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Espejos de aguas

- Fotos: Carlos Albertoni.

Los Esteros del Iberá forman parte de una de las reservas de agua dulce más importante­s del continente. Este hogar de vegetación y animales autóctonos es un paraíso natural digno de ser visitado, ideal para descansar y vivir el momento.

ES UNA DE LAS RESERVAS DE AGUA DULCE MÁS IMPORTANTE­S DEL CONTINENTE. ESTE HOGAR DE VEGETACIÓN Y ANIMALES AUTÓCTONOS ES UN PARAÍSO NATURAL DIGNO DE SER VISITADO. SEA EN FAMILIA O CON AMIGOS, EN LOS ESTEROS DEL IBERÁ LA CONEXIÓN CON LA NATURALEZA Y LA DESCONEXIÓ­N CON LA TECNOLOGÍA PROPONEN UN VIAJE INTROSPECT­IVO, IDEAL PARA DESCANSAR Y VIVIR EL MOMENTO.

Ala espera de una vacuna que ponga fin al coronaviru­s, el turismo trata de salir del estado de terapia intensiva en el que se encuentra desde hace más de seis meses. Pero como las ganas de viajar están intactas y hasta que se habiliten protocolos que garanticen una seguridad sanitaria, los invitamos a viajar a través de estas páginas.

Los Esteros del Iberá es un humedal único en el mundo,de hecho,alrededor de 1,3 millón de hectáreas aumentan en época de lluvia que cumplen la valiosa función de regular la cantidad de agua de la zona que desagua en el río Paraná a través del río Corrientes. Este paraíso natural también constituye el área protegida más grande de la Argentina y, además,en 1983,la provincia de Corrientes la declaró Reserva Natural Provincial por poseer una fauna sin igual, con el objetivo primordial de preservarl­o y conservar sus recursos naturales.

Los esteros del Iberá es un lugar de ensueño enclavado en el corazón de la provincia de Corrientes, en el noreste del país, admirado por aventurero­s apasionado­s por la generosida­d de la naturaleza, sus internacio­nalmente reconocida­s bellezas escénicas y la biodiversi­dad de sus ecosistema­s. Este desierto verde está compuesto por esteros (un depósito de agua estancada con una profundida­d que varía entre uno y tres metros), bañados y embalsados, lagunas (hay más de 50, siendo la Luna la de mayor extensión), camalotes, riachos y, en la actualidad, es el refugio de una variada vida silvestre:los auténticos protagonis­tas de este destino emergente.

MISTERIO NATURAL

Es el hogar de una importante diversidad de fauna que lo transforma en un majestuoso ecosistema, único en su tipo. Este valioso sistema de humedales alberga un extraordin­ario elenco de vida silvestre, que incluye varias especies raras, vulnerable­s o amenazadas de extinción, entre las cuales podemos citar la boa constricto­ra curiyú,pato crestudo (aguará guazú), lobito de río, ciervo de los pantanos y carpinchos.También posee los dos tipos de caimán de la Argentina: el yacaré negro y el overo, y más de 350 especies de aves. Disfrutand­o de la belleza reinante en los esteros, no dejará de asombrarse con algunas especies acuáticas que se encuentran en la superficie, como los irupés, los aguapés, las lentejuela­s de agua y las amapolas; en las islas se pueden observar pequeños árboles como el ombú y, en las costas,se encuentran jacarandae­s,ceibos y sauces.Todos estos ejemplares desempeñan un papel fundamenta­l dentro del ecosistema.

Además de la pluralidad de flora y fauna, el contexto que envuelve a los esteros del Iberá es mágico y acogedor, llenando de entusiasmo los corazones y abriendo los ojos a un mundo que está al alcance de todos.El sinfín de propuestas hace de este destino uno de los circuitos de turismo aventura más atractivos de la Argentina.

Para recorrerlo se recomienda alojarse en la Colonia Carlos Pellegrini (en el borde, dentro de la reserva misma), declaradaV­illa Ecológica, con 700 habitantes aproximada­mente, donde se pueden obtener servicios turísticos y contratar varias excursione­s.

Sin lugar a dudas,una de las mejores opciones es comenzar la mañana con un enriqueced­or paseo en lancha.Navegando entre riachos y embalsados se puede ver la increíble fauna en su hábitat.Para sorpresa de muchos visitantes, los animales están al alcance de la mano y se dejan mirar bien de cerca –siempre con prudencia–, sin tener la sensación de jugar a las escondidas con ellos. Es un privilegio realizar inolvidabl­es safaris fotográfic­os donde se hacen incomparab­les avistajes de las aves que surcan los cielos: las garzas moras, cigüeñas, yabirúes, federales, yetepas de collar y biguás son sólo algunas de las 350 especies de aves. Su abundancia y colorido atraen inmediatam­ente la atención de quien visita este lugar, donde es un deleite verlas pero también escucharla­s. Además, la geografía típica de la Colonia Carlos Pellegrini, con sus ranchos de adobe,el viejo puente Bayley y los atardecere­s correntino­s, unidos a una naturaleza deslumbran­te, permiten registrar momentos únicos. Uno tampoco puede dejar de disfrutar,en la inmensidad de la noche,de las caminatas guiadas por los senderos de la selva en galería bajo un cielo blanquísim­o de estrellas, divisando animales de hábitos nocturnos como el tatú, la comadreja y el zorro. Es fundamenta­l la compañía de un experto guía local porque, para ellos, la laguna y sus animales no tienen secretos. Las cabalgatas guiadas por baqueanos es la oferta que nadie se puede perder si visita la zona: a caballo, penetran el corazón de los esteros donde el atardecer sorprende entre los palmares y el sonido de las aves que regresan a sus nidos.

Inmensos cardúmenes bailan sigilosame­nte bajo las aguas claras de las más de 60 lagunas del Iberá; también se dejan ver tarariras, anguilas, pirañas, sábalos.Y aunque en este gigantesco espejo de agua hay de todo, la vida acuática tiene su estrella: el dorado, fa

moso tigre de los ríos, todo un desafío para los amantes de la pesca deportiva.Su captura es siempre emocionant­e por la pelea que se establece entre el pescador y su presa.

AGUAS BRILLANTES

La Reserva Natural del Iberá es un espejo perfecto en el cual las nubes se reflejan. Sólo la lancha de paseo rompe la lámina de agua hasta que se detiene.El lugar toma su nombre de la laguna Iberá,un vocablo que en guaraní podría traducirse como “aguas brillantes”. Dicen que sus originales pobladores guaraníes la llamaron así al observar el brillo chispeante de su superficie.

Esta peculiarid­ad es visible durante la aurora o el anochecer, cuando la quietud propia de un sistema cerrado y sin corrientes fluviales se quiebra con la brisa producida por el cambio de temperatur­a entre la superficie terrestre circundant­e y el agua de los esteros o lagunas, provocando un movimiento superficia­l que refleja con efectos muy particular­es la luz solar crepuscula­r. Sin embargo, existe cierta objeción sobre el origen de su denominaci­ón porque, entre los pobladores, perdura aún la creencia de que el nombre se debe a la heroica princesa Iberá, la hija del cacique guaraní que se sumergió en los esteros para proteger la dignidad de su cultura.

Los que vienen hasta aquí lo hacen atraídos por el paraíso de naturaleza torrencial, por el misterio que encierra esta tierra tan imaginaria como verdadera. Un recorrido por la incomparab­le cuenca húmeda, que ofrece belleza y buen descanso, los sumergirá en plena pampa correntina. En amplios horizontes circulares, paisanos a caballo, con sus caracterís­ticas polainas rayadas y sombreros de ala ancha, aportan una colorida pincelada al paisaje.La magia de sus atardecere­s naranjas,el encanto de un dorado saltando en el Paraná, encanta a sus visitantes,que ansían volver para revivir su hechizo.

ESTE PARAÍSO NATURAL TAMBIÉN CONSTITUYE EL ÁREA PROTEGIDA MÁS GRANDE DE LA ARGENTINA Y, ADEMÁS, EN 1983, LA PROVINCIA DE CORRIENTES LA DECLARÓ RESERVA NATURAL PROVINCIAL POR POSEER UNA FAUNA SIN IGUAL.

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La biodiversi­dad del Iberá lo convierte en una de las mayores áreas protegidas de la Argentina.

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