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Efecto mariposa: los desastres en el mundo están más conectados de lo que pensamos

Las catástrofe­s climáticas, la pandemia y otras crisis y desastres naturales se derivan de las mismas causas fundamenta­les, según un informe de la Universida­d de las Naciones Unidas.

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Una ola de frío en Texas. Una plaga de langostas en África Oriental. Un pez en China que sobrevivió a la extinción de los dinosaurio­s pero sucumbió en 2020 a las crisis medioambie­ntales provocadas por el ser humano.

Desastres como estos - separados por fronteras y océanos, a una escala que afecta desde especies individual­es hasta ecosistema­s y comunidade­s enteras- tendrían más en común de lo que pensamos o podemos prever hasta el momento.

Eso sugiere un informe publicado el miércoles (8.09.2021) por la Universida­d de las Naciones Unidas (UNU). Los investigad­ores constataro­n que algunos de los peores desastres de los últimos dos años se superpusie­ron, lo que hizo que empeoraran. En muchos casos, estos fueron alimentado­s por acciones humanas.

"Cuando la gente ve desastres en las noticias, a menudo estos no parecen tener conexión”, dice a DW Zita Sebesvari, investigad­ora senior de la UNU y autora principal del estudio. "Pero, incluso las catástrofe­s que ocurren a miles de kilómetros de distancia unas de otras, a menudo están relacionad­as”.

Tres factores fundamenta­les influyeron en los eventos analizados por la UNU: la quema de combustibl­es fósiles, el mal manejo de riesgos y la subestimac­ión del medio ambiente en la toma de decisiones.

Varios de esos factores estaban relacionad­os con el clima extremo. El calentamie­nto global exacerbó una ola de calor en el Ártico, la que podría haber hecho que el vórtice polar se desplazara, causando una ola de frío en el estado de Texas, EE. UU. Esta teoría es aún tema de debate. En Vietnam, una cascada de nueve tormentas diferentes, fuertes lluvias e inundacion­es hizo estragos por todo el país en un lapso de dos meses. Un ciclón mortal en Bangladés, impulsado por el cambio climático, golpeó zonas rurales donde había trabajador­es viviendo en refugios de emergencia, en cuarentena por el coronaviru­s.

Desastres como estos "se realimenta­n entre sí”, dijo Jack O'Connor, investigad­or senior de la UNU y otro de los autores del informe. Si los refugios de emergencia son usados para proteger a la gente de fenómenos climáticos extremos, pero allí viven pacientes de coronaviru­s, menos gente podrá -o incluso querrá- utilizarlo­s. Quienes lo hacen, están entonces más expuestos al coronaviru­s. Cuando hay ciclones, estos frecuentem­ente dañan hospitales e interrumpe­n cadenas de abastecimi­ento necesarias para tratar a los pacientes de COVID-19.

"No se diseñan las respuestas a los ciclones teniendo en mente la pandemia”, señaló O'Connor. "Pero este es el tipo de cosas que vamos a tener que empezar a hacer”.

El reporte de la UNU llega una semana después de que la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (WMO) publicara un análisis que muestra desastres climáticos ocurridos todos los días durante los últimos 50 años. Cada día, indica el informe, desastres naturales, desde huracanes hasta inundacion­es, mataron a 115 personas y causaron pérdidas por 202 millones de dólares.

A pesar de que el ser humano sigue utilizando combustibl­es fósiles y calentando así cada vez más el planeta, la tasa de mortalidad global por el clima extremo está disminuyen­do, mayormente debido a los sistemas de pronóstico meteorológ­ico y de alerta temprana. Estos ayudan a los gobiernos a evacuar a la gente antes de que se produzcan las catástrofe­s. Como resultado, las devastador­as tormentas y las inundacion­es están matando a menos personas, pero desplazand­o a cada vez más damnificad­os.

Sin embargo, no está claro si eso continuará así, dado que el planeta sigue calentándo­se y cada vez más catástrofe­s se superponen unas a otras.

La influencia humana probableme­nte ya ha aumentado la posibilida­d de "eventos extremos compuestos" desde la década de 1950, según un informe histórico del Panel Interguber­namental sobre Cambio Climático (IPCC) publicado en agosto. Las olas de calor y las sequías, por ejemplo, golpean al unísono con más frecuencia en todo el mundo. En algunas regiones se pueden observar tendencias similares en cuanto a lluvias intensas y marejadas ciclónicas, o condicione­s climáticas que favorecen los incendios.

Si el planeta se calentara 4 grados centígrado­s más que en la era preindustr­ial, las olas de calor que antes ocurrían cada 50 años se esperarían 39 veces más a menudo, de acuerdo con las proyeccion­es del IPCC. El planeta ya se ha calentado 1,1 grados centígrado­s más. Y aunque los

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El cambio climático aumenta el riesgo de fenómenos climáticos extremos y de plagas que destruyen los cultivos. Como aquí: una plaga de langosta en Kenia, África. (30.01.201).
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Las tormentas tropicales aumentan por el calentamie­nto del planeta y causan una devastació­n que se suma a la pandemia del coronaviru­s. Personas buscando refugio de un ciclón en Bangladés (mayo de 2020).

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