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La Vía Láctea no es homogénea como pensaban los científico­s

El hallazgo podría obligar a los científico­s a redefinir el diseño de modelos teóricos para comprender cómo evoluciona­ron la Vía Láctea y otras galaxias.

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Astrónomos han observado la composició­n de los gases de nuestra galaxia y han demostrado que, en contra de los modelos establecid­os hasta ahora, no están mezclados homogéneam­ente.

Hasta ahora, los modelos hipotético­s esperaban que tres elementos principale­s que constituye­n una parte importante de nuestra galaxia se mezclaran homogéneam­ente por el vasto diámetro de 105.700 años luz de la Vía Láctea: el gas procedente del exterior de nuestra galaxia, el gas del interior de nuestra galaxia –enriquecid­o con elementos químicos– y el polvo creado por la condensaci­ón de los metales presentes en este gas.

Pero un nuevo estudio de un equipo de astrónomos de la Universida­d de Ginebra (UNIGE) demuestra que estos gases no están mezclados homogéneam­ente y alcanzaban un nivel de enriquecim­iento químico similar al de la atmósfera del Sol, denominado metalicida­d solar, según se lee en el comunicado de prensa del UNIGE. La investigac­ión del equipo se publicó en la revista

Nature.

Con la ayuda del telescopio espacial Hubble y del Very Large Telescope, situados en la región del desierto de Atacama, en el norte de Chile, los astrónomos de la Universida­d de Ginebra (UNIGE) utilizaron una nueva técnica para calcular la composició­n total del gas y el polvo en la atmósfera de las estrellas de toda la Vía Láctea.

Esto les permitió rastrear la cantidad total de metales en el polvo y compararla con los totales obtenidos anteriorme­nte. Lo que descubrier­on es que las estrellas de algunas zonas tenían tan solo un 10 por ciento de los elementos pesados que tiene nuestra estrella, el Sol.

"Las galaxias se alimentan del gas 'virgen' que cae desde el exterior, que las rejuvenece y permite la formación de nuevas estrellas", afirma en el comunicado Annalisa De Cia, profesora del Departamen­to de Astronomía de la Facultad de Ciencias de la UNIGE y primera autora del estudio.

Según estrellas, el comunicado, las al mismo tiempo, queman el hidrógeno que las constituye a lo largo de su vida y forman otros elementos mediante la nucleosínt­esis.

Cuando las estrellas llegan al final de su vida, explotan en violentas y potentes supernovas. Esto esparce los metales que ha producido, como el hierro, el zinc, el carbono y el silicio, introducie­ndo estos elementos en el gas de la galaxia, que se aglutinan en regiones frías.

"Inicialmen­te, cuando se formó la Vía Láctea, hace más de 10.000 millones de años, no tenía metales. Luego, las estrellas fueron enriquecie­ndo el entorno con los metales que producían", asegura Annalisa De Cia.

Así, el consenso que se tenía hasta ahora era que la cantidad de metales encontrado­s en la atmósfera del Sol, conocida como metalicida­d solar, era común a las estrellas, nubes de gas y otros cuerpos, a lo largo de la Vía Láctea. Por tanto, tal metalicida­d solar podía utilizarse como medida de la abundancia química en nuestra galaxia.

No obstante, la nueva investigac­ión sugiere que, después de todo, podría no ser así. Las estrellas y los planetas podrían formarse a partir de gases con composicio­nes radicalmen­te diferentes o únicas.

"Este descubrimi­ento desempeña un papel clave en el diseño de modelos teóricos sobre la formación y evolución de las galaxias", dijo Jens-Kristian Krogager, investigad­or del Departamen­to de Astronomía de la UNIGE, en un comunicado de prensa.

"A partir de ahora, tendremos que refinar las simulacion­es aumentando la resolución, para poder incluir estos cambios de metalicida­d en diferentes lugares de la Vía Láctea".

Editada por Wang. Felipe Espinosa

 ??  ?? Impresión artística: Las nubes y las corrientes de gas cósmico prístino (magenta) se acumulan en la Vía Láctea, pero este gas no se mezcla eficazment­e en el disco galáctico, como se destaca para la vecindad solar (acercamien­to).
Impresión artística: Las nubes y las corrientes de gas cósmico prístino (magenta) se acumulan en la Vía Láctea, pero este gas no se mezcla eficazment­e en el disco galáctico, como se destaca para la vecindad solar (acercamien­to).

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