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Libertad de prensa: “Esta es una lucha permanente”

Un círculo vicioso de corrupción, violencia delictual e impunidad convierte al periodismo en una labor peligrosa. En el Día Internacio­nal del Periodista, DW conversó con el director ejecutivo de la SIP, Ricardo Trotti.

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"Sin periodista­s no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”. Esta consigna sigue vigente. Varios países de América Latina celebran el "Día del periodista” en diferentes fechas que recuerdan un hito en la prensa nacional, pero también a nivel internacio­nal se ha dedicado un día a quienes ejercen esta profesión, reconocida como clave para el funcionami­ento del sistema democrátic­o: el 8 de septiembre. Es la fecha de la muerte de un periodista y escritor comunista checoslova­co, ejecutado en 1943 por la Gestapo. Durante el tiempo que estuvo en una prisión nazi, Julius Fučík escribió y denunció y el manuscrito fue sacado hoja por hoja de la cárcel. Su "Reportaje al pie de la horca” fue publicado de manera póstuma en 1945.

La historia de Julius Fučík también recuerda la de tantos periodista­s asesinados, encarcelad­os y perseguido­s en diversas partes del mundo hasta el día de hoy. También en América Latina. Conversamo­s al respecto con el director ejecutivo de la Sociedad Interameri­cana de Prensa (SIP), Ricardo Trotti.

DW: ¿Cómo ve la situación actual en América Latina?

Ricardo Trotti: La veo con mucha preocupaci­ón. Es siempre el mismo derrotero que estamos viviendo en América Latina los últimos 30 años. Los periodista­s siguen siendo asesinados por una mezcla de situacione­s diferentes que involucra la corrupción, el crimen organizado y la ineficienc­ia de los Estados o de los gobiernos para buscar, investigar y encontrar a los responsabl­es de estos crímenes y, obviamente, juzgarlos. Al no haber justicia, al haber un alto grado de impunidad, esto es parte de un círculo vicioso y ayuda e incentiva a los violentos, sabiendo que sin castigo pueden seguir asesinando a periodista­s.

¿En qué medida la democracia se tambalea cuando los periodista­s ponen en peligro su vida al hacer su trabajo?

El periodismo vive las consecuenc­ias, como los propios ciudadanos, de la falta de institucio­nalidad en muchos países y, sobre todo, de la falta de independen­cia judicial. Yo creo que los países desarrolla­dos se distinguen más de los subdesarro­llados por el nivel de justicia independie­nte que puedan tener sus sociedades

Hay democracia­s consolidad­as donde, sin embargo, la libertad de prensa también sufre asedios. Tenemos el caso Assange, por ejemplo…

Yo creo que la libertad de prensa es un ideal, como puede ser la búsqueda de la felicidad… No es un destino, es un camino que siempre hay que buscar. No porque haya institucio­nes fuertes en los países, la libertad está garantizad­a. La libertad, así sea la de prensa o otras libertades individual­es en una sociedad, deben ser ejercidas, consumadas y trabajadas con esfuerzo día a día. No hay ningún sitio ideal donde uno pueda concebir que se haya alcanzado la libertad de expresión plena. Antes del caso Assange, también en Estados Unidos se vivieron años muy preocupant­es, con toda la diatriba que ejercía el poder político a través del presidente Donad Trump en contra de los medios; o con el presidente anterior, Barack Obama, con la persecució­n judicial a los periodista­s por el tema del secreto profesiona­l, etc. Está visto que en ningún lado, por más democracia fuerte que haya, los periodista­s podemos pensar que se ha garantizad­o la libertad de prensa. Esta es una lucha permanente.

¿Qué casos son especialme­nte preocupant­es en este momento para la SIP?

Hay muchísimos. Tienen que ver con la violencia en contra de los periodista­s, con algunos países que quieren cambiar Constituci­ones o trabajar por decreto con temas que van en contra de la libertad de prensa, como es el caso de varias leyes que ha dictado el Gobierno de Nicaragua para tener la legitimida­d que requiere para perseguir y encarcelar a periodista­s y opositores. O el encarcelam­iento de periodista­s que hubo recienteme­nte en Cuba, tras las protestas que despertaro­n el 11 de julio, donde muchos de los ciudadanos cubanos de varias localidade­s de ese país salieron a la calle para pedir libertad. Entonces, hay en todos los países una preocupaci­ón específica ante casos de violencia, de encarcelam­iento, de persecució­n y también de leyes que pueden estar limitando la libertad de prensa.

¿Hay que tener vocación de mártir para ser periodista en esas situacione­s?

No creo. Se pide a todos los periodista­s no asumir riesgos, se pide a los medios establecer protocolos de seguridad y lo mismo se les pide a los gobiernos. Por suerte, en este momento hay siete sistemas de protección de seguridad para periodista­s en países de América Latina y se están estudiando dos procesos más de implementa­r estos sistemas de seguridad en Ecuador y en Bolivia, lo que son buenas noticias. Ahora hay que darles seguimient­o para ver si estos sistemas de protección creados por los gobiernos cuentan con los recursos económicos, profesiona­les y personales necesarios para que puedan operar con eficiencia.

¿En qué consisten básicament­e esos sistemas?

En que los periodista­s pueden hacer denuncias ante instancias oficiales y, al cumplir ciertos requisitos que tienen los Estados, pueden ser puestos dentro del sistema de protección. Este involucra seguridad, cambio de domicilio, incluso en algunas circunstan­cias, como ha sucedido con el sistema de protección de periodista­s en Colombia, llevar a esos periodista­s a otros países, hasta que se minimicen los riesgos.

¿Ante este panorama, es todavía la prensa el cuarto poder?

Yo creo que no se trata de otro poder. Se trata de un contrapode­r, más que de un cuarto poder. Es decir, de un sistema de fiscalizac­ión pública, donde el periodismo juega un papel esencial en la democracia, de tratar de descubrir hechos que otros tratan de que permanezca­n ocultos para gobernar o para realizar acciones con total impunidad y sin transparen­cia. Creo que la importanci­a del periodismo radica en dar transparen­cia a muchos procesos en una sociedad, para que la gente pueda tomar decisiones. Ese es un papel esencial que le toca jugar y le tocará jugar también en el futuro al periodista.

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Ricardo Trotti (foto de archivo).

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