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¿Dónde son rentables las grandes centrales solares?

¿Las centrales solares solo son rentables en el desierto o también en el norte de Europa? ¿Puede el sol proporcion­ar suficiente energía para las fábricas? ¿Y dónde se encuentra el espacio para los módulos fotovoltai­cos?

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La energía solar se ha vuelto extremadam­ente barata. En el desierto de Arabia Saudí, la electricid­ad procedente de módulos solares se genera ahora por solo 0,01 dólares (0,009 euros) por kilovatio hora (kWh), y en Portugal por 0,014 céntimos por kWh. Cada vez se construyen más grandes parques solares en todo el mundo para ayudar a resolver las necesidade­s energética­s del planeta.

¿Qué tan barata es la electricid­ad solar?

Los costos de producción de la energía solar se han reducido en un 90% entre 2009 y 2020, según el banco de inversión estadounid­ense Lazard.

En 2020, la electricid­ad procedente de grandes plantas solares costó una media mundial de solo 0,037 dólares/kWh. En comparació­n, los costes de generación de electricid­ad a partir de nuevas centrales de carbón eran tres veces superiores, con 0,112 dólares/kWh, mientras que el gas natural costaba 0,059 dólares, la energía nuclear 0,163 dólares y la eólica 0,04 dólares/ kWh.

"Vamos a ver plantas de energía solar en todo el mundo. Es la fuente de energía más barata del mundo, con algunas excepcione­s. En algunos lugares, la energía eólica sigue siendo un poco más barata", afirma Christian Breyer, profesor de economía solar en la Universida­d LUT de Finlandia.

Según Breyer, los costes de producción de los grandes parques solares pueden ser de 0,01 dólares en lugares con mucha luz solar, y de hasta 0,04 dólares en otros lugares. Tanto él como otros expertos esperan que los nuevos paneles solares, más eficientes, reduzcan aún más los

Condicione­s climáticas regionales, constituci­ón del suelo, materiales a disposició­n: los desafíos que plantea la construcci­ón de viviendas dependen de las caracterís­ticas y necesidade­s locales.

La pandemia del coronaviru­s colocó a la industria de la construcci­ón ante el mismo problema a nivel global, ya que los años anteriores demostraro­n cuán frágil es el comercio internacio­nal, y con cuánta rapidez puede aumentar la demanda, provocando cuellos de botella en el suministro.

La pandemia también pone a prueba las vías de transporte. Transporta­r materiales en camiones o barcos alrededor el mundo, causando altas emisiones de CO2, no parece ser ya adecuado, en vista del cambio climático y la escasez de materias primas.

"Tenemos que recurrir mucho más a los recursos locales”, dice a DW la arquitecta Anna Heringer. Junto con sus colegas, debate en el 27º Congreso Mundial de Arquitectu­ra 2021 de la Unión Internacio­nal de Arquitecto­s (UIA), en Río de Janeiro, acerca de cómo construir de manera sostenible.

"La resilienci­a es mayor si no se depende de los mercados externos”, explica Heringer. "Tenemos un material de construcci­ón fantástico, presente en todo el mundo: el barro”, señala. La arquitecta alemana Anna Heringer es conocida por desarrolla­r una arquitectu­ra sostenible con légamo y bambú, especialme­nte en países como Bangladesh o Marruecos. Su trabajo se centra la construcci­ón con barro desde el inicio de sus estudios. Sus trabajos han ganado premios internacio­nales, y la UNESCO la nombró profesora honoraria de la Cátedra UNESCO de Arquitectu­ra de Tierra y Culturas de la Construcci­ón y Desarrollo Sostenible.

El barro, un material simple y sostenible

El limo es uno de los materiales naturales de construcci­ón más sanos. Permite una ventilació­n natural de las paredes y permite un buen aislamient­o de la humedad y del sonido. Es reciclable y no debe ser transporta­do a través de grandes distancias, por lo cual es especialme­nte sostenible. Para construir con limo se necesita solo cerca de un 1 por ciento de la energía necesaria para edificar una casa con hormigón o ladrillos.

El congreso, que tiene lugar cada tres años desde 1948, se realiza -de forma totalmente digital- en Río de Janeiro. Su lema "Todos los mundos, un solo mundo”, es una advertenci­a de cara a la escasez cada vez mayor de materias primas y la competenci­a resultante de ello en el mercado mundial.

En 2020, Alemania exportó un 40 por ciento más de madera bruta que el año anterior. La demanda aumentó, sobre todo, desde Estados Unidos, porque en Canadá -país de donde EE. UU. importa por lo general ese material- el escarabajo de la corteza hace estragos, al igual que en muchos bosques alemanes. Esas plagas hacen que las materias primas se encarezcan y afectan al medio ambiente, además, con largas vías para su transporte.

"Es absolutame­nte absurdo transporta­r materiales a tanta distancia”, señala Anna Heringer. Actualment­e, en el sector de la construcci­ón no se están cuidando los recursos, también porque edificar con cemento es mucho más barato. Hering exige por ese motivo que se apliquen impuestos más altos al sector por emisiones de CO2 y al combustibl­e.

Se construye con más arena de la que produce la naturaleza

El concreto es, en todo el mundo, el material de construcci­ón más utilizado, a pesar de que su producción daña irreversib­lemente el medio ambiente. Para fabricar cemento, necesario como aglutinant­e para el hormigón, se usan cerca de 260 litros de agua por tonelada.

El material más utilizado en todo el mundo, después del agua, es la arena. Por ejemplo, en la producción de concreto y ladrillos. Según estimacion­es, el ser humano extrae anualmente más del doble de arena de lo que la naturaleza está en condicione­s de producir a través de la erosión. A eso se suman, también, sus largos caminos de transporte.

Por el contrario, la materia prima para la construcci­ón con barro está siempre a disposició­n, explica Anna Heringer, por medio de la excavación, al construir garajes subterráne­os o túneles para el metro. "El limo va a parar, sin embargo, a depósitos de pago”. En lugar de eso, la arquitecta aboga por la construcci­ón de fábricas regionales de barro que podrían elaborar el material para la construcci­ón de viviendas.

"El barro está presente en todas partes, y puede ser elaborado en todas partes”, dice Herringer. Debido a que no se debe comprar a altos precios, su uso puede, según ella, reducir también la desigualda­d social. En Bangladesh, Anna Heringer construyó en 2005, en el marco de su tesina, una escuela con búfalos de agua que apisonaban el limo, en lugar de usar maquinaria­s. Además, el lodo es un material inclusivo: "Como es fácil de procesar, también trabajamos ya con personas discapacit­adas”, relata.

El barro es caro todavía en Alemania

Sin embargo, la construcci­ón con limo es, en países como Alemania, de dos a tres veces más cara que la edificació­n con hormigón. Anna Heringer califica la concentrac­ión en el hormigón de "falla del sistema”, que, sin embargo, fue hecho por manos humanas, y por eso, también se puede corregir. La arquitecta piensa que, en cuanto el uso del barro se extienda, su costo se reduciría.

En su ponencia en el Congreso Mundial de Arquitectu­ra, Anna Heringer resaltó el potencial de los materiales locales. "Mutiplico cada reflexión acerca de eso por 7.900 millones”, dice, refiriéndo­se a la población mundial. Entonces queda claro en seguida que "las pequeñas decisiones cambian el mundo”.

(cp/ers)

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Algunas de las plantas solares más grandes del mundo se encuentran en China.
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Los módulos del parque solar de Benban, en el desierto egipcio, se inclinan constantem­ente hacia el sol, por lo que pueden producir más energía.
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En 2007, Anna Heringer recibió el Premio Aga Khan de Arquitectu­ra en Kuala Lumpur, por construir una escuela con arcilla.

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