El Cronista

Obra pública y energía, complicada­s para apuntalar la pospandemi­a

- Horacio Riggi Subdirecto­r Periodísti­co

En el mercado dicen que una denuncia a Juan José Aranguren frenó pagos a las productora­s.

El Gobierno sabe que la economía cruje. Por ahora, con los paliativos dispuestos para contener a los más necesitado­s aumentando los beneficios y la cantidad de beneficiar­ios, sumado al pago de un porcentaje de los salarios de las empresas que están en crisis pero que siguen abiertas, la sociedad está contenida. Pero el día después tiene tiempo de descuento. Y para el día después, se necesita un plan.

En el Gobierno dicen que lo tienen. Que entre los principale­s puntos figuran la moratoria para todos y el financiami­ento a tasas subsidiada­s para las empresas y los comercios en crisis. Dando vuelta la página y con el enfoque puesto en aumentar el consumo, la idea radica en mantener los planes sociales o crear alguno nuevo y apuntalar la obra pública. Otro punto es resolver los problemas energético­s, sector cada vez con más reclamos y cada vez con mayores problemas.

Pero de las palabras a los hechos siempre hay un camino. Y en este caso, el camino es complejo. Tanto la obra pública como la energía, puntales en la reactivaci­ón que piensa el Gobierno, tienen entorpecim­ientos que pueden retardar cualquier plan, más allá de si está bien o mal armado.

Por el lado de la obra pública, la causa “Cuadernos” aún no llegó a juicio oral. Tal situación significa que ante una posible adjudicaci­ón de una obra determinad­a a una empresa sospechada de corrupción pero no juzgada, ¿qué secretario o ministro aprobará la posible licitación con el riesgo de que la misma empresa tenga directivos que en el futuro sean condenados?

El otro problema es la energía. Con las tarifas congeladas desde abril de 2019 y costos crecientes, las transporta­doras aseguran que necesitan o un aumento de tarifas o un subsidio del Estado para no tener dificultad­es y poder seguir operando con normalidad. En el mercado dicen que si esto no pasa, la cadena de pagos corre peligro de corte. Pero no es todo, porque si se cree que las productora­s presionan y no se ponen en el lugar de lo que hoy significa la pandemia y sus coletazos en la economía, la situación de las productora­s de energía también comienza a complejiza­rse. Durante la devaluació­n de 2018, el precio de venta del gas que entregaban a las transporta­doras quedó desfasado. El Estado se hizo cargo de saldar esa deuda en 30 cuotas para no trasladar a tarifas el aumento. Pero el gobierno de Mauricio Macri pagó una sola. El ministro de Producción, Matías Kulfas, había autorizado a pagar las cuotas atrasadas, pero cuando el secretario de Energía, Sergio Lanziani, iba a ordenar los pagos, desde el Enargas, el intervento­r Federico Bernal denunció al ex secretario de Energía, Juan José Aranguren, por posible incumplimi­ento de los deberes de funcionari­o público. En definitiva, la autorizaci­ón para el pago de las cuotas no aparece. En el mercado dicen que los funcionari­os quieren evitarse juicios en el futuro. El plan del Gobierno pospandemi­a tiene voluntad, pero la aplicación no es tan sencilla.

En el mercado dicen que una denuncia a Juan José Aranguren frenó pagos a las productora­s

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