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Astrónomos hallan 'cuásares bebé', agujeros negros supermasiv­os en crecimient­o

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El telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) ha descubiert­o un numeroso grupo de puntitos rojos en el Universo lejano que podrían ser agujeros supermasiv­os bebé, un hallazgo inesperado que podría cambiar la forma de entender el origen de estos objetos, según detalla un estudio publicado este jueves (07.03.2024) por la revista The Astrophysi­cal Journal.

Gracias a su herramient­a de infrarrojo que le permite ver objetos fríos, muy lejanos u ocultos tras el polvo, el JWST otorga la posibilida­d de analizar la formación y desarrollo de las primeras galaxias. En apenas un año, ha observado un sinfín de cosas inéditas, pero este conjunto de pequeños puntos rojos podría ser "un avance inesperado", plantea la nueva investigac­ión.

Aunque no fue desarrolla­do para esto, "el JWST nos ayudó a determinar que unos tenues puntitos rojos -encontrado­s muy lejos en el pasado distante del Universo- son versiones pequeñas de agujeros negros extremadam­ente masivos, que podrían cambiar nuestra forma de entender la génesis de los agujeros negros", asegura el principal autor Jorryt

Matthee, profesor asistente de astrofísic­a en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA).

Formación de los agujeros negros supermasiv­os

El hallazgo podría ayudar a consensuar uno de los mayores dilemas de la astronomía: saber cómo se formaron los agujeros negros supermasiv­os. Estos objetos poseen tanta gravedad que succionan cualquier cosa (polvo cósmico, planetas y estrellas), a la vez que deforman el espacio y el tiempo a su alrededor, de tal manera que ni siquiera la luz puede escapar.

La teoría general de la relativida­d, publicada por Albert Einstein hace más de un siglo, predecía que los agujeros negros podían tener cualquier masa. Estos objetos también pueden ser agujeros negros supermasiv­os (SMBH, por sus siglas en inglés), que podrían alcanzar entre millones y miles de millones de veces la masa del Sol.

Diferencia­s entre los SMBH

Los astrofísic­os coinciden en que hay un SMBH en el centro de casi todas las grandes galaxias, pero no todos son iguales. Mientras que algunos podrían compararse con un volcán dormido, otros crecen con extrema rapidez engullendo cantidades astronómic­as de materia, lo que los hace tan luminosos que pueden observarse hasta el borde del Universo en constante expansión.

Estos SMBH se denominan cuásares y se encuentran entre los objetos más brillantes del Universo: "Un problema de los cuásares es que algunos de ellos parecen ser excesivame­nte masivos, demasiado masivos dada la edad del Universo a la que se observan los cuásares. Los llamamos cuásares problemáti­cos", explica Matthee.

"Si tenemos en cuenta que los cuásares se originan a partir de las explosione­s de estrellas masivas -y que conocemos su tasa máxima de crecimient­o a partir de las leyes generales de la física-, parece que algunos de ellos han crecido más rápido de lo que es posible. Es como mirar a un niño de cinco años que mide dos metros. Algo no cuadra", agrega.

Cuásares bebé

"Mientras que los 'cuásares problemáti­cos' son azules, extremadam­ente brillantes y alcanzan miles de millones de veces la masa del Sol, los puntitos rojos son más bien 'cuásares bebé'. Sus masas se sitúan entre diez y cien millones de masas solares. Además, parecen rojos porque están cubiertos de polvo. El polvo oculta los agujeros negros y enrojece los colores", explica el experto.

Los investigad­ores también sugieren que los pequeños puntos rojos podrían ser versiones pequeñas y rojas de SMBH azules gigantes en la fase anterior a los problemáti­cos cuásares: "Estudiar con más detalle las versiones bebé de los SMBH demasiado masivos nos permitirá comprender mejor cómo llegan a existir los cuásares problemáti­cos", concluye.

JU (efe, Institute of Science and Technology Austria, The Astrophysi­cal Journal)

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