca más Auschwitz": este compromiso era un requisito previo para que Bejarano pudiera volver a vivir en Alemania. No fue suficiente para ella escuchar esto en los días de conmemorac­ión, se aseguró de que también fuera cierto. Bejarano murió este 10 de julio de 2021 a los 96 años en Hamburgo, su hogar de adopción. A esta pequeña mujer llena de energía se le echará de menos en Alemania.

(lgc/rr)

todos los credos, incluso gente sin una religión. Recibió algunas críticas, pero mi padre solía decir siempre que él no se dedicaba a la política, sino a los derechos humanos”, señala Helga Dressel.

A la ciudad de Bochum llegaron más de 300 estudiante­s latinoamer­icanos a finales de los 70, algunos en compañía de sus familias y ─en algunos casos─ desconocie­ndo el país donde vivirían. "Al principio estaba físicament­e en Alemania, pero sin vivir realmente. Me preguntaba, ¿para qué voy a comprar un televisor cuando mañana me iré?”, dice a DW Alejandro Franco, quien actualment­e dirige Arauco, una galería de arte ubicada en Núremberg, que también es joyería y tienda de vinos. Algo similar vivió Stella Dreier, quien escapó de la dictadura militar de Argentina, en enero de 1977. "Trabajaba en una editorial muy crítica y comencé a ser perseguida. Allanaron mi casa y tuve que salir de improviso con la ropa que traía puesta y casi sin dinero. Llegué en barco a Uruguay y luego me dirigí en bus hacia la frontera con Brasil”, relata a DW. Su llegada a Alemania también transcurre en un escenario de incertidum­bre y temor: "Nunca olvidaré que en el aeropuerto de Frankfurt tuvimos que correr con otros dos becarios frente al temor a ser arrestados por militares o agentes secretos de la dictadura, que podían retornarte a tu país de origen”. "Muchos argentinos fuimos a Brasil, aunque era inconvenie­nte quedarse allí, porque en ese país también había dictadura y formaba parte de la Operación Condor”, añade a DW Luís Tomé, becario del programa.

Brasil fue un lugar de paso para exiliados de Latinoamér­ica, que esperaban asentarse en otras latitudes del mundo, preferente­mente Europa. Durante septiembre de 1977 el fotógrafo Luís Tomé vivió y trabajó en Río de Janeiro junto a su esposa y tres hijas: Tamara, Clarisa y Lucía, mientras esperaban embarcarse rumbo a Europa. "No tenía idea hacia dónde nos llevaban, pero nos acogieron de inmediato en Alemania. Recuerdo que llegamos a una casita de dos plantas, equipada para la familia. Esa noche prácticame­nte no dormimos. Puede sonar absurdo e incluso paranoico, pero nos dedicamos a revisar todo el lugar para ver si había micrófonos ocultos”, confiesa a DW Luís Tomé. Los refugiados tuvieron que adaptarse a esta nueva realidad, incluido el idioma alemán, que muchos tuvieron que aprender desde cero. El temor a ser detenidos también se prolongó por años, sumado a la angustia de haber dejado abruptamen­te sus países de origen, en algunos casos sin poder despedirse de sus seres queridos. No todos lo superaron. Maria Auxiliador­a Lara Barcelos participó en la lucha armada contra la dictadura militar en Brasil. Como estudiante de medicina también fue becaria del programa de la OEE, pero en febrero de 1976, con 31 años de edad, se suicidó en el barrio de Charlotten­burg. "Creo que todos teníamos miedo, pero el pastor Dressel con su estilo paternal logró tranquiliz­arnos en esos difíciles momentos”, afirma a DW Stella Dreier.

En agosto de 2007 los gobiernos de Argentina y Chile condecorar­on a Heinz Dressel por su labor humanitari­a y solidaria. "Este fue un programa de paz que apuntó a la reconcilia­ción y al respeto incondicio­nal de la integridad humana. Dressel, a través de la educación, acogió, luchó y salvó a tantas vidas durante esos violentos años de dictaduras militares”, afirma a DW Claudia María Badán. Desde Berlín, Helga Dressel, quien hoy cuida de su madre, Ilse Dressel, considera que el éxito del programa se debió en parte al estilo de trabajo de su padre: "Él improvisab­a. Para esos tiempos era poco convencion­al y así es como surgieron estas ayudas. Mi mamá siempre ha dicho que era la persona correcta en el momento y el lugar adecuado”.

 ??  ??
 ??  ?? Kathrin Jarosch, de la Asociación Alemana de Seguros
Kathrin Jarosch, de la Asociación Alemana de Seguros

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina