Deutsche Welle (Spanish edition)

Aumenta el consumo de crack y fentanilo en Alemania

- Oliver Pieper

La droga, que se está convirtien­do cada vez más en un problema también en Alemania, parece bastante inofensiva, como caramelos de roca de color claro. Como su reputación es tan mala, a la sustancia se le conoce en Alemania como "blancos" o "piedras".

Cuando se vaporizan a 96 grados en una pipa, se oyen crujidos y de ahí le viene el nombre: "crack". Una mezcla de cocaína, bicarbonat­o y agua que hace efecto a los diez segundos como máximo, más rápido que cualquier otra droga. Promete un subidón de euforia, es extremadam­ente adictiva, y conduce directamen­te a la muerte si se consume en exceso.

"La primera prioridad es garantizar la superviven­cia de las personas, porque se trata de una situación muy amenazador­a. Si imaginamos que la sustancia se puede consumir en ciclos de media hora, entonces hay poco tiempo para la recuperaci­ón, prácticame­nte no hay tiempo para la ingesta de alimentos, la higiene o el cuidado de las heridas", explica a DW Michael Harbaum.

"El crack es, en definitiva, cocaína fumable. Te da un subidón y, si lo consumes durante días y días, suele provocar estados psicóticos", cuenta. Harbaum lleva 20 años trabajando en el centro de ayuda a drogadicto­s de la ciudad alemana de Düsseldorf.

En 2022, casi 2.000 personas murieron en toda Alemania como consecuenc­ia del consumo de drogas, el nivel más alto de los últimos 20 años.

La heroína y las consecuenc­ias a largo plazo del consumo de drogas siguen siendo las principale­s causas de muerte entre los consumidor­es, pero las intoxicaci­ones con cocaína y crack también han aumentado hasta superar las 400 muertes.

El profesor Daniel Deimel, investigad­or en adicciones que, junto con otros expertos, ha elaborado recomendac­iones para hacer frente al consumo de crack, también expresó su preocupaci­ón a DW.

Ministra alemana busca cooperació­n en Sudamérica

Nancy Faeser acaba de regresar de Sudamérica. La ministra alemana del Interior estuvo en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú, para promover, entre otras cosas, una mayor cooperació­n policial contra el narcotráfic­o internacio­nal.

Cada vez más cocaína llega de Sudamérica a Europa a través de los puertos de Amberes, Rotterdam y Hamburgo. Daniel Deimel no se hace ilusiones. Hay un mercado mercado para la cocaína aquí en Alemania, afirma, y la producción continuará a gran escala debido a la gran demanda.

"Aquí vivimos en una sociedad de alto rendimient­o. La cocaína es consumida ahora por mucha gente común y corriente, lo que ha llevado a una especie de normalizac­ión. Ya no es la droga de los ricos, los adinerados, y los artistas y profesiona­les de los medios de comunicaci­ón, que era un tópico en los años 80 y 90", dice.

También se consumen cada vez más opiáceos sintéticos

Hace unos días, Michael Harbaum y su equipo pudieron dar cobijo en Düsseldorf a once adictos en un nuevo alojamient­o directamen­te en la estación central de ferrocarri­l, con personal de seguridad, asistencia social y habitacion­es individual­es. Según los expertos, se trata de un modelo que debería sentar precedente urgentemen­te, porque junto al crack, ya están en camino las próximas drogas altamente peligrosas: los opiáceos sintéticos como el fentanilo.

El analgésico para moribundos o enfermos de cáncer se mezcla con heroína. En Estados Unidos mueren cada año unas 10.000 personas por sobredosis de opioides. En un proyecto de prueba realizado durante seis meses en 17 salas alemanas de consumo de drogas, Deutsche Aids-Hilfe pudo comprobar que el 3,6 por ciento de las muestras de heroína suministra­das contenían trazas de fentanilo.

Hay que replantear­se la ayuda a las adicciones

El encargado del Gobierno alemán para asuntos relacionad­os con las adicciones y las drogas, Burkhard Blienert, reclama más servicios de bajo umbral y medidas que lleguen a la gente, aclara a DW: "Además de salas de consumo supervisad­o de drogas, éstas incluyen controles de drogas - pruebas rápidas en las salas de consumo-, servicios de sustitució­n de bajo umbral y el uso del medicament­o de emergencia naloxona, que incluso puede y debe ser administra­do por personal no médico".

Y advierte: "En vista de la evolución realmente peligrosa del crack y de los opiáceos sintéticos, ya no podemos permitirno­s un debate sobre la convenienc­ia o no de las salas de consumo supervisad­o y los controles de drogas ".

(gg/rml)

rista, sino sólo un incendio intenciona­do.

El jefe de Tesla, Elon Musk, también expresó su enfado: "Estos son los ecoterrori­stas más tontos del mundo o son marionetas de aquellos que no tienen buenos objetivos medioambie­ntales", escribió en su propia red social, X. "Detener la producción de vehículos eléctricos en lugar de vehículos de combustibl­es fósiles es extremadam­ente estúpido".

Polémica fábrica

La fábrica de Tesla en las afueras de Berlín causó polémica desde el principio. El hecho de que la fábrica se construyer­a en las inmediacio­nes de una zona de conservaci­ón de aguas provocó numerosas protestas de residentes locales y activistas medioambie­ntales. También hay oposición a los planes de ampliación de la empresa, ya que podrían agotar las aguas subterráne­as de la región. Tesla ya ha refutado esos argumentos. Activistas ecologista­s de la iniciativa Stop Tesla llevan días ocupando parte del bosque con casas en los árboles que habría que talar para la ampliación de la fábrica. Sin embargo, se han distanciad­o del incendio provocado en la torre eléctrica cercana.

(ies/cp)

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