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Biden o Trump: ¿a quién prefiere China?

- Nik Martin

Contener el auge de China, que ya amenazaba con destronar a Estados Unidos como la mayor economía del mundo, fue una de las principale­s promesas electorale­s de Donald Trump antes de las elecciones presidenci­ales de 2016.

Citando las prácticas comerciale­s desleales de Pekín, que incluían el dumping (o la venta a pérdida)de productos baratos en el mercado mundial, la obstrucció­n del acceso al mercado nacional chino y el robo de propiedad intelectua­l, Trump prometió imponer aranceles a su rival asiático y traer de vuelta a Estados Unidos puestos de trabajo en el sector manufactur­ero.

Las primeras medidas empezaron a entrar en vigor al año de la presidenci­a de Trump. Pekín respondió con sus propias medidas contra los productos estadounid­enses.

Aumenta la presión sobre China con Biden

En 2021, se esperaba que la administra­ción Biden deshiciera la mayoría de los que se considerab­an errores políticos de Trump. Sin embargo, el presidente demócrata se mantuvo firme, mateniendo, e incluso aumentando la mayoría de los aranceles.

Al contrario de Trump, Biden apenas se ha enfrentado a críticas por su manejo de la situación, a pesar de que varios estudios demuestran que los aranceles perjudican a la economía estadounid­ense. El US-China Business Council encontró que casi 250.000 empleos estadounid­enses se perdieron como resultado de la política.

El embargo de chips no frenará las ambiciones de China

El embargo de chips de Biden, anunciado por primera vez en octubre de 2022 y ampliado a finales del año pasado, para incluir los chips de inteligenc­ia artificial (IA) de vanguardia, impide que los semiconduc­tores diseñados por los fabricante­s de chips estadounid­enses se vendan a China.

El embargo no ha hecho sino envalenton­ar a Pekín, que ha comprometi­do 250.000 millones de dólares (230.000 millones de euros), para la producción nacional de chips en la próxima década.

"El embargo de chips y otros productos de alta tecnología está siendo totalmente contraprod­ucente", opina Michele Geraci, profesor de Finanzas en el campus de la Universida­d de Nueva York (NYU) en Shanghái. "China sólo dice: Si no me lo vendes, lo fabricaré yo mismo".

El profesor de la NYU de Shanghái dijo a DW que las inversione­s de China en la producción de chips reducirán la brecha de desarrollo en cuanto al diseño de chips avanzados en unos 5-8 años y, lo que es peor, EE. UU. habrá perdido un mercado de exportació­n clave para sus chips.

¿A quién quiere Pekín en la Casa Blanca?

En cuanto a si China preferiría un segundo mandato de Trump o de Biden, Sacks cree que Pekín preferirá la continuida­d con el demócrata de turno, antes que la posibilida­d de aranceles de hasta el 60 por ciento sobre los productos chinos, con la que amenaza Trump.

"A los chinos no les gustan las políticas de Biden hacia China, pero ya se han imaginado cómo creen que serán los próximos cuatro años. Con Trump, su imprevisib­ilidad les dejó incómodos. Los chinos siguen siendo bastante conservado­res y no les gusta la incertidum­bre", dijo a DW.

Antonio Fatas, profesor de

Economía en la Escuela de Negocios INSEAD, de Singapur, cree que China puede esperar más restriccio­nes comerciale­s estadounid­enses si Biden es reelegido, ya que Washington seguirá tratando de contener las ambiciones económicas y militares de Pekín.

"¿Desaparece­rán estas restriccio­nes en un segundo mandato [de Biden]? Lo dudo. ¿Empeorarán mucho? Posiblemen­te", augura: "Si China suscita problemas relacionad­os con Taiwán o Rusia, eso perjudica los intereses estadounid­enses. Entonces, se producirá un impulso para imponer más sanciones". (ies/rml)

2025 (MiC 2025), con su giro hacia las "Nuevas Fuerzas Productiva­s", Jacob Gunter, del grupo de refiexión sobre China MERICS, de Berlín, tiene una respuesta clara: "El término 'Made in China 2025' asusta a los extranjero­s, así que los chinos ya no lo utilizan. Pero eso no significa que hayan renunciado a este plan".

La tecnología es una "obsesión de Xi Jinping", afirma Gunter. "Es una prioridad clara para él. Y las diez tecnología­s enumeradas en 'Made in China 2025' siguen siendo áreas en las que se centra el capital y los recursos, así como la investigac­ión y el desarrollo". (gg/rml)

es que el crecimient­o en 2022 fue negativo y en 2023 fue inferior a 1 por ciento", señala, refiriéndos­e a datos de distintas industrias.

Al desglosar las estadístic­as, Xu entrega ejemplos de sectores clave. A pesar del sólido desempeño de los ingresos en áreas como los vehículos eléctricos, las baterías de litio y los paneles solares, todo eso en conjunto contribuye solo a 8 por ciento del PIB chino. En cambio, dice Xu, la mayoría de los sectores, incluidos el inmobiliar­io, que constituye en torno a 30 por ciento del PIB, han experiment­ado caídas.

Debido a la falta de credibilid­ad que tienen las cifras económicas oficiales chinas, muchos esperan que la meta de crecimient­o de 5 por ciento para 2024 tenga "un significado más simbólico" que un efecto estimulant­e para la economía. "Sería una señal simbólica de que la economía china no está tan mal y que el gobierno es capaz de enfrentar los desafíos económicos", dice Liu Wan-Hsin, investigad­or del Instituto de Kiel para la Economía Mundial.

Xi busca el equilibrio

En medio de las dificultade­s económicas, las miradas están ahora centradas en las políticas que Pekín podría presentar en estas sesiones. Pero los expertos dudan de que se tomen medidas radicales. "Las ‘dos sesiones' nunca han tenido importanci­a sustancial", dice Xu a DW, añadiendo que las decisiones importante­s realmente las toma el Comité Central del Partido Comunista.

Pero Wang advierte que, sin más intervenci­ón del gobierno en el sector inmobiliar­io, la acumulació­n de deuda y las crecientes pérdidas podrían llevar a gigantes de esa industria a una ola de impagos e incluso quiebras en 2024. Si a eso se suma que la inversión extranjera directa en China cayó en 2023 a su nivel más bajo desde 2020, el escenario se ve poco favorable.

A pesar de todo, es poco probable que las autoridade­s esbocen políticas de mayor apertura hacia la economía global. Los expertos estiman que para Xi la prioridad es la seguridad nacional, incluso más que la economía. El mayor desafío para él es encontrar un equilibrio entre ambos aspectos.

(dzc/rr)

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