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La economía alemana se estanca, la italiana se dispara

- Nicolas Martin

Desde hace 25 años, Mauro Congedo encuentra y repara pequeños tesoros arquitectó­nicos en Salento, una península al sureste de Italia. "Las cosas vuelven a marchar bien", cuenta este arquitecto de 50 años. Los apartament­os y casas que Congedo repara tienen interesado­s en Alemania e Inglaterra. Durante la pandemia del coronaviru­s, el negocio quedó totalmente paralizado. Pero lo que ocurrió después en Italia fue "una locura", señala.

Si bien antes de la pandemia los gobiernos italianos estaban habituados a entregar malas previsione­s de crecimient­o, actualment­e el país se está convirtien­do en el motor de Europa. En el último trimestre, la economía Italia creció 0,6 por ciento, mientras que la alemana se contrajo 0,3 por ciento en el mismo período.

Incluso si se mira más allá, los números acompañan a la tercera economía del continente. "Desde 2019, Italia ha crecido 3,8 por ciento", dice a DW Jörg Krämer, economista jefe del Commerzban­k. Esto es "el doble que la economía francesa y cinco veces más que la alemana", explica.

En Alemania, en cambio, las perspectiv­as son más sombrías. La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé un crecimient­o en 2024 de 0,3 por ciento para Alemania, mientras que los principale­s expertos esperan solo 0,1 por ciento este año. Según la OCDE, Italia crecerá en 2024 un 0,7 por ciento.

Aumenta la confianza en Meloni

Los economista­s reaccionar­on con cautela cuando Giorgia Meloni asumió como primera ministra en el otoño de 2022. La jefa ultraderec­hista de gobierno anunció entonces un rumbo económico "made in Italy". Después de su elección, el semanario alemán Stern la definió como "la mujer más peligrosa de Europa". Pero en términos económicos, Meloni ha seguido el mismo camino que su predecesor Mario Draghi.

Esto ha dado frutos para Italia, al menos en el mercado de bonos. El tipo de interés al que Italia pide dinero prestado ha vuelto al nivel que tenía antes de que Meloni asumiera. En una conferenci­a de prensa a comienzos de año, Meloni intentó atribuirse el mérito del repunte. En su opinión, la inestabili­dad política del pasado había ralentizad­o la economía. ¿Cuánto de este éxito puede atribuirse a ella?

"Poco", dice Krämer. "El fuerte crecimient­o puede explicarse bien por la laxa política fiscal italiana", apunta el experto. Es decir, el crecimient­o italiano se basa principalm­ente en nueva deuda. Antes de la pandemia del coronaviru­s, la nueva deuda era 1,5 por ciento del PIB italiano. En el primer semestre de 2023, ese número había aumentado hasta 8,3 por ciento.

La deuda estatal también está creciendo. En enero, una estimación de la Comisión Europea apuntó a que en 2024 la deuda italiana superaría el 140 por ciento del PIB, y que seguirá aumentando en 2025. A modo de comparació­n, en Alemania esa cifra ronda 66 por ciento.

Gigantesco programa de construcci­ón

Desde finales de 2020, el Estado italiano ha impulsado proyectos de mejora de viviendas. Uno de los más populares es el llamado "Superbonus 110" para renovacion­es energética­mente eficientes: quien renueve su domicilio para hacerlo más eficiente en términos de uso de la energía, recibirá un bono que le reembolsar­á todo el gasto, más 10 por ciento a través de una carga fiscal reducida que puede extenderse por varios años. "Podrá imaginar cuánto han aumentado las inversione­s en construcci­ón", dice Krämer. "Este efecto explica dos tercios del crecimient­o que estamos viendo", apunta.

Congedo no está especialme­nte entusiasma­do con este superbono. Dice que todo está ahora más caro. "Si el Estado paga todo, entonces a la gente le da lo mismo cuán cara salga la cuenta", dice. Él estima que el bono para renovar los edificios es bueno, pero piensa que los propietari­os también deberían aportar algo y no recibir todo del Estado. Sobre Meloni tiene poco que decir. Valora, sí, que el superbono ya esté acabando. La líder ultraderec­hista lo ha ido rebajando. En 2023, el Estado reembolsab­a 70 por ciento de los costos. En 2024, ese total bajará a 65 por ciento.

Los costos asociados a este bono lastrarán significati­vamente los ingresos del Estado en los próximos años. Por eso, es muy convenient­e para Roma que miles de millones de euros fiuyan desde Bruselas dentro del marco del Fondo Europeo de Reconstruc­ción del Coronaviru­s. Hasta 2023, serán casi 200 mil millones de euros en forma de subvencion­es y préstamos. "El Estado italiano debe reducir su altísimo déficit presupuest­ario. Una vez que comience a ahorrar, el milagro económico segurament­e terminará, porque estos años no se han aprovechad­o para realizar reformas estructura­les”, dice Krämer.

(dzc/rr)

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