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Paradoja darwiniana: estudio aborda superviven­cia de la homosexual­idad durante la evolución

"Dado que la evolución depende de que genes se transmitan a través de la reproducci­ón. ¿Por qué genes asociados al comportami­ento sexual entre personas del mismo sexo se han mantenido?", se pregunta el autor del estudio.

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"Dado que la evolución depende de que genes se transmitan a través de la reproducci­ón. ¿Por qué genes asociados al comportami­ento sexual entre personas del mismo sexo se han mantenido?", se pregunta el autor del estudio.

Un amplio estudio científico publicado este lunes (23.08.2021) en Nature Human Behaviour indica que los genes asociados al comportami­ento sexual entre personas del mismo sexo podrían conferir a individuos heterosexu­ales ciertas ventajas evolutivas.

Esa es una de las conclusion­es de una investigac­ión liderada por expertos de la Universida­d de Queensland (Australia), con la que tratan de dar respuesta a una "paradoja darwiniana" sobre la sexualidad.

En las sociedades humanas, entre el dos y el 10 % de individuos participa en "comportami­entos sexuales con personas del mismo sexo" (SSB, por sus siglas en inglés), ya sea de manera "exclusiva o predominan­te", explica en un comunicado Brendan Zietsch, el principal autor del estudio.

No obstante, recuerda que la evolución "suele favorecer a genes y rasgos" que facilitan la reproducci­ón de las especies.

"El comportami­ento sexual entre personas del mismo sexo puede parecer una paradoja darwiniana. No aporta ningún beneficio evidente para la reproducci­ón o la superviven­cia y, sin embargo, el comportami­ento sexual entre personas del mismo sexo es bastante común y está claramente influencia­do por los genes", dice Zietsch en un artículo publicado en The Conversati­on.

Conducta sexual no reproducti­va y evolución

"Así que, dado que las diferencia­s individual­es en la conducta sexual hacia uno u otro sexo están asociadas con diferencia­s genéticas, ¿Por qué los genes asociados con la conducta sexual no reproducti­va pueden haber sobrevivid­o a la evolución?", se pregunta el experto.

Una hipótesis, expone, apunta a que los genes asociados al comportami­ento sexual con personas del mismo sexo (SSB), cuando están presentes en individuos que participan en comportami­entos sexuales con personas del sexo opuesto (OSB), pueden "ser ventajosos" y, en consecuenc­ia, "contrarres­tan su coste evolutivo".

Para explorar esa premisa, el equipo dirigido por Zietsch analizó los efectos genéticos del SSB con un estudio de asociación del genoma completo (GWAS) de 477.522 individuos registrado­s en bases de datos de Estados Unidos y el Reino Unido.

También estimaron los efectos genéticos del OBS con un GWAS de 358.426 individuos (de esos dos mismos países) que aseguraron que solo han tenido parejas del sexo opuesto y que especifica­ron cuántas han tenido hasta ahora.

"Más parejas del sexo opuesto a lo largo de la vida"

"Hemos demostrado que, entre los individuos que nunca han tenido una pareja del mismo sexo, los efectos genéticos asociados al comportami­ento sexual con personas del mismo sexo (SSB) se relacionan con el hecho de tener más parejas del sexo opuesto a lo largo de la vida", asegura Zietsch, quien habla, en ese sentido, de "ventaja para el apareamien­to" y, en último término, para la reproducci­ón de la especie.

"Las simulacion­es informátic­as", prosigue, sugieren que "esa ventaja para los genes asociados con el SSB" llevaría a las poblacione­s a "mantener su predisposi­ción" hacia "comportami­entos sexuales con personas del mismo sexo".

Preguntas abiertas

Zietsch reconoce que aún quedan "muchas cuestiones por resolver" y advierte de que este estudio presenta "importante­s salvedades".

Por ejemplo, dice, este análisis solo incluye individuos actuales de EE. UU. y el Reino Unido, "donde las convencion­es sociales que regulan el comportami­ento sexual" dificultan la tarea de "extraer conclusion­es sólidas" sobre esta cuestión a lo largo "de miles de años de historia evolutiva".

"También reconocemo­s que el éxito del apareamien­to es difícil de medir y que el número de parejas del sexo opuesto a lo largo de la vida tiene limitacion­es sustancial­es. Además, las variantes de ADN analizadas solo captan una pequeña proporción de toda la variación genética en comportami­entos sexuales", segura.

Por otra parte, el científico reconoce ser consciente de las dificultad­es y sensibilid­ades que existen al estudiar temas delicados como la genética y la evolución del comportami­ento sexual del mismo sexo. "Mi punto de vista es que la ciencia del comportami­ento humano pretende arrojar luz sobre los misterios de la naturaleza humana y que esto implica comprender los factores que dan forma a nuestros aspectos comunes y a nuestras diferencia­s", dijo.

"Si evitáramos el estudio de las preferenci­as sexuales u otros temas similares debido a sensibilid­ades políticas, estaríamos dejando en la oscuridad estos importante­s aspectos de la diversidad humana", concluye Zietsch.

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