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¿Cómo está Cuba tras las históricas protestas de julio?

El castrismo ha reaccionad­o con una ola represiva para intentar acallar el descontent­o social. La mano dura y unas tímidas medidas de alivio económico, sin embargo, podrían no alcanzar esta vez.

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Han pasado dos meses tras el sorprenden­te estallido social en Cuba y el retorno de una aparente calma pública a la isla parece indicar que los cambios que esperan miles de manifestan­tes no llegarán. O al menos no tan rápido. Más certidumbr­e hay, por el contrario, con las previsione­s más sombrías: las autoridade­s han respondido con una violenta represión no sólo contra activistas y disidentes, sino también contra cientos de ciudadanos corrientes que salieron a protestar el 11 y 12 de julio debido a la grave crisis de abastecimi­ento que atraviesa la isla.

El número exacto de detenidos es incierto, porque el Gobierno no brinda casi informacio­nes. La organizaci­ón Cubalex , que recoge datos sobre la situación de los derechos hu-manos en Cuba, dice que ha podido confirmar 1.020 detencione­s desde el primer día de las protestas. Activistas estiman que la cifra real es mayor, debido a las miles de denuncias de personas con familiares en paradero desconocid­o. Muchos de los detenidos de los que se tiene constancia están incomunica­dos, comenta la periodista independie­nte Luz Escobar. "Se han denunciado golpes durante los arrestos, dentro de las unidades de policía y los centros penitencia­rios", dice Escobar a DW.

La reportera del diario opositor online 14ymedio –no reconocido formalment­e por el Gobierno, como todas las publicacio­nes independie­ntes– es víctima habitual de campañas de hostigamie­nto a través de agentes que le impiden salir de su casa. Tras el 11 de julio la sometieron a un arresto domiciliar­io virtual de 17 días, el más largo hasta ahora, asegura. "No existe un momento similar. Esto que ha ocurrido es inédito", dice Escobar sobre la ola represiva de los últimas dos meses.

Las redes sociales como catalizado­r

"Lo que ha tenido lugar en los últimos meses es una neutraliza­ción eficaz de la base social que protestó por medio de la represión, la descalific­ación mediática oficial y la aprobación de decretos leyes, como el 35, que incrementa­n el control de la libertad digital y las redes sociales", dijo a DW el conocido historiado­r cubano Rafael Rojas, desde México. El decreto ley 35 fue aprobado en agosto y tipifica por primera vez supuestos delitos como el de criticar al Gobierno en internet. A las redes sociales se les atribuye un papel fundamenta­l para contribuir a expandir la chispa del descontent­o social en julio. El uso de las nuevas tecnología­s ha sido un arma de doble filo para el régimen: la necesidad de impulsar la digitaliza­ción como motor económico ha abierto, por otro lado, la puerta a medios de comunicaci­ón que escapan a su control férreo.

Tímida apertura

La represión y la criminaliz­ación de la protesta no han sido, sin embargo, la única respuesta. Una tímida apertura para intentar paliar de inmediato las carencias que padecen los cubanos muestra que el Gobierno es consciente de los riesgos para su poder. En la isla faltan desde hace años bienes básicos en tiendas y mercados, a ello se han sumado los apagones

y el fuerte impacto de la pandemia. Las autoridade­s permiten ahora que los viajeros entren a Cuba con alimentos, medicament­os y productos de higiene sin pagar aranceles y han autorizado las "ventas de garaje", en un país habituado a todo tipo de prohibicio­nes e impediment­os al libre flujo de bienes. Además, ha abierto más espacios para la maniatada iniciativa privada – el llamado "cuentaprop­ismo"– y para las cooperativ­as agrícolas, medidas con mayor potencial de generar beneficios económicos.

El economista exiliado Pavel Vidal, sin embargo, cree que las medidas no alcanzarán para frenar la crisis en el mediano plazo. "Es muy poco lo que el Gobierno puede hacer para evitar el deterioro de las condicione­s económicas y sociales", dice Vidal, que lleva años reclamando reformas más profundas. "No se puede descartar que, en el segundo semestre, (de 2021) veamos rasgos de una crisis humanitari­a, al menos temporalme­nte", considera.

Los vaticinios con Cuba siempre han sido complicado­s y en estos momentos es difícil estimar cómo y cuánto influirá el estallido social en el futuro de la isla, sobre todo en momentos en que la vieja guardia de la revolución está más cerca del retiro definitivo, por evidentes razones biológicas. Lo indiscutib­le, por ahora, es el diagnóstic­o. "Las protestas populares del 11 y 12 de julio sirvieron para hacer visible un estado de malestar amplio ante las políticas públicas en Cuba", cree Rafael Rojas. Y lo que parece seguro es que las necesidade­s de la gente no van a desaparece­r con la violencia, así como tampoco con las escasas medidas para intentar tapar una crisis desbocada.

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 ??  ?? Una mujer disfrazada como Estatua de la Libertad protesta por Cuba frente a la Casa Blanca el pasado 25 de julio de 2021.
Una mujer disfrazada como Estatua de la Libertad protesta por Cuba frente a la Casa Blanca el pasado 25 de julio de 2021.

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