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España: disputa sobre minas de litio
El litio -también llamado oro blanco- es una de las materias primas más importantes para el cambio hacia la electromovilidad. Pero en los lugares en los que se puede explotar, también hay conflictos.
En Extremadura se está escribiendo un capítulo importante de la política energética europea. Esta región, que hasta ahora era conocida por sus cerezos, su buen jamón y poco más, se está convirtiendo en el centro de atención de los fabricantes de baterías. Extremadura es una vasta extensión de tierra en el oeste de España, con mucha naturaleza y las ciudades de Mérida, Cáceres y Badajoz entre ellas. Los romanos ya dejaron allí sus huellas. Ahora llegan inversionistas como Mario Celdrán.
Junto con otros socios comerciales, quiere construir una cadena de valor completa para células de litio en la región de Extremadura. La empresa se llama Phi4Tech y alimenta las esperanzas de muchos políticos locales y regionales de crear cientos de nuevos puestos de trabajo. Solo en la fábrica de baterías se invertirán 400 millones de euros. Celdrán también ha comprado ya una mina de cobalto en desuso en la frontera con Andalucía. Quiere montar un paquete con células completas con sus ingredientes "Made in Spain".
Las cifras y previsiones hablan por sí solas: en 2019 se extrajeron 77.000 toneladas de litio en todo el mundo. Se prevé que la demanda de este metal se duplique de aquí a 2024. No es de extrañar, porque cada vez más empresas automovilísticas ven su futuro próximo en la electromovilidad.
Debido a la creciente demanda, las empresas mineras ya no se centran únicamente en los principales países productores, Australia, Chile o China, sino también en Europa. Están recibiendo apoyo de la Comisión Europea, que también está impulsando la electromovilidad y la producción de células en la UE con su Pacto Verde.
En este contexto, resultan