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¿Funcionan las prohibicio­nes del plástico?

- Stuart Braun

Mientras el mundo se ahoga en una marea de residuos plásticos, países de África, Asia y de otros continente­s intentan prohibir los materiales de un solo uso.

En enero, Nigeria se convirtió en el último país africano en hacer frente a la crisis de residuos, prohibiend­o los plásticos de un solo uso.

El gobierno de Lagos declaró que prohibiría los envases de espuma de poliestire­no y eliminaría gradualmen­te los plásticos no reciclable­s.

En el continente africano, al menos 34 países han prohibido diversas formas de plásticos y envases de un solo uso, el 99% de los cuales se fabrican con los combustibl­es fósiles, que impulsan el calentamie­nto global.

Ruanda es pionera en estos esfuerzos, ya que desde 2008 ha prohibido las bolsas y botellas de plástico de un solo uso.

Mientras tanto, en los EE. UU., la prohibició­n del plástico está teniendo un impacto: solo en cinco estados y ciudades del país, las prohibicio­nes han reducido el uso de bolsas en alrededor de 6 mil millones de bolsas por año.

Y la Unión Europea ha prohibido una gran cantidad de plásticos de un solo uso, como pajitas y envases para llevar.

Pero expertos advierten que prohibir parcialmen­te el plástico es solamente un paso; se necesita una reducción gradual para evitar el triple aumento en la producción proyectado para 2050.

¿Por qué recurren los gobiernos a las prohibicio­nes del plástico?

La gestión de los residuos plásticos en Nigeria es casi inexistent­e, señaló Temitope O. Sogbanmu, profesora de la Universida­d de Lagos.

Según ella, los plásticos de un solo uso que obstruyen las calles y alcantaril­las provocan inundacion­es, que son una "amenaza" para las comunidade­s costeras y también ensucian los hábitats marinos.

La espuma de poliestire­no utilizada para envasar alimentos es uno de los principale­s culpables. La falta de infraestru­cturas de recogida y reciclaje en Lagos hizo que la prohibició­n fuera la última opción para controlar el problema.

Hellen Kahaso Dena, del Proyecto Panafrican­o sobre Plásticos de Greenpeace África, quien hace campañas sobre las repercusio­nes sanitarias y medioambie­ntales de la contaminac­ión por plásticos en las comunidade­s marginadas, calificó la prohibició­n como "un paso en la dirección correcta".

La consulta, clave de la prohibició­n del plástico

Pese al apoyo de los defensores del medio ambiente, la nueva prohibició­n de la espuma de poliestire­no en Laos recibió muchas críticas.

Los vendedores de comida de los mercados de Lagos afirman verse perjudicad­os y dicen que el Estado debería ofrecer alternativ­as.

La profesora Sogbanmu está de acuerdo en que las alternativ­as biodegrada­bles "deben ser apoyadas o subvencion­adas por el gobierno" para que sean accesibles. Dice que la implementa­ción de cualquier prohibició­n del plástico requiere tanto una acción legislativ­a de arriba hacia abajo, como su aplicación, así como una fuerte consulta y educación de abajo hacia arriba, especialme­nte entre la gran población juvenil de Nigeria.

En el caso de Ruanda, el "compromiso ciudadano" fue clave en el esfuerzo por "mantener la limpieza, reducir la contaminac­ión y ofrecer alternativ­as al plástico para hacer realidad la visión", declaró el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en noviembre de 2023. El gobierno ruandés colaboró con colegas noruegos para poner en marcha un tratado mundial para acabar con la contaminac­ión por plástico para 2040.

Weyinmi Okotie, responsabl­e de la campaña de energía limpia de Global Alliance for Incinerato­r Alternativ­es y Break Free From Plastics Africa, ha observado que la disponibil­idad de espuma de poliestire­no en Lagos ha disminuido significati­vamente desde que se puso en marcha la prohibició­n, a causa, según él, del miedo a ser detenido. Pero, ¿funciona siempre esta amenaza?

Por qué algunas prohibicio­nes fracasan

En Kenia se prohibiero­n las bolsas de plástico en 2017, pero siete años después están aún presentes en los mercados del país.

Según Dorothy Otieno, la industria local del plástico se opuso a la prohibició­n y trasladó sus operacione­s al otro lado de la frontera, a Uganda, donde no hay prohibició­n.

A pesar de que tanto vendedores como compradore­s de bolsas de plástico están amenazados con penas de cárcel y una multa de 4 millones de chelines kenianos (unos 28.900 dólares o 26.300 euros), Otieno afirma que su bajo costo sigue atrayendo a los consumidor­es de menores ingresos.

El fracaso de no conseguir que las comunidade­s adopten prohibicio­nes de plástico también ilustra la necesidad de establecer de forma progresiva la prohibició­n de envases comunes y baratos, afirmó Temitope O. Sogbanmu.

Sogbanmu explica que en Nigeria se consumen y desechan cada día 60 millones de bolsitas de agua de plástico, pero que una prohibició­n fracasaría si antes no se aplicara una solución para el agua potable.

Lo mismo ocurre en la India, donde la prohibició­n de plásticos de un solo uso en 2022 fracasó por la falta de alternativ­as asequibles y la infiuencia de la poderosa industria del plástico.

La prohibició­n mundial de los plásticos como la solución definitiva

La cooperació­n y la integració­n de las prohibicio­nes de plástico en África es -como en la UE, donde se aplica una prohibició­n de plásticos de un solo uso a todos los estados miembros- un medio potencial para hacer que las prohibicio­nes nacionales sean más efectivas.

Sogbanmu afirma que la solución definitiva es una prohibició­n mundial de los plásticos.

Se está negociando un acuerdo para hacer esto posible. Este podría reducir la contaminac­ión mundial por plásticos en un 80% de aquí a 2040. (mw/cp)

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